En la década de los 80 Óscar Dertycia era un melenudo goleador argentino. Chascón, grandote, letal. Identificado con Instituto de Córdoba, pero goleador del torneo transandino con Argentinos Juniors en la temporada 88-89. Ya en los 90, Óscar Dertycia era un calvo goleador argentino en Europa. Pelao, grandote, letal. Figura en España con el Cadiz y el Tenerife, donde iba a ser el último delantero del DT Jorge Valdano, pero terminó siendo figura y goleador del equipo haciendo dupla con Juan Antonio Pizzi. El pelo no le creció nunca más. En 1990, cuando la rompía en la Fiorentina de Roberto Baggio, perdió todo su cabello por culpa de Diego Maradona. ¿Qué había pasado? Acá te lo contamos.
Óscar Dertycia, quien jugaría en Temuco en la temporada 1998, estaba predestinado a tener un camino de éxitos en la selección argentina. Fue subcampeón del Mundial Sub 20 de México 83, lo que le valió la consideración de Carlos Bilardo y Diego Maradona. Para el Mundial de 1986 quedó afuera en la última nómina por decisión técnica tras participar en gran parte de las Eliminatorias. “Me siento campeón del mundo igual”, dice hoy.
La pena más grande, eso sí, la tuvo rumbo al Mundial de Italia 90. Era uno de los fijos del plantel tras haber jugado la Copa América 87 estando en Instituto y ser goleador de la liga de Argentina, pero un miércoles de enero de 1990 lo cambió todo. Un choque con Diego Maradona en un Napoli-Fiorentina por Copa Italia le provocó una rotura de ligamentos. Entró en depresión y estrés en una carrera frenética para recuperarse antes del Mundial, lo que le provocó una alopecia universal con pérdida total del cabello. Se perdería otra vez una Copa del Mundo, pero también el pelo para siempre. A la par de su recuperación, Bilardo tenía entrenando a Jorge Valdano, retirado dos años antes, en 1987, a los 31 años. El físico no le dio y tampoco iría a Italia 1990. El lugar de Dertycia y Valdano fue para Gabriel Calderón.
Dertycia, lesionado y todo, fue vendido al Cadiz de España después de Italia 1990 y luego al Tenerife. Ahí tuvo a Jorge Solari, luego DT de Huachipato, Jorge Valdano y Ángel Cappa como entrenadores. La rompió y se transformó en el jugador más odiado del Real Madrid y de muchos chilenos. Dos veces seguidas los merengues disputaron la última fecha del torneo en Tenerife y dos veces se quedaron sin títulos por culpa de los goles de Dertycia. Nuestro Iván Zamorano estuvo en el plantel para la segunda ocasión, en su primera temporada en Madrid. Una pena para él y para todo Chile por culpa del Pelao Dertycia, el que le regalaba los títulos al Barcelona de Cruyff.
Estando en Tenerife otra vez quedó fuera de un Mundial, el de EE.UU 94. Luego se fue al Albacete, equipo con el que tenía un trato de palabra pese a que su esposa y representante le consiguió un gran contrato con el Betis. Después volvería a los equipos cordobeses de Argentina y años más tarde recalaría en el ya mítico Temuco de 1998, el del Mostaza Merlo, del gol de Chavarría, de los embargos, los partidos con juveniles, las no presentaciones, los viajes en micro y las vaquitas para los peajes. Dertycia llegó cuando el equipo ya estaba mal, muy mal, pero demostró profesionalismo full pese a su gran carrera en Argentina y Europa.
Con tal de jugar, se infiltró en todos los partidos que disputó, hizo un gol en diez encuentros y armó una buena dupla con el peruano Alex Magallanes. Estuvo muy lejos de ser el culpable de su poca participación en el arco rival. Se fue a la B en Chile, pero qué más daba. En 1990 ya había agotado toda su dosis de estrés, al punto de perder su pelo para siempre por querer jugar un Mundial. Eso que solo es fútbol.