¿Compañeros en la UC? Los días del Gato Silva y Fabián Orellana en Colo Colo

Había que ir al año 2001 para encontrar la foto que reunía a Francisco Silva, Fabián Orellana y Matías Fernández en Colo Colo. No son muchas las imágenes, el culpable era Silva, quien estuvo solo cinco meses en Macul. El Poeta estuvo un poco más. El Mati llegó a debutar con los albos en 2004. Todos, entre 14 y 15 años, conservan hoy sus posiciones de aquel año. Al menos la que ellos querían, porque varios DTs hicieron jugar a Orellana como lateral izquierdo por ser muy chico y flaco. Creían que podía ser el nuevo Murci Rojas.

Fue Juan Gutiérrez quien echó a Orellana desde las cadetes de Colo Colo, el mismo que años más tarde, como Gerente Deportivo, negociaría con el Histórico para que fuera refuerzo de estrella del Cacique en julio de 2014. Gutiérrez adujo no solo las razones físicas, sino que también algunos hechos disciplinarios y de comportamiento dentro de la cancha. Era muy polvorita. En Colo Colo pensaban que era tiempo perdido seguir moldeándolo. El despido lo escuchó Mario Moreno, quien lo conocía desde Colo Colo y se lo llevó hasta Audax italiano. Como Orellana, el Superclase también acogió a Roberto Cereceda, a Carlos Díaz y a un par de exalbos más.

En Audax Luis Ahumada se transformó en el mentor de Orellana. El Gualo hasta se lo traía en auto desde su población en Puente Alto. También lo llevaba de regreso. Había que tenerlo cortito para que rindiera. Las tentaciones eran muchas. El ojo de Mario Moreno y el cuidado de Luis Ahumada terminaría dando sus frutos. Con un par de temporadas en primera en los equipos de Raúl Toro logró mostrarse y ser vendido al Udinese de Italia en 3,5 millones de dólares. Con la Roja estuvo en Toulon y en el triunfo 1-0 ante Argentina en la Era Bielsa. Luego también haría el gol de la clasificación a Sudáfrica 2010 ante Colombia. Histórico por dos.

Silva, por su parte, llegaba desde Quillota hasta Colo Colo. Al Gato solo le importaba jugar, donde fuera. Varias veces tuvo problemas por meterse a pichanguear en cualquier cancha que encontraba, cuando ya había elegido un camino que terminaría en jugador profesional. El peligro de las lesiones estaba ahí, a la vuelta de la esquina. A Silva le gustaba ser número seis, pararse de frente al ataque de su equipo, desahogar con pelotazos. Tal como jugaba a los 14 años en el Colo Colo de Orellana y Fernández, hizo gran parte de su carrera. Tras cinco meses en los albos, llegaría a la UC con 15 años. Esa sería su casa.

En Colo Colo, como Generación 86, los tuvo Carlos Mister Pipa Durán y un formador histórico que ya nos dejó, de nombre Mario Alberto Cáceres Faúndez. No el Petrolero. La madre de Silva vendía comida en carritos y hacía rifas para tener para el transporte de su hijo desde Quillota. Orellana viajaba más cerca, desde Puente Alto hasta Macul por Vicuña Mackenna. Quince años más tarde, el Poeta y el Gato levantarían la Copa Bicentenario de EEUU. También estaba Puch y Fuenzalida. Aah, y Nico Castillo. Quién sabe si se encuentran todos cinco años después.

Lo cierto es que Silva y Orellana tuvieron un paso por Colo Colo antes de los quince años. Ni se puede hablar de ser formados en el club, quizá aconsejados. Silva lo hizo en Universidad Católica, con pasos a préstamo por Ovalle y Osorno, mientras que lo de Orellana es puro mérito de Audax Italiano. La casa que lo cuidó, y que hasta lo fue a “entregar” al Udinese de Italia, en un viaje realizado por Valentín Cantergiani. Hoy Silva y Orellana podrían ser compañeros en la UC, ya estuvieron en sus inicios en Colo Colo y en sus desarrollos en la Selección. ¿Será Los Cruzados la última casa de ambos?

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