José Letelier, Milton Flores, Leonardo Soto, Aníbal Valdivia, Alfredo Oteíza, Leonel Herrera y Sergio Verdirame son los campeones de América de Colo Colo que poco y nada jugaron en la obtención del título de 1991. Ninguno de ellos tenía más injerencia en el plantel que uno que ni siquiera estuvo en la nómina de 25 jugadores. Ese era Agustín Salvatierra, quien incluso aparece en varias reseñas como campeón de América de 1991. Lamentablemente no lo es.
A comienzos de 1991 Salvatierra estaba mejor considerado a futuro por Jozic que varios de los que inscribió en la Copa Libertadores. Por lo mismo quería que ésa fuera su temporada de fogueo para que en 1992 volviera maduro de un préstamo. Al Cucho le estaban buscando club y no era un jugador activo de la pretemporada. Por algunas lesiones o jugadores que aún no agarraban ritmo, finalmente terminó jugando un cuadrangular en Rancagua ante el Shinnink de Rusia, O’Higgins y la selección de Hungría. Rindió tan bien, sumado a las lesiones de Raúl Ormeño, que Jozic quiso moverse rápido e inscribirlo a última hora para la fase de grupos de la Copa. La petición llegó fuera de plazo y Salvatierra debió esperar.
A la par, el polifuncional central, lateral o volante comenzó a ser uno de los que más jugaba en el ámbito local, año en el que Colo Colo obtuvo el tricampeonato. Su gran estado físico y su fiereza en la marca personal sorprendía día a día a Jozic. El croata no hallaba la hora de sumarlo a la campaña de la Copa Libertadores. Para eso debían clasificar a la segunda ronda. Lo lograrían con creces.
Ya para los octavos de final, el coordinador de ese entonces de Colo Colo, Víctor Herrera, era el encargado de inscribir al Cucho. Iba a ocupar la camiseta 18 que dejaba Sergio Salgado. El DT croata ya comenzaba a planificar el resto de la Copa con una de las revelaciones de 1991. Pero no. Otra vez el jugador no fue inscrito, esta vez por un error del coordinador y no por un atraso del cuerpo técnico. Jozic y Eddio Inostroza daban vueltas en círculos y los insultos en croata no se entendían, pero se entendían. El enredo con esa inscripción derivó en que Sergio Salgado seguía siendo parte de la nómina y podría haber jugado esa final ante Olimpia ya estando en Antofagasta. Eso nunca se va a saber. Colo Colo no quiso meterse en problemas.
Agustín Salvatierra incluso concentró en varios de los partidos decisivos, donde se incluían a lesionados y suspendidos. “Demás que hubieras jugado”, decía el Cucho que le comentaban sus compañeros. El plantel de esa Copa era corto y muchos juveniles estaban ahí para completar la nómina, más que para ser una real alternativa. Salvatierra ya estaba en el siguiente nivel, tanto así que luego sí jugaría la Supercopa 1991 en la que debutarían como flamantes campeones, y disputaría la Intercontinental y el amistoso ante Real Madrid en ese mismo año. Luego, en 1992, la Recopa Sudamericana y la Interamericana.
El Cucho quedó con la espina clavada, pero no culpa ni a Víctor Herrera ni a Mirko Jozic, del que se convertiría en regalón y comodín. Pese a no haber sido inscrito en dos oportunidades se siente parte de la campaña donde participó casi como un jugador más, solo que sin poder saltar a la cancha. Le ha tocado pasar 29 años corrigiendo que él no era parte del plantel campeón de América, que era el jugador número 26. El hombre que nunca estuvo.