Excluidos y protagonistas inesperados: La precuela de Chile en el Mundial Sub 17 de 1993

River Plate, Boca Juniors, Racing de Avellaneda, Huracán, la selección de Argentina, los casi adultos de Bolivia y otros Sub 18 de España en EEUU, donde también se jugó con Brasil y los locales. La selección de México y el Cruz Azul en tierras aztecas. Giras por allá, giras por acá. El apoyo completo del Gobierno de Patricio Aylwin a través del Ministro del Interior Enrique Krauss, tramitando permisos en los colegios, becas y cursos gratuitos de inglés para que pudieran desenvolverse en los viajes previos y en Japón. La preparación de Chile Sub 17 en 1993 fue tan activa como mediática, una decisión también de Abel Alonso, presidente de la ANFP, para que la Rojita del DT Leonardo Véliz tuviera todo los necesario para el primer Mundial de Chile en democracia, además de la vuelta al primer plano tras el castigo a la Roja adulta en 1989.  La preparación había iniciado con todo en 1992, mucho antes del Sudamericano en Colombia, con el Torneo Próceres de Venezuela y con tres amistosos en Viña del Mar.

Si los duelos amistosos previos no eran transmitidos en vivo por Canal 13 un sábado en la tarde, a la hora de catequesis, y atrasando Sábado Gigante, los recuentos estaban sí o sí en Más Gol con Milton Millas, en Futgol con Fouillioux e Isella, o en el Zoom Deportivo de Livingstone y Carcuro. Cuando se inició el Mundial de Japón el 22 de agosto de 1993, los nombres de Rozental, Neira, Poli, Tapia o Lobos ya eran archiconocidos. Sólo tenían 15 ó 16 años, pero los veíamos casi todos los sábado en el Santa Laura, con entrada gratuita para estudiantes, pero con miles de adultos que se entusiasmaban con un Mundial Sub 17. Hoy muchas veces ese torneo pasa desapercibido, estando Chile o no.

Para muestra un botón. Hoy Canal 13 tiene los derechos del fútbol chileno. En vez de dar un partido del campeonato nacional, opta por los originales programas de comida y viajes por la señal abierta. El partidazo 4-3 de Copiapó a Unión Española, por ejemplo, fue por su señal 2 solo para los que tienen TV Digital, o por www.13.cl para los que están dispuestos a ver un partido en un computador de 14 pulgadas. En 1993, ese horario, era para la Roja Sub 17 que se preparaba para el Mundial de Japón tras clasificar en el verano en el Sudamericano, empatando 2-2 con Argentina en el duelo decisivo y con Sebastián Rozental jugando al arco los últimos minutos.

Esos amistosos del sábado en la tarde sirvieron, y mucho. No solo para las revistas deportivas que ampliaron su archivo fotográfico, dando por hecho que no viajarían a cubrir a Japón, sino que por sobre todo a Leonardo Véliz, quien acotó el plantel y tomó varias decisiones en esas previas de Unión Española en el Santa Laura, o incluso cuando el recinto de Independencia era abierto solo para la preparación del primer Mundial de la Roja tras el Juvenil de Chile 87 y al adulto que se clasificó en cancha para España 1982. La despedida fue ante los también Sub 17 de Universitario de Lima con 12 mil personas en las tribunas. Eran solo niños.

Dicen las malas lenguas que si el meta Ariel Salas fue la gran figura de la definición a penales ante Polonia, por el tercer y cuarto lugar en el Mundial, fue justamente porque su compañero Carlos Torres se creyó el cuento tras sus buenas actuaciones en los amistosos, muy por encima de las presentaciones del propio Salas y de Gonzalo Cortés. Tras quedarse con el puesto, al parecer Torres cambió de actitud y se creyó muy seguro en el arco chileno. Leonardo Véliz cambió de opinión poco antes de debutar en la histórica Hiroshima, y prefirió, otra vez, al colocolino Ariel Salas, quien había sido el titular en el Sudamericano, mientras su compañero albo Gonzalo Cortés se quedaba en Chile. Finalmente el entonces cruzado Carlos Torres fue el último jugador de esa Sub 17 en retirarse. Fue en 2014 en Santiago Morning.

