No son pocos los que, en varios pasajes de la Era Pizzi y la Era Rueda, vieron a Edson Puch como el reemplazante ideal de Alexis Sánchez en la selección chilena. Claro, el recuerdo de su gran actuación ante México, hace ya tres años, en la Copa Centenario 2016, era un argumento muy fuerte para proponer al iquiqueño como un fijo en la Roja.
Ese partido, donde fue puntero derecho con Fuenzalida como lateral, y donde no hubo puntos bajos, fue su carta de presentación. Eso y su gol a River Plate en una final de Supercopa Argentina a partido único jugando por Huracán. Eso y su premio a Mejor Jugador de México actuando por Necaxa, aunque luego desapareció por años en Pachuca y Querétaro.
Chispazos, muy poquito para un jugador que debió haber sido figura de esta primera fase de Copa Libertadores tras sus apariciones en la Copa Fox Sports y su gran partido en el debut de la UC en el Campeonato Nacional ante Coquimbo Unido.
De eso ya pasaron un par de meses y una ronda completa de Copa Libertadores. El gran precio del Campeonato Nacional 2019 no marcó diferencias ante un equipo paraguayo ni tampoco ante Rosario Central en Rosario, el partido que había que ganar, ante uno de los peores equipos argentinos de la actualidad.
El 31 de mayo termina su contrato y en la UC no lo necesitan más. Mario Salas fue campeón con Noir jugando de puntero izquierdo y Beñat San José lo hizo con Andrés Vilches y César Munder. En Chile alcanza con lo justo y necesario, y eso también se demuestra en la económico. La llegada de Puch era para marcar diferencias en la Libertadores y Puch no lo logró. Nunca estuvo ni cerca de ser figura del partido, y salvo un gol de saque y bote ante Rosario Central en San Carlos, fue poco y nada lo que logró realizar.
Puch, el que volvió a Iquique para estar cerca de sus amigos y el reggettón, y el que decidió estar inactivo seis meses porque no le gustaron algunos temas contractuales de un contrato, volvió a quedar al debe. Y no es ser mala leche. A Puch se le exigía mucho más, era el llamado a ser “el diferente”, a llevar a la UC a octavos de final, pero no apareció. Y no contra Gremio en Brasil, sino que cuando tuvo que aparecer, mucho antes, ante Libertad y Rosario. Tuvo seis partidos para demostrarlo y no lo logró. Si no fue ahora, quizá cuándo.