Coquimbo 95-98: El Bocha, Román y el Beto

Óscar Román Acosta se hizo conocido en Chile por ser el elegido por Jorge Socías para reemplazar a Raúl Aredes en la U a comienzos de 1995. A menos de seis meses de haber llegado le dejaba su lugar a Leonardo Rodríguez. Lo curioso es que el zurdo venía de estar muy bien considerado en Argentina, donde había tenido campañas sobresalientes en Ferrocarril Oeste y en Vélez Sarsfield, que lo había llevado por muchos ceros a la derecha a jugar a Japón y luego regresar para jugar en River Plate. Pudo haber ido al Mundial México 1986 por Claudio Borghi o por Carlos Daniel Tapia, pero se lesionó antes de la prenómina y quedó out cuando era una de las grandes figuras de la liga local. Un año después tendría revancha con la selección y fue cuarto del continente en la Copa América de 1987. Después de la U en 1995 se fue para jugar en Argentinos Juniors, pero al año ya estaba de vuelta en Chile para ser el creador de Coquimbo Unido. En la Cuarta Región, con 32 años, tuvo su mejor versión en el fútbol chileno. Jugó 15 partidos, anotó un gol e hizo dupla con el Kunta Cabello en el mediocampo. Llegó para reemplazar a otro 10 argentino de larga trayectoria: José Daniel Ponce.

El Bocha Ponce es ídolo de varios clubes del fútbol argentino. En Godoy Cruz, San Lorenzo y Estudiantes La Plata lo aman. Además jugó en Boca Juniors, donde obtuvo dos títulos siendo el 10 del equipo. Jugó la Copa América de 1983 y participó activamente del proceso de la selección argentina rumbo a México 1986. Carlos Bilardo lo conoció en Estudiantes y lo llevó a la albiceleste, donde tendría su noche mágica anotándole dos goles a Alemania en Alemania. Después que Maradona levantó la Copa en el Azteca, el DT nombró a Ponce como uno de los ganadores ausentes de esa Copa del Mundo. 

A Chile llegó en 1995 con 33 años para ocupar el lugar que el veterano Sergio Díaz, exColo Colo, tuvo en 1994. Ponce fue la figura de Coquimbo en esa temporada 1995. Jugó 25 partidos e hizo cuatro goles. Su zurda cautivó en la Cuarta Región pese a su edad, y se quedó una temporada más. En 1996 llevaba dos goles en siete partidos, pero a mitad de año aceptó una oferta de Everton para sumarse junto a Manuel Neira al equipo en Primera B. Se retiraría en Huachipato en 1997 y se quedaría a vivir en Chile hasta hoy. Aaah, en Coquimbo hizo dupla con Héctor Kunta Cabello.

Tras la ida de Acosta a fines de 1996, Coquimbo intentó con Fabián Salinas en el Apertura 1997 para acompañar a Héctor Cabello, quien finalmente se quedó como único conductor para el Torneo de Clausura. Ya para 1998 al Kunta le trajeron a al chascón Fabián Vásquez, quien jugó 19 partidos y no hizo goles. Cuando la cosa se complicaba y Coquimbo coqueteaba con el descenso se acordaron de los “viejos pelaos”. Desde Argentina llegó el veterano Norberto Ortega Sánchez. Vieja gloria del fútbol transandino de los 80 y los 90. Figura en San Lorenzo, Racing, Vélez, el Argentinos Juniors de Jaime Pizarro y otra vez San Lorenzo entre 1994 y 1996, donde fue campeón. Dos años después, ya con 35 años, llegó hasta el cuadro pirata para salvarlos del descenso. Hizo 5 goles en 9 partidos y fue clave en la Liguilla de promoción ante Unión Española, donde hizo dos goles en el 6-1 en Santa Laura y un gol clave en el 1-3 como locales cuando la Unión podía haberse entusiasmado con el milagro y terminó resignándose con una temporada más en la B. El gran culpable de eso había sido el veterano argentino, quien guió al equipo en el momento más difícil del año. Lo había hecho junto al Kunta Cabello. 

Ponce, Acosta y Ortega Sánchez, de los mejores 10 que tuvo el fútbol argentino años antes de sus venidas a Chile, compartieron en Coquimbo con delanteros y compatriotas que también se recuerdan hasta hoy. Por esos años pasaron Roberto Cerino, Carlos Ramón González, Pedro Perico Ojeda, Alejandro Kenig y Mario Saccone. Fueron años de José Sulantay, cuándo no, y de una que otra goleada guiada por el Bocha, Román o el Beto, los argentinos con trayectoria que llegaban a Chile en los 90. Podían rendir o no, pero sus currículums cuesta encontrarlos en el fútbol actual. Un recuerdo para los “viejos pelaos” del Coquimbo 95 – 98.