Empezaba el año 2004 y Juvenal Olmos llegaba con dudas al Preolímpico de los Juegos de Atenas que se iba a disputar en Chile. Pese a comenzar las Eliminatorias empatando con Argentina y venciendo a Perú, la fecha 3 y la fecha 4 lo pusieron en el ojo del huracán. Cambios incomprensibles ante Uruguay y Paraguay convirtieron en algo negativo lo que le había traído réditos en Unión Española y la UC. Con Católica había sido campeón sin tener jamás un equipo fijo, ni tampoco un esquema. Los jugadores entraban y salían, y su goleador Arturo Norambuena incluso había actuado un partido de volante de contención. En la Roja intentaba mover el tablero, pero lo comenzaron a catalogar como un DT raro.
Y si hay algo raro en la vida, eso es un Perro Verde, apodo que Eduardo Bonvallet, en su boom en Radio W, lo masificó tras llamarlo así desde su etapa como compañeros en Universidad Católica. El apodo crecía como espuma luego de sacar a Rodrigo Meléndez del partido ante Paraguay, pese a haber sido la figura de la Roja en el Centenario ante Uruguay. El DT había decidido incluir a Marcos González en el mediocampo porque era más alto y cumplía con el biotipo. Raro.
Pero además de lo futbolístico, el comentarista le tenía sangre en el ojo a su examigo. En 2002, año en que la Roja no tuvo DT, el Loco Bonvallet había sonado con fuerza en la ANFP. El año de receso sirvió para calmar las aguas y finalmente Reinaldo Sánchez se decidió por Juvenal Olmos, de buenos primeros años como DT en el inicio del Siglo XXI. Tenía un título de campeón bajo el brazo.
Bonvallet, en su programa diario, insistía en que él le había allanado el camino a la Selección con la condición de arribar juntos a Juan Pinto Durán. Según Bonvallet, Olmos le había hecho la desconocida una vez que se calzó el buzo, pese a que la promesa era que iba a ser su Gerente Técnico. Pasaron de ser amigos y confidentes a enemigos públicos. El Preolímpico del 2004 iba a ser el climax del conflicto.
A ese torneo Juvenal Olmos le tenía muchas ganas. Junto a Bonvallet habían armado varias listas de jugadores seleccionables en sus cafés futboleros. En octubre de 2003 Olmos inició el proceso del Torneo que se iba a jugar pocos meses después en la Octava, la Cuarta y la Quinta Región. Ese 12 de octubre de 2003 la Roja se enfrentaría a Paraguay en Collao. Con poco crédito, Olmos nominó a los mejores Sub 23 que tenía, incluso a aquellos con los que no podría contar en el Torneo. Desde Europa viajaron Waldo Ponce del Wolfsburgo, Sebastián Pardo del Feyenoord, Jaime Valdés del Bari y Mauricio Pinilla del Chievo Verona, mientras que desde México aceptó el llamado Joel Soto del Jaguares de Chiapas. La jugada de Olmos sirvió. Chile venció 3-1 con dos goles del internacional Mauricio Pinilla y otro de Rodrigo Millar. Ganaba un respiro gracias a piezas que no iba a poder ocupar.
El Torneo llegó entre el 7 de enero y el 25 de enero del 2004 y no estuvo ninguno de los cuatro europeos. En su lugar aparecieron otros con muy poco recorrido, como Rubén Bascuñan y Jean Beausejour, un veloz delantero de la UC que gracias a un gol a Brasil en Primera Fase se ganaría el apodo de Palmatoria y una portada en Las Últimas Noticias. La sorpresa de la nómina iba a ser un jugador de Tercera División. Humberto Suazo había sido la figura de San Luis Quillota en 2003 y recientemente fichado por Audax Italiano. Chupete sería el único jugador sin minutos en el campeonato.
El equipo de Chile no ocuparía las camisetas 10 y 20, las que pertenecían a Paulo Pérez y Adán Vergara, los dos que quedarían fuera de la nómina final. El delantero por decisión técnica y el defensor de Cobreloa por lesión. Antes habían quedado en el camino Marco Estrada, José Rojas, Juan José Ribera, el rangerino Manuel Avendaño, Roberto Órdenes, Nelson Pinto, Albert Acevedo, Eduardo Rubio, Rainer Wirth, Luis Jara, Claudio Videla, entre otros.
Chile, lejos de ser favorito en el papel, comenzaba a ilusionar desde el debut con un gran partido ante Uruguay, con estadio de Collao lleno y con Pedro Carcuro en éxtasis con la velocidad de Mark González y una goleada 3-0 a los charrúas. Mismo 3-0 ante Venezuela, un emocionante 3-2 ante Paraguay con Miguel Riffo haciendo una rabona, y el 1-1 ante Brasil con el poco ortodoxo cabezazo de Palmatoria Beausejour que servía para quedarse con el grupo con 10 puntos, ante 8 de Brasil y 6 de Paraguay.
Sí, se nombra a Paraguay porque en ese Preolímpico hubo un cambio de reglas y los terceros tendrían su chance de avanzar. Con esa regla creaban un monstruo. Paraguay ganaría su playoffs por penales ante Ecuador, segundo del otro grupo, y luego se quedaría con la clasificación a los JJOO por sobre Brasil y Chile. En Atenas llegarían a la final y se quedarían con la medalla de plata. En cualquier otro Preolímpico se hubieran ido eliminados en fase previa. Lo más curioso es que, según conversaciones de pasillo, ese playoff que incluía a los terceros de cada grupo, había sido negociado por el propio presidente de la ANFP para darle una chance extra a la Sub 23 de Olmos. Finalmente no la iba a necesitar y lo terminaría perjudicando.
Con Chile primero con 10 puntos, incluso por sobre Brasil, se agrandó Chacarita. Fue el momento preciso para que Juvenal Olmos, en la cresta de la ola, le decretara la guerra a Eduardo Bonvallet vetándolo a él, a Radio W y a su reportero Christian John Peñailillo. Lo llamó “el enemigo número uno de la Selección Chilena”. Para muchos ese fue el inicio de la debacle en el Preolímpico, para otros el cambio de sede desde Concepción hasta la Quinta Región, para otros la sobrexigencia de la Primera Fase que envió a varios jugadores con lo justo a la Fase Final.
En la ronda decisiva Chile caería 2-1 con el resucitado Paraguay en Playa Ancha y luego perdería 3-1 con Brasil en Sausalito, dos equipos con los que se había terminado festejando en Concepción en la fase de grupos. Con el equipo eliminado solo se empataría 2-2 ante la Argentina de Marcelo Bielsa en Viña del Mar. El Loco Bielsa había aprovechado su Primera Fase en la Cuarta Región para intercambiar conocimientos en más de una vez con José Sulantay.
La apuesta del veto a Bonvallet le salió mal a Juvenal Olmos. Algunos resultados le acompañaron en el primer semestre del 2004, pero la Copa América de Perú sería una nueva caída, sumada a conflictos con jugadores como Mauricio Pinilla y David Pizarro. Al proceso de Olmos le iba a quedar a poco y sería Eduardo Bonvallet, el rey del rating radial, el que iba a llevar adelante la caída de su ex mejor amigo en la Católica de los 80, al que ahora llamaba Perro Verde. Al que perpetuó como Perro Verde.