El 7 de febrero de 2004 Óscar Garré iniciaba su camino en el Apertura como DT cruzado y el 5 de abril, menos de dos meses después, ya estaba siendo despedido. El defensivo entrenador se iba tras siete derrotas en nueve partidos y en su lugar ascendía Jorge Pellicer, junto a George Biehl, desde las divisiones inferiores. El nuevo DT agarró el equipo en lugar 16 de 18. Solo lo pudo dejar en el puesto 13, haciendo lo que podía con los refuerzos pedidos por el DT argentino: Germán Tagle, Alejandro Osorio, Rubén Capria, Darío Husain, Sebastián Taborda y Joel Estay.
Pellicer llegó como interino, pero entró con todo. Tras perder 4-0 en su debut ante Unión Española hizo duras críticas a la gestión anterior. Le hizo la cruz a algunos jugadores y le dio continuidad a otros, como Zenteno, Vásquez, Fuenzalida y Rubio. Algo se traía entre manos. El DT, con decisiones más que con resultados, convencía a la dirigencia de Jorge O’Ryan y Andrés Tupper. Le iban a dar la chance de dirigir en el Clausura 2004, el torneo de Los Pirulácticos.
En plena época de los Galácticos del Real Madrid, sumado al mote de Pirulos de los cruzados, la prensa comenzó a reaccionar con los refuerzos que llegaban y llegaban, y no paraban de llegar: Ricardo Rojas desde el América de México, Rafael Olarra desde Independiente, Eros Pérez desde Grecia, Jorge Acuña del Feyenoord, Jorge Ormeño desde Wanderers, Darío Conca proveniente de River Plate de Argentina, Pablo Caballero desde Sportivo Luqueño, Jorge Quinteros de Argentinos Juniors y José Luis Villanueva, quien arribaba desde Cobreloa. Era la mayor inversión en mucho tiempo, en un año que había comenzado bastante austero.
Conca, con la camiseta 22 (la 10 fue de Caballero), rápidamente demostró ser más que Capria. Por su parte, José Luis Villanueva, al que no le había ido tan bien en Cobreloa, en poco tiempo hizo mucho mejor la función de Husain. 16 partidos y cinco goles para el Villa, 16 juegos y 8 anotaciones para Quinteros, 18 encuentros y 6 tantos para Rubio, 11 partidos y 2 goles para Roberto Gutiérrez y 8 participaciones y 5 tantos para Joel Estay. La cosa había mejorado en ofensiva. En el medio, Fuenzalida se adueñó de la banda y para muchos fue el mejor de ese Clausura, por sobre todas las contrataciones Pirulácticas. Álvarez, Rojas, Zenteno y Olarra se alternaban los tres de atrás. Pérez era el único dueño de la banda izquierda, mientras que Ormeño, con la 3, y Kike Acuña eran los dueños del medio. Cauterucchi seguía siendo el arquero.
Ese equipo daría vuelta un 3-1 con Temuco en cuartos de final, para vencer 6-2 en San Carlos. Vendría Unión Española, con la que terminó 3-1 en ambos partidos de semifinales. Habría penales en San Carlos y los Rojos se quedarían con el triunfo por 4-3 gracias a la gran actuación de Buljubasich, quien ese torneo estaba en la vereda contraria. No sería la primera vez que San Carlos sufriría desde los doce pasos en el proceso Pellicer.
Ya para el Apertura 2005 llegarían Buljubasich, Rubilar, Arrué y Rozental. Volverían Nico Núñez, Cortés y Paulo Garcés. De los Pirulácticos partirían Cauterucchi, Rojas y Caballero, además del Pájaro Gutiérrez y Joel Estay. Sería el Apertura súper goleador de Álvarez (7 goles en 20 partidos) y la explosión de Villanueva (12 goles en 20 partidos). Ambos se irían al fútbol argentino para el siguiente torneo. Fuenzalida tuvo menos apariciones, pero Zenteno se afianzaría como líbero. El Tati y Rubilar encajarían muy bien, lo mismo que Arrué. Además, Ormeño, Acuña, Pérez, Conca (ya con el 10) y Rubio o Quinteros seguían aportando lo suyo. Otra vez vendría la Unión en semifinales. 0-0 en Santa Laura y 1-1 en San Carlos, con Acuña desperdícienlo el penal 11 de la tanda de los cruzados, justo antes de volver a los especialistas. 10-9 para los hispanos. El otro lo perdió el Tati, cuando si lo hacía, ganaba la UC.
El Clausura 2005 agarraba a la UC más armada. Se iba Acuña, pero su reemplazo, Arrué, estaba ahí mismo. Lo mismo Villanueva, quien con su partida haría afirmarse a la dupla Quinteros – Rubio. El hijo de Pájaro agarraría la jineta de capitán tras la partida de Álvarez, ya con el torneo en marcha. El Huaso sería reemplazado por Fuenzalida como lateral volante. También se iba Olarra con el campeonato andando. Ahí tuvieron que actuar rápido y salir a buscar Facundo Imboden al mercado argentino.
El once base de ese equipo, que mantuvo el invicto hasta la última fecha y llegó a semifinales de la Copa Sudamericana ante Boca Juniors, fue con Buljubasich; Rubilar, Zenteno, Imboden; Fuenzalida, Ormeño, Arrué, Pérez; Conca; Rubio y Quinteros. El Tati estaría 1352 minutos sin recibir goles en el torneo nacional y rompería un récord. Nacho Quinteros, el otro refuerzo además de Imboden, sería un suplente ideal para Rubio y el Polo. Acevedo, Ponce, Núñez, Vásquez y Osorio también tendrían mucha participación.
Era un equipo que salía de memoria, salvo hasta la segunda final con la U. Los cruzados habían ganado 1-0 en la ida (gol de Rubio), pero perderían a Imboden por suspensión. En la vuelta, Pellicer cambiaría los planes. Sacaría a Fuenzalida, y del 3-4-1-2, pasaría al 4-3-1-2, con el Tati; Acevedo, Rubilar, Zenteno, Pérez; Osorio, Ormeño, Arrué; Conca; Rubio y Quinteros. Los cruzados comenzarían ganando con gol del ingresado sorpresa, Osorio, pero en el segundo tiempo recibirían las estocadas de Salas y Rivarola.
Tras el 2-1 en contra, y la perdida del invicto, irían a penales, y ahora sí los doce pasos estarían de su lado. La tercera era la vencida, la maldición iniciada en el torneo de los Pirulácticos se acabaría con la tapada de Buljubasich a Waldo Ponce y el zapatazo de Quinteros para el 5-4. Era el triunfo de Pellicer y su confianza en Zenteno, Fuenzalida, Ormeño, Pérez, Conca, Rubio, Quinteros, Vásquez, Acevedo, Chueco Ponce, Osorio, Claudio Muñoz, Rosende y Rainer Wirth, además de Álvarez y Olarra, todos sobrevivientes de la pesada mochila que le pusieron a Los Pirulácticos y que dijeron presente en el título del 2005.