Modo Panamericanos: El atleta que se transformó en obsesión de Mirko Jozic

Sabido era el gusto del croata Mirko Jozic por los stopper veloces. No contento con tener a Miguel Ramírez y Javier Margas, los mejores especialistas a inicios de la década del 90, en el año 1992 fue a buscar al más veloz de todos. Se trataba del zurdo George Biehl, quien en los 80 fue uno de los grandes exponentes del deporte chileno y un gran conocedor de victorias en el estadio Nacional, pero no precisamente por el fútbol, sino que por el atletismo.

Para inicios de 1992, y con ya cuatro años en el fútbol profesional, Biehl aún tenía el récord chileno de 110 metros vallas, deporte en el que se había especializado entre 1980 y 1987, y en el que había representado al aún no creado Team Chile en los Panamericanos de Indianapolis de 1987. Tras ganar y ganar, perdió el entusiasmo. Ya no tenía competidores en Chile.

Para 1992, al momento de fichar en Colo Colo, aún era la marca más antigua de todo el atletismo nacional, deporte que ya había pasado por toda la preparación para los Panamericanos de La Habana 91 y los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Biehl, entre 1986 y 1987, también había incursionado en el decatlón, dando ventajas en su especialidad. El de 1987 iba a ser su último año en el atletismo y para 1988, gracias a un ofrecimiento de Audax Italiano, probaría suerte con el fútbol, deporte que había practicado de forma amateur entre 1980 y 1981 en el Club Las Colinas.

Lo de Biehl (24-09-1963) era velocidad pura. Con esa velocidad se había cambiado del atletismo al fútbol y en su primer año, 1988, ya destacaría en Audax Italiano, club en el que jugaría hasta 1990. En tres temporadas estaría el 90 por ciento de los partidos y convertiría diez goles por año en segunda división. En 1991 se lo pelearían Everton y Santiago Wanderers, siendo un rapidísimo puntero izquierdo, pero también un centrodeldntero y hasta mediocampista. Finalmente se iría a Valparaíso, al equipo que ya lo había tentado en 1990. En realidad lo había tentado Luis Santibáñez, quien lo quería para su fútbol táctico.

Mientras Colo Colo ganaba la Copa Libertadores en 1991, el exatleta se convertía en uno de los pocos rescatables en la campaña de los caturros en el Campeonato Nacional de 1991, torneo que los enviaría a la Segunda División. En el verano en que Wanderers se iba a la B, el zurdo Biehl, con casi 30 años, pasaba a Colo Colo, el campeón de América y tricampeón del Torneo Nacional. 

Su velocidad le iba a servir a Mirko Jozic en diferentes posiciones. Podría ser una buena opción en lugar de Jaime Pizarro como carrilero izquierdo, o incluso de Marcelo Barticciotto en el puesto de puntero, en el que había destacado en años anteriores. Pero no. Mirko Jozic tenía un plan y era el de transformar a un exatleta en un fiero marcador de hombre a hombre. Su lugar iba a estar en la defensa y su misión, casi todo el año 1992 y 1993, fue la de sumar un tercer hombre por sobre el líbero. Más que reemplazante de Miguel Ramírez y Javier Margas, terminaría siendo su socio.

El paso de George Biehl en Colo Colo duró todo lo que le quedaba a Mirko Jozic en frente de los albos. Durante esos dos años con Colo Colo jugó Copa Libertadores, Copa Interamericana, Recopa Sudamericana, Supercopa y Copa Conmebol. «Pasar por el amateurismo total, como ocurre en el atletismo, donde a pesar de los auspicios debes buscar otras fuentes de entrada, jugar en equipos como Audax Italiano y Wanderers, y estar en Colo Colo son experiencias que hacen mirar todo con una perspectiva distinta» aseguraba feliz en una entrevista a Don Balón en 1993. Sería la misma revista la que lo criticaría por la rudeza de su juego en su paso del atletismo al fútbol, y luego de pasar de ser un delantero a un fiero marcador. Era parte de la transición. 

Tras Colo Colo, en 1994 sería uno de los tantos jugadores enviados desde Colo Colo a Antofagasta, junto a Fernando Vergara, Juan Umaña y Leonel Herrera. En un plantel con varias jinetas, se convertiría en uno de los capitanes y encontraría una nueva posición en el campo de juego. El DT Andrija Percic, amigo íntimo de Mirko Jozic, lo comenzaría a usar como líbero, mismo proceso que había hecho Jozic con Lizardo Garrido en Colo Colo, quien había pasado de lateral derecho a primer central en línea de cuatro, y luego a líbero, ya con treinta y muchos.

Tras ese año en Antofagasta, Biehl pasaría a Coquimbo Unido en 1995, fichando como uno de los mejores líberos de 1994. En los Piratas haría huesos viejos y se convertiría en uno de sus emblemas, jugando cuatro temporadas hasta fines de 1998. En 1999 le daría una mano a su amigo Juvenal Olmos, DT de Unión Española en la Primera B, y sería uno de los referentes en el plantel hispano, que mezclaba experiencia y juventud, y que incluso había tentado a Luka Tudor, retirado a fines de 1997 con solo 28 años. Con el ascenso de los hispanos, sería George Biehl quien se retiraría a fines de 1999.

Entrando los 2000, Biehl llegaría a las Inferiores de Universidad Católica de la mano de Olmos, y luego sería ayudante de Jorge Pellicer en el título del 2005, y también en su paso por el Maracaibo de Venezuela, para luego pasar a ser ayudante de Ivo Basay en las divisiones menores de la Selección Chilena e incluso estar al frente de la Sub 17.

Finalmente el fútbol, ahora desde la cabina técnica, se convertiría en su pasión, pese a ser uno de los mejores atletas chilenos durante toda la década de los 80. Se había quedado sin rivales en Chile en los 110 metros vallas, y, desde su polifuncionalidad, terminó peleándole el puesto a casi todos los campeones de América de 1991. Algunos no le recuerdan tantos buenos partidos, pero el hombre se dio maña para llegar como refuerzo a uno de los planteles más exitosos de la historia del fútbol chileno.