Seleccionados extranjeros que estuvieron en Chile son muchos, sobre todo en los 90. Algunos llegaron bastantes años después de haber jugado su último partido con su país, como Mario Kempes, Bocha Ponce, Julio César Romero, Ricardo Perdomo y varios más. Otros arribaron siendo seleccionados activos. Recordados los casos de Sergio Vázquez, Néstor Gorosito, Alberto Acosta, Marcelo Fracchia, Marcelo Espina, Marco Etcheverry, Flavio Maestri, Richart Báez, Alberto Montaño, Álvaro Barco, Ramiro Castillo, Eduardo Hurtado, Diony Guerra, entre otros. Pero hay otro grupo, esos que llegaron a Chile siendo casi desconocidos y en el país lograron notoriedad al punto de ser llamados a sus selecciones. Esa lista la lideran Matías Rodríguez, Lucas Barrios, quien llegó a Temuco siendo argentino, pero luego jugó por Paraguay. Lo mismo Héctor Bidoglio, transandino que estuvo en Fernández Vial en 1992 y que a fines de la década defendió a Venezuela. El uruguayo Sergio Vásquez, Walter Montillo, Gerardo Rabajda, Mario Villasanti y varios más. La lista es un poco más larga, y uno de esos casos es el 10 de Universidad de Chile en la temporada 1991 y Copa Chile 1992: Carlos Morales Santos.
El paraguayo llegó a Univeraidad de Chile con casi 23 años, luego de una larga búsqueda de conductores extranjeros en los inicios de la década tras el paso de la U por Segunda División. El primero fue el argentino Carlos Daniel Tapia, quien firmó para la Copa Chile de 1990 como refuerzo estrella junto a Patricio Yáñez y Martín Gálvez. Su estatus era tal que solo tenía 27 años, era campeón del mundo y el 10 de Boca Juniors por largos años luego de pasar sin escalas desde River Plate. Llegó a la U desde Mandiyú, jugó 8 partidos en los azules y partió otra vez a Boca Juniors, equipo con el que vino en 1991 a jugar ante Colo Colo con la 10 en la espalda. En esa Copa Chile de 1990 también estuvo el argentino Fabían García, identificado con San Lorenzo y quien muchos años más tarde se hizo famoso por su pelea con Ricardo Caruso Lombardi. “No me midás”. En el torneo que abría el año 90 también estaba el volante de quite argentino José Carlos Roldán. Los tres extranjeros se irían para el Torneo Nacional, dejándole sus cupos al defensa paraguayo Germán Vergara, al argentino Pedro Massacessi y al paraguayo Gabriel Díaz. Desorden total.
Para la Copa Chile de 1991 todo de nuevo. Se irían todos los extranjeros y llegaría el hoy mediático y tuitero Hugo Lamadrid, José Antonio Castro, Walter Fernández y Carlos Morales Santos. Solo los tres últimos se quedarían para el torneo. En esa Copa Chile el paraguayo Morales Santos, quien llegaba desde Independiente de Avellaneda tras su gran debut en Guaraní, jugó dos partidos, ambos de titular.
Para el Torneo Nacional de 1991 la casa estaba un poco más ordenada. Jugadores como Eduardo Fournier, Patricio Reyes, Horacio Rivas, Carlos Soto, Roberto Reynero, Patato Martínez, Luis Musrri, Cristián Mora, Mariano Puyol, Franz Arancibia, Pepe Castro, Kitita Torres y Walter Fernández se llevaron el peso de la campaña. El 10 de todos ellos fue Carlos Morales Santos, quien en ese campeonato jugó 26 partidos de 30 e hizo dos goles, siendo clave en la Liguilla de Promoción, sobre todo ante Puerto Montt, donde la U logró salvarse del descenso, otra vez.
Ese fue considerado un buen año para Morales Santos, quien volvió al fútbol argentino tra la Copa Chile de 1992 para jugar en equipos tradicionales como Gimnasia de la Plata, el Newell`s de Maradona y Gimnasia de Jujuy. Le dejó su cupo de extranjero a Claudio Rata Rodríguez, y el de conductor a Víctor Hugo Castañeda, quien llegó con Fabián Guevara desde Palestino para jugar el Torneo Nacional.
Morales estaba en Gimnasia de Jujuy antes del Mundial de Francia 1998. “La selección tenía un departamento que buscaba jugadores por todo el mundo. En el 97 y 98 uno jugaba bien y salía casi todos los fines de semana en El Gráfico. En ese tiempo se dejaron llevar por esa revista. Me dijeron que me venían siguiendo y me llevaron al Mundial”, contó hace poco quien además es hermano del argentino Ángel Matute Morales. Ese mismo departamento del staff guaraní seguía a otro conocido en Chile, el argentino/paraguayo Omar Gómez, quien en 1996 la rompió en Huachipato y en 1997 partió a México, donde perdió terreno. En 1998, poco antes del Mundial, estaba pasando rabias en Temuco, mientras Morales Santos hacía lo justo y necesario en Jujuy. Al Mundial había llegado jugando solo dos partidos amistosos, pero fue titular en el primer partido ante Bulgaria. Eso sí, fue reemplazado a los 43 minutos y después de eso no jugaría nunca más. Entre los paraguayos, como entre los hinchas de la U, es de esos jugadores que aparecen más en trivias futboleras que en recuentos memorables.