Pedro Jaque: El líbero que pudo aportar con su  liderazgo en el Colo Colo de la quiebra

Jaime Pizarro había asumido en Colo Colo en diciembre de 2001, semanas antes que el conjunto albo fuera decretado en quiebra el 23 de enero de 2002. AL DT le habían informado de los jugadores con los que contaría de ese 2001. Casi nadie. También sabía los que volverían de sus préstamos, los juveniles que podrían ascender y los porfiados que querían quedarse en el club, pese a que les habían pedido que firmaran su despido y pasaran a la nómina de acreedores. En esa última lista estaban el portero uruguayo Claudio Arbiza y el líbero argentino Fernando Gamboa, dos pesos pesados del Atlántico, exseleccionados de sus países.

El DT Jaime Pizarro casi que trabajaba en negro. El delantero Héctor Tapia había decidido quedarse para ser el capitán en 2002, pero a los pocos días partió. El veterano Marcelo Barticciotto, que había pensando en el retiro en 2001, decidió quedarse para ayudar desde el camarín. Antes debió demandar al club para que se formalizara la lista de acreedores en la quiebra. El éxodo era masivo. Jaime Pizarro iba a necesitar muchos jóvenes, pero por sobre todo un par de caudillos para guiarlos.

Con Marcelo Espina, Marcelo Barticciotto y, en menor medida, Raúl Muñoz confirmados, necesitaba certezas del futuro de Arbiza, Gamboa y Tapia. Finalmente los tres se irían y empezaría a correr la humilde lista de refuerzos del Kaiser. Tres nombres eran los primeros en aparecer: Paolo Vivar, Joel Reyes y Pedro Jaque.

A Paolo Vivar lo había seguido con su compadre Juvenal Olmos desde que ambos trabajaban en las Inferiores de Universidad Católica. Había sido seleccionado chileno de Nelson Acosta en 1998 y endiosado innumerables veces por Eduardo Bonvallet en TV, uno de los amigos con que Olmos hablaba de fútbol en su formación como DT. El 2001 había jugado, no sin polémicas, en Cobreloa y era muy accesible para los albos.

Con el tiempo Jaime Pizarro se dio cuenta que el 2002 no era para jugar con punteros abiertos, ni mucho menos con tres delanteros. Su primera fórmula fue Héctor Tapia con Chamagol González, seguidos muy de cerca por Mario Cáceres e Ignacio Quinteros, quien finalmente se quedaría con el puesto de Tapia. También estaba Jun Cabeza y luego llegaría Ricardo Queraltó y Nicolás Tagliani. El pequeño delantero Gonzalo Fierro de a poco se iría a la orilla, lo mismo que hubiera pasado con Paolo Vivar, quien seguramente iba a terminar peleando el puesto de lateral volante izquierdo con Alonzo Zúñiga y Rodolfo Madrid. En 2003 llegaría el zurdo Luis Díaz y justamente sufriría ese mismo destino. En 2002 Paolo Vivar terminaría jugando en Unión San Felipe y volviendo a la Roja en la primera nómina de Juvenal Olmos en 2003.

Lo de Joel Reyes desde Santiago Morning se cerraría pronto, sobre todo tras la negativa evaluación de Sergio Chocolatito Fernández y el paso definitivo de Rodolfo Madrid desde el mediocentro hasta el lateral en lugar de Alonzo Zúñiga, uno que venía como fijo desde el campeón Wanderers y que se terminaría durmiendo en los laureles. Joel Reyes, seleccionado de Nelson Acosta en 2000 y 2001, aportaría algo de experiencia al mediocampo. Llegaría el turno de cerrar un líder en la defensa central

La primera defensa que pensaría Jaime Pizarro al firmar era la de Henríquez, Gamboa y Muñoz, Desde Puerto Montt volvería un muy joven Luis Mana, mientras que desde Inferiores ya ascenderían definitivamente Miguel Aceval y Miguel Riffo, quien había sido recuperado desde un inminente préstamo a Audax Italiano. Aún más jóvenes, asomarían Enzo Vera y Julio Martínez. Claramente faltarían años.

El nombre que Jaime Pizarro quería para el puesto era Pedro Jaque. Campeón con Cobreloa en 1992, seleccionado chileno de Mirko Jozic en 1994 y Xabier Azkargorta en 1995, y con múltiples torneos internacionales en el mismo Cobreloa y en Concepción, además de un paso por el Morelia de México. En su carrera había sido un ofensivo lateral diestro, un defensivo marcador izquierdo, un tremendo stopper derecho y un gran líbero después de los 30 y tanto. Iba a llegar con 39 años desde Coquimbo 2001, recomendado por José Sulantay, otro DT que formó la carrera de Olmos y Pizarro.

Para Pizarro el líbero necesitaba ser el mayor de la defensa. Por eso cuando en los amistosos Raúl Muñoz pasó al mediocampo, fue David Henríquez el elegido para ser el último hombre, pese a que el joven Miguel Riffo tenía más cualidades para el puesto. Cuando Riffo tuvo más partidos en el cuerpo, Pizarro no tuvo problemas en mover a Riffo al centro y a Davicho al stopper izquierdo. Por la derecha Luis Mena era un fijo.

Henríquez había sido lateral izquierdo el 96 y 97, stopper izquierdo en el equipo campeón del 98 y segundo central el 99, 2000 y 2001. Con Pizarro comenzó a jugar de líbero y con ello, sumado al ahorro económico para el club, se estancó la llegada de Pedro Jaque, justamente rival en la primera fecha del torneo. 

Colo Colo y Coquimbo jugarían en el Monumental y Pedro Jaque sería el líbero con Ítalo Díaz y Jaime Sandoval como stopper. Al poco tiempo Ítalo Díaz sería el líbero de los Piratas y Pedro Jaque, cercano a los 40 años, volvería a corretear rival como stopper derecho. El defensor estaba para jugar donde lo pusieran y para ayudar desde donde pudiera. Había tenido una muy cuidada carrera, justamente lo que buscaba Pizarro para guiar a los jóvenes.

Ese 2002 sería el último año de Pedro Jaque en Primera División. Con los años, como representante, estaría involucrado en las contrataciones de Cristián Gómez y Juan Manuel Lucero desde Coquimbo Unido, y con el arribo a Inferiores de Aníbal Carvallo y Claudio Baeza, ambos de su Región, la Octava, y desde donde saltó al profesionalismo en Lota Schwager y Fernández Vial. 

Pedro Jaque, tras su retiro como futbolista en 2003, perdió un poco del cariño ganado como jugador debido a sus diversas actividades un poco más lejos del campo de juego, sin embargo, como jugador, siempre fue un ejemplo a seguir, al punto de ser EL elegido para, sin estar identificado con el club, ser un líder del quebrado Colo Colo en 2002. 

Por los problemas para contratar que tenía el intervenido club popular finalmente no pudo llegar para guiar desde la cancha como Espina o desde afuera como Barticcciotto. Pudo haber quedado en la historia como campeón en la quiebra el 2002, pero quedó en la historia como uno de los mejores defensores chilenos de los 90. Ah, y no perdió su lugar entre los grandes ídolos de Cobreloa.