Raúl Roque Alfaro: El número 1 de Rancagua con sus goles de mediacancha

Era 1987 y Argentina organizaba su Copa América un año después de ser campeón del mundo en México 1986. Maradona ya era Maradona, por lo que conservó su número 10. El resto tendría su dorsal en relación a su apellido, como había sido habitual en Argentina en mundiales anteriores al de 1986. Caniggia fue el 3, Dertycia el 4, Goycochea el 18, mientras que el 1 fue para Raúl Roque Alfaro.

El Brujo, como le decían en Argentina, era ídolo de Newell`s Old Boys de fines de los 70, lo que le valió partir al fútbol griego en 1980 y luego ser comprado por América de Cali en 1981, uno de los clubes más poderosos de los 80 a nivel económico. Tras dos años en Colombia volvió a Argentina en 1984 para jugar en River Plate y pronto, con él como protagonista, ganó todo con Hèctor Bambino Veira como DT. Con la banda sangre logró el torneo local, la Copa Libertadores, la Copa Intercontinental y la Interamericana. Gracias a eso jugó la Copa América de 1987, donde disputó todos los partidos que afrontó su selección. Tras eso volvería a Newell’s para ser otra vez campeón de Argentina. En los leprosos era genio y figura junto a Lllop, Martino, Theiler, entre otros, por lo que a fines de 1989 le dieron el pase en agradecimiento a todo lo que había hecho por el club. Él podía decidir su futuro sin presiones.

En 1990 tenía 34 años y en Rancagua buscaban un 10 para reemplazar a Sergio Merlini, el de los penales sin barrera y del golazo de tiro libre a Colo Colo, quien había regresado a Independiente de Avellaneda, antes de volver a Chile para jugar en Unión Española y Cobreloa. A Nelson Acosta le acercaron el nombre de Raúl Roque Alfaro y ni lo dudó. Se iba El Mago, pero llegaba El Brujo. Ese año jugó 25 partidos e hizo seis goles jugando como 10 clásico, puesto que en Newell`s siempre fue de Martino y en River de Beto Alonso. En Rosario, Alfaro jugaba con la 9 y en el Millonario con la 11.

En O’Higgins, con sus reconocidos pases desde 40 metros, fue el 10 de un equipo que en 1990 tenía a Aníbal González y Gabriel Mendoza, Ronald Baroni, entre otros, mientras que en 1991 coincidió con Carlos Gustavo de Luca, Martín Gálvez y Malcolm Moyano. Ese año jugó 22 partidos e hizo dos anotaciones. De los goles que marcó, dos son los más recordados, y son iguales. Uno en San Carlos de Apoquindo hacia el arco norte y otro en el Nacional hacia el arco sur, los dos en 1990, los dos a Universidad Católica, los dos desde 45 metros, los dos desde dentro del círculo central. El primero por el Torneo de 1990 ante Marco Cornez, el segundo por la Liguilla para Copa Libertadores ante Patricio Toledo y su coqueto vestuario rojo. Finalmente esa Liguilla la ganó Concepción y fue a la Libertadores, Copa que también le fue esquiva a Alfaro en 1991, cuando ya en enero de 1992 Católica cobró revancha en la Liguilla y ahora sí los venció en en el Nacional y clasificó al torneo internacional.

En 1992 otra vez el Brujo fue el 10 de O’Higgins e hizo dos goles en 23 partidos. Ahora con Pellegrini de DT y la compañía de Juvenal Olmos, Hugo Brizuela y la dupla Moyano – De Luca. Ese 1992, con 36 años, fue el último torneo de Alfaro. En 1996 volvió como DT y trajo a los veteranos Martino y Cozzoni, pero le fue pésimo y encaminó a su equipo hacia el descenso con Jorge Socías, quien un año antes había sido bicampeón con la U. Su amigo Américo Rubén Gallego le dijo que le faltaba mucho para ser DT y que comenzara de nuevo como ayudante. Humilde, escuchó el consejo y se reinventó. Luego sería campeón como ayudante del Tolo.

En mayo 2019 vio la muerte de cerca por un tumor en el recto. “Estuve al lado del arpa, pero Dios esta vez no quiso”, contó después. Todo Rancagua rezó por él. Es que, si en Newell`s Old Boys lo consideran uno de los mejores de su historia, en O’Higgins muchos lo sitúan como ídolo máximo del club y le perdonan su participación en el descenso de 1996. Es que no fueron solo los dos goles de mediacancha, fueron tres años comandando campañas memorables del equipo celeste. Por esos años, y al igual que en Argentina 1987, Raül Roque Alfaro fue el número 1.