
En gran parte de la década del 90 era común ver la melena de Omar Gómez en las canchas del fútbol chileno. Con la 10 en la espalda y galopando en pastos nacionales fue figura en cuanto equipo jugó antes de una millonaria venta desde Huachipato a los Tecos de México.

Omar Gómez Ortigoza era paraguayo, aunque había nacido en Buenos Aires el 28 de diciembre de 1965. Sí, en Día de los Inocentes. Formado en Cerro Porteño, en 1993 arribó desde Guaraní al Antofagasta de Andrija Percic junto a sus compatriotas Julio Césár Marín y Heriberto Villalba, su gran amigo. Ya en 1992 habían intentado con los paraguas Remigio Fernández, Florencio Villalba y Félix Darío León. En 1993, con Omar Darío Gómez Ortigoza, le dieron el palo al gato. Para muchos era un clon de Sergio Díaz.

Con los 30 partidos jugados, y dos goles, el Mago Omar Gómez fue la figura de Antofagasta que quedó a un punto de la liguilla de Copa Libertadores. Para 1994 vendría Everton de Viña del Mar a buscar sus servicios para que hiciera dupla con Félix Britez Román, uno que sí llegaría al proceso de la selección de Paraguay rumbo a Francia 98. En 1994, por culpa de algunas lesiones, Omar Gómez jugaría 23 partidos, aunque sólo anotaría en una ocasión.

Su deuda con el gol la pagaría en 1995 con Huachipato. Otra vez con la 10 espalda, buscaría sociedad con Rubén Dundo, Luis Castillo, Luis Carampangue Zambrano y Malcolm Moyano. Jugaría los 30 partidos del año y anotaría en ocho oportunidades. Uno de esos sería el Top Gol del Año en el duelo ante Cobreloa en Las Higueras dejando rivales en el camino desde media cancha. Huachipato jugaría la Liguilla de Promoción y se salvaría con buenas actuaciones de Omar Gómez Ortigoza, el «Che Paragua».

En 1996 comenzarían las Clasificatorias Sudamericanas rumbo a Francia 1998. El DT paraguayo Paulo César Carpegiani, además de la liga local, se nutriría de jugadores del fútbol argentino, brasileño e incluso conocidos del fútbol chileno. En ese proceso estuvieron José Cardozo (exUC), Hugo Brizuela (Audax Italiano), Richart Báez (U. De Chile), Félix Torres (exLa Serena), Félix Britez (exEverton), Carlos Ramón González (exLa Serena), y sobre el final Carlos Morales Santos (exUniversidad de Chile) y Julio Césár Romero (exLa Serena).
Omar Gómez, como ya nos tenía acostumbrados, seguía siendo figura en el fútbol chileno. Con la 10 en la espalda, melena al viento, y comiéndose la cancha como un todoterreno, era la gran atracción de Huachipato en el Campeonato. Tras un gran inicio de torneo, y con Andrija Percic en la banca, el mismo que lo había traído a Antofagasta, se sentía a sus anchas en el viejo estadio Las Higueras. En la fecha 10 le marcaría un golazo de borde interno a Colo Colo para derrotarlos 1-0, otra vez entre las mejores anotaciones del año.
Fue justo tras ese partido que Omar Gómez tomó el toro por las astas y él decidió acercarse al cuerpo técnico de la selección paraguaya. Con ayuda de sus representantes Washington Castro y José Presentado armó un VHS con sus mejores goles y jugadas y lo envió al DT Paulo César Carpegiani. Además, reseñaba que él era más conductor que Roberto Toro Acuña (otro nacido en Argentina), quien tenía la 10 en la espalda, pero que era más defensivo. Lo mismo que el Peque Miguel Ángel Benítez, quien se sentía más cómodo de segunda punta.
Pese a que Carpegiani durante las Clasificatorias casi siempre usó a Acuña o Benítez, en el plantel siempre tuvo a creadores como Guido Alvarenga, Hugo Ovelar (exCobreloa), Gustavo Sotelo (exRangers), Justo Javier Meza (exPuerto Montt y Wanderers), Carlos Morales Santos (exU. De Chile), Virgilio Ferreira o Gabriel Loco González. Un cupo para Omar Gómez al menos podría existir.

Sin embargo, pese a que 1996 fue el mejor año del «Che Paragua», Carpegiani ese año no miró a Chile como sí lo hizo en 1997 con Hugo Brizuela y Richart Báez. Eso sí, más allá del video enviado hasta Asunción, sí hubo rumores en Paraguay sobre el llamado a la selección de un melenudo que la rompía en la liga chilena. Finalmente no llegó a producirse.
El problema del 10 siempre fue tema en todo el proceso del brasileño Carpegiani, al punto que dos meses antes del Mundial fue nominado Julio Césár Romero para ocupar esa posición en un amistoso ante Argentina en Mar del Plata. Romerito, con 40 años, entró en conflicto con Chilavert y finalmente no vio minutos. En su lugar fue nominado el ex azul Carlos Morales Santos, otro nacido en Argentina, quien jugó el Mundial sin actuar en las Clasificatorias.

Para 1998, tras un año en Tecos de México y mientras Paraguay buscaba un 10 para Francia 98, Omar Gómez, ahora de pelo corto, estaba de regreso en Chile para jugar en Temuco. Fue figura en la Copa Chile llegando a semifinales de la mano de Reinaldo Merlo, y luego partiría del apremiado equipo de la Novena Región tras disputar los primeros partidos del Campeonato Nacional. Su opción de llegar a la Albirroja ya estaba muy lejos. Sus mejores años ya habían pasado.

Tras su nueva etapa en los Jaguares de Colima de México pasaría a Barcelona de Ecuador en el año 2000 y luego entraría en inactividad. En 2001 conocería la Primera B de Chile y ficharía como jugador estrella en Osorno. En 2002 seguiría en la categoría y pasaría a Iquique, cerrando su ciclo con nuestro país en el Norte Grande, tal como lo había empezado en 1993 con Antofagasta.

Pese a sus buenas campañas en todos los equipos en los que jugó en Chile, hoy su nombre es sinónimo de Huachipato. Ahí hizo goles de todas las formas y colores y soñó con la Selección de Paraguay de Chilavert, Gamarra y compañía. Nació en Argentina, es paraguayo, pero hubiera sido un seleccionado hecho en Chile.
