Corría el año 1994 y la recién asumida directiva del Sifup de Carlos Ramos cerraba un contrato con Salo por los derechos de imagen de los futbolistas profesionales chilenos. Duraba hasta 2010, y básicamente lo que buscaba era asegurar los álbumes del Campeonato Nacional. Es decir, profesionalizar lo que se venía haciendo desde muchos años atrás. Salo era “LA” marca de álbumes de Chile. Un gigante con sede en Bellavista, llegando a Pio Nono.
Salo no solo ofrecía los álbumes de Chile. También sacaba sagradamente sus ediciones en Copa América y en los Mundiales. Para eso tenía como aliado a Navarrete, una Editorial con sede en Perú, pero con gran penetración en Colombia, Bolivia, Venezuela, Panamá, entre otros países de América Latina. Estos Robin Hood del Continente no habían permitido que a Sudamérica entrara con fuerza Panini, el gigante italiano con las licencias oficiales de la Fifa. En 1990 y 1994 los álbumes que coleccionaban los chilenos eran el Salo-Coca Cola del Mundial de Italia 90, y el Salo-Mckay de la Copa de EEUU 94.
Panini quiso entrar tibiamente entre 1995 y 1997 con un álbum editado en 1994 con la Historia de los Mundiales y otro con Estrellas Mundiales de Europa, donde en la portada salía Iván Zamorano celebrando un gol con el Inter de Milán. Su desembarco con bombos y platillos estaba planeado para el Mundial de Francia 1998. En Chile se encontraría con los mismos problemas de derecho de imagen que había tenido en Inglaterra e Irán. Las láminas de los iraníes, lisa y llanamente, no aparecerían en ese álbum, pese a que los espacios estaban disponibles. Inglaterra y Chile no permitían el uso del rostro de los jugadores asociados a la camiseta oficial, ni al logo de la Federación. Por eso, las caras de los ingleses aparecían sobrepuestas en un buzo blanco. Para peor, Tony Adams, Les Ferdinand y Robbie Fowler negociaron por separado sus derechos. El arreglo fue hacer muchas menos láminas de ellos. Se convirtieron en “Figurita Difícil”.
La llegada del álbum de Panini Francia 98 en Chile se produjo semanas después que el de Salo estaba en el comercio. En la edición de la Editorial de Bellavista se abusaban de las imágenes de los jugadores chilenos. Láminas de rostros, otras dobles de cuerpo completo, hologramas, posters, cartones, y con Marcelo Salas en la portada en una edición más grande que las que nos tenían acostumbrados
Panini, por su parte, solo podía usar el rostro de los jugadores chilenos. En las páginas de Chile omitieron la lámina del equipo formado, mientras que las caras las pusieron sobre un buzo Adidas, marca que Chile no usaba desde 1994. Una tocada de oreja para la ANFP, el SIFUP y SALO. No hacían referencia a Rebook, como pedían, pero sí montaban sobre un coqueto buzo de la marca que es auspiciador oficial de la Fifa. Con Inglaterra lo habían hecho sobre una casaca sin marca. No había tocada de oreja. Con Chile lograron que hasta ese buzo se buscara en el comercio.
Para peor, en las páginas de Chile no aparecía José Marcelo Salas, quien era portada y lámina especial en el de Salo. En su lugar estaba Claudio Núñez, además de Pablo Galdames, otro que no asistió a Francia 1998. ¿Por qué no estaba Marcelo Salas? Ya había sido figura en las Clasificatorias y en River Plate. Hubo dos teorías. El delantero no estuvo en la primera parte de la gira por Asia, Oceanía y Europa de comienzos de 1998, momento en que se tomaron las fotografías. Lo curioso es que Iván Zamorano tampoco había estado, y sí estaba en el álbum.
La otra teoría de la ausencia de Salas había sido otra tocada de oreja de Panini, y su lazo con Adidas. Por esos años Marcelo Salas era rostro de Nike. Junto a Rozental habían potenciado la marca en Chile con zapatos de fútbol e indumentaria deportiva, desbancando a Adidas en el mercado chileno. Rozental, que sí sale en muchos álbumes de Francia 1998, tampoco aparecía en el de Panini. Lo curioso es que Ronaldo, cara de Nike, si tenía su lámina. En Brasil, eso sí, no estaban Cafú, Aldair, Dunga y Leonardo. Curioso.
Al final solo fue una extraña omisión, Las teorías conspirativas se acabaron cuando, terminado el Mundial, Panini sacó láminas con los “stickers update”, algo que venía haciendo desde México 1986. Ahí si estaba Marcelo Salas, además de los brasileños, Michael Owen, Javier Zanetti y los franceses Lizarazu y Petit. Las láminas se podían pegar sobre un jugador que no haya estado en Francia 98, o simplemente coleccionarlas como una hoja aparte, un añadido. También, tras abuenarse con Irán, aparecerían las láminas de los iraníes como insertos en algunas revistas deportivas, láminas que aún se encuentran a muy alto precio en sitios de coleccionistas.
Y si de buen precio hablamos, hay otra lámina de Marcelo Salas que se vende a casi 100 dólares en internet. Es una lámina que se corrigió en el camino, un error del álbum Francia 98 de Navarrete para gran parte del Continente, a excepción de Perú, donde los jugadores aparecían con cuerpo completo. En lugar de Marcelo Salas salía una cara de Mario Salas. Las fotos habían sido sacadas en un duelo ante Brasil en Brasilia, el de la jugada de Romario a Ronald Fuentes. Ese duelo no lo jugó Marcelo Salas, sí Mario.
La lámina de Mario Salas se sacó rápidamente del mercado, y se reemplazó por una de Marcelo Salas en el partido ante Bolivia que nos llevó al Mundial. Los más suertudos llegaron a tener dos láminas 104 de Marcelo Salas. Los mucho más suertudos han podido vender a muy buen precio la lámina de Mario Salas en el álbum de segunda mayor penetración en el continente. En el primero, el Panini, tampoco salió en primera instancia la cara de Marcelo Salas. Una injusticia tan grande de Francia 98 como el penal cobrado por Lucien Bouchardeua.