Ricardo Perdomo (1960-2022): Se nos fue el crack que trajo Don Nelson

Los hinchas más viejos de Unión Española lo saben bien. Entre 1991 y 1992 cerraban sus ojos y les cambiaban el DT. Con la Copa Chile y el Torneo Nacional jugándose en fechas diferentes, los equipos  armaban planteles para dos campeonatos distintos, una especie de Apertura y Clausura. Lo de Unión no era diferente. Así, en 1991 pasaron Manuel Rodríguez Araneda, Juan Rodríguez y Pedro García por la banca hispana. Cuando García pensó que iba a seguir, la directiva de Unión Española fue por Nelson Acosta, de buena campaña en O’Higgins de Rancagua en 1991.

Don Nelson, fiel a su estilo, armó el plantel hispano de 1992 desde atrás para adelante. Se reforzó con Mario Bruno Lucca y su regalón Claudio Figueroa, a quien conocía desde Fernández Vial y O’Higgins. Para el mediocampo fue más allá y convenció a Ricardo Perdomo, crack del fútbol uruguayo, que hoy sería solución para cualquiera de los grandes de la capital, e incluso de Argentina y Brasil. Confundido muchas veces con otro charrúa, José Perdomo, lo de Ricardo era tan bueno como lo del melenudo mundialista oriental.

Ricardo Javier Perdomo (3 de julio de 1960) llegó hasta Independencia con 31 años, y tras pasar por el fútbol uruguayo, español y argentino. Nacional de Montevideo, Rayo Vallecano de España y Mandiyú de Argentina habían sido sus tres equipos anteriores. Era un jugador del riñón del Bolso, donde jugó 139 partidos y marcó cuatro goles, ganando dos torneos nacionales y una Liguilla. Había tenido dos temporadas en Europa con 68 partidos, y en Argentina se había convertido en un histórico del equipo de Corrientes. Pese a ser un volante defensivo, tuvo de casero a Boca Juniors entre fines de los 80 e inicios de los 90, además de un recordado golazo desde mitad de cancha a Chaco For Ever, parte del documental “Fútbol de Primera” en Netflix.

En 1992 “Murmullo” iba a ser el patrón del mediocampo hispano, en la misma posición que hasta hace poco ocupaba su nuevo entrenador. Acosta y Perdomo hicieron sociedad, y junto a Marcelo Vega llevaron al equipo a quedarse con la Copa Chile 1992 en una recordada final ante Colo Colo. La gran campaña hispana hizo que las grúas mexicanas miraran hasta Chile y se llevaran a Nelson Acosta al Cruz Azul. En la fecha 3 del torneo el “Calvo estratega” partiría a México y le dejaría su puesto a Guillermo Yávar, con un interinato de Ricardo Contreras en las fechas 4 y 5. El Yemo, pese a tener un equipazo con Perdomo incluido, no logró los objetivos y se marchó una fecha antes del final. La jornada 30 la dirigió Miguel Ángel Neira, y para la recordada Liguilla con Colo Colo, la UC y la U volvería Nelson Acosta en gloria y majestad. Se reencontraría con Perdomo, pero no lograron ir a la Libertadores de 1993.

En 1993, eso sí, Unión Española obtuvo ante Cobreloa por segundo año la Copa Chile, otra vez con Acosta, Perdomo, Lucca, Vega y, esta vez, Juan Castillo. Tanto Vega como Castillo partirían a Colo Colo para el Campeonato Nacional, mientras que el uruguayo Perdomo seguía haciendo huesos viejos en Unión. El charrúa había sido parte del proceso de la Selección de Uruguay rumbo a México 1986, jugando seis partidos en una época de muchos volantes de quite en la Celeste. Finalmente se quedó abajo del avión y no pudo estar en la cita azteca.

Murmullo, en 1993, ahora sí, ganaría la Liguilla de Copa Libertadores con Don Nelson, ahora sí, dirigiendo el año completo. En 1994, con 33 años, tendría su mejor año en los hispanos, escalando hasta los cuartos de final de Copa Libertadores. El uruguayo era inamovible en un equipo que movía sus piezas partido a partido con alrededor de 16 jugadores que alternaban titularidades y suplencias, que podía jugar con línea de cuatro, de cinco, o con tres arriba. Él y José Luis Sierra eran fijos en el mediocampo. Los Pablo Galdames, Claudio Figueroa, Mario Salas o Mauro Donoso debían adaptarse a los requisitos del DT.

En medio de ese 1994 Perdomo pudo salir, como sí lo hicieron Sierra, Carreño, Sánchez, Ruiz y Montecinos. Se quedó a sostener el barco. En 1995 partiría Mario Lucca y él quedaría como capitán. Con humildad luego le cedió la jineta a Pablo Galdames, a quien Unión Española deseaba empoderar. El volante charrúa llevaba cuatro buenos años en Chile, convirtiéndose en uno de los grandes refuerzos de la década. Los más líricos armarían un mediocampo de los 90 con Emerson, Espina, Gorosito y Rodríguez. Uno que quisiera equilibrio pondría al uruguayo en el equipo ideal por sobre el brasileño.

En 1996 Perdomo, con 35 años, volvería a Uruguay a pedido del River Plate de Montevideo que necesitaba su experiencia. Tras seis meses, retornaría a Unión Española para echarle una mano al equipo que peleaba el descenso, entre otras cosas, por la mala elección de los refuerzos uruguayos de inicios de año, donde estaban el central Carlos Martínez, el conductor Charles Silvera y el contención Héctor Méndez, quien no rindió ni un 10% de lo que venía haciendo Perdomo. «Murmullo» volvería y de inmediato se calzaría la jineta de capitán.

El uruguayo, vieja confiable, terminó salvando a los hispanos del descenso, esta vez sin Nelson Acosta, quien había partido a la Roja pese a ser uno de los responsables de la mala posición de los hispanos. En 1997, vieja confiable otra vez, su puesto quedó en manos del Indio Héctor Morán, quien no pudo hacer olvidar a Perdomo, pese a su dilatada experiencia. Ese año 1997 Ricardo jugaría su último año en Chile con Palestino. Tenía 37 años y seguía corriendo por todos. Tanto así que en 1998 volvería a Uruguay para jugar en Rampla Juniors. Por allá se retiraría en el año del Mundial de Francia. 

Volante con personalidad, tras el retiro se dedicó a ser entrenador. El Nacional de Montevideo le abrió sus puertas para ser DT de las inferiores. Entrenó a un novel Luis Suárez y se lo recomendó a Martín Lasarte para que lo subiera al primer equipo. Pronto sería ayudante de Daniel Carreño, con paso por Palestino. En solitario dirigió Atenas, Miramar Misiones y Plaza Colonia entre 2006 y 2009. Por esos años le perdimos la pista. Este 12 de agosto de 2022 volvimos a saber de él. Había fallecido a los 62 años con diagnóstico reservado. Lo que no nos reservamos es este homenaje a Murmullo, un crack noventero.

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