Como el arquero ovallino Gonzalo Cortés de Colo Colo, también se quedarían a última hora en el camino el otro meta Manuel Machuca de Magallanes, el conductor colocolino Javier Roca, el central hispano Claudio Vásquez, el zurdo de Magallanes Alejandro González (luego pasó a la UC), el delantero cruzado Mauricio White y el lateral albo Francisco Cañete. Antes, el meta antofagastino Miguel Reindus y el volante albo Marcelo Álvarez. Los cuatro últimos (Reindus, Cañete, White y Álvarez) habían sido protagonistas en el Sudamericano de la categoría en verano. En su lugar, y tras los amistosos en Santa Laura, se subirían al avión los cruzados Carlos Torres y Silvio Rojas, el espigado delantero coquimbano Mauricio Rojas y el lateral albo Esteban Mancilla.

La inclusión de Mancilla sería otro de los golpes a la cátedra. En el lateral derecho le quitaría el puesto al ohigginiano Gustavo Valenzuela, el segundo capitán del equipo y el primer designado para los penales por sobre Rozental, Neira, Tapia y Lobos. Mancilla también podía ser primer central y Dion Valle volante defensivo. El DT Leonardo Pollo Véliz se la jugaría también por el zaguero colocolino Marco Muñoz como volante de contención, y el por el goleador albo Héctor Tapia como un volante de ida y vuelta, similar a lo que hizo Alejandro Osorio durante toda su carrera. La presencia del capitán Rozental desarmaba la probada dupla alba de Tapia y Neira, por lo que Tito fue al sacrificio como volante mixto. Igual se dio mañana para llegar al gol cada vez que pudo.

Lo de Tapia ya venía desde el Sudamericano de Colombia que le otorgó pasajes a Asia junto al equipo local que fue campeón, y a la Argentina del exWanderers Emiliano Romay, del exAudax Rodrigo Vilarino y de nuestro conocido Nicolás Diez. Los tres países por sobre el Brasil de Ronaldo. El chileno Manuel Neira también lo había opacado en la tabla de goleadores. 

Tras los amistosos televisados de esos niños de 15 y 16 años, el equipo base de Chile sería con Ariel Salas; Esteban Mancilla, Dion Valle, Dante Poli y Nelson Garrido; Marco Muñoz; Alejandro Osorio, Héctor Tapia, Frank Lobos; Manuel Neira y Sebastián Rozental. Con el correr de los partidos, los amonestados, los lesionados y los cansados, sí habría tiempo para todos. Ahí, en la corta nómina de 18 jugadores, aparecerían Patricio Galaz, el propio Valenzuela, Mauricio Rojas, el azul René Martínez, Silvio Rojas y Pablo Herceg, de los suplentes que más jugó en el Mundial y que en un gira en México debió actuar casi 60 minutos como arquero por expulsión de Gonzalo Cortés y lesión de Ariel Salas. Fue la figura.

Tras la hazaña del tercer lugar, algunos actuaron en teleleseries, otros fueron jurados de Viña del Mar, mientras que Herceg y Poli tuvieron un mediático accidente automovilístico. Antes, tras el Sudamericano, el Gobierno ya había ofrecido becas Presidente de la República. El propio Pablo Herceg, quien tenía todo listo para partir a préstamo a Unión Española en 1995, decidió alejarse del fútbol y tomar la beca para estudiar Ingeniería. René Martínez se retiraría en 1996 tras una lesión y se convirtió en trabajador bancario. Ariel Salas fue otro que tomó la beca para estudiar Educación Física, pero siguió ligado al fútbol. Tras el Mundial, además de las becas habría libretas de ahorro para viviendas.

Chile pudo haber sido campeón de ese Mundial en Japón. Para muchos fue el verdadero ganador, el que respetó las reglas de edad y sí jugó con menores de 17 años. La final del torneo, donde los laterales eran con el pie, fue entre Nigeria y Ghana, el verdugo de la Roja en semifinales. Tras el tercer lugar, con zambullida de Poli para el penal de Rozental ante Polonia, y posterior definición con Nelson Garrido y Ariel Salas como figuras, la Rojita tendría una decena de homenajes, desde La Moneda hacía abajo. 

A su regreso, y en un estadio Nacional lleno, el público le agradecería las madrugadas felices de agosto y septiembre de 1993 en un duelo ante Racing de Avellaneda, uno de sus tantos rivales en la previa. Era el cierre perfecto de un proceso que había comenzado en 1992 con camiseta Avia, y que culminaría en 1993 con Adidas y con millones de chilenos ojerosos para, como nunca antes, ver partidos de niños a las 4 y 5 de la madrugada.

Los africanos, por su parte, con la FIFA más pendiente de las actas de nacimiento, bajarían abruptamente sus números en los mundiales de la categoría. Si tan solo hubiera sido unos años antes…