El mérito del “jugaste menos que Lee Chong”

Hay que estar arriba de los 30 para que alguien te diga “jugaste menos que Lee Chong”. También hay que ser conocedor para saber que se refieren a los 139 segundos que jugó el Chino Óscar Lee Chong en La Paz en 1997 por las clasificatorias a Francia 1998. Hay que ser mucho más conocedor aún para saber que para jugar en esa Roja se necesitaban mínimo unos tres años de regularidad.

Para febrero de 1997 Nelson Acosta tenía un rompecabezas de esos que Don Nelson resolvía como Viejo Sabio. No tenía al expulsado Fernando Cornejo, al suspendido Cristián Mora y al lesionado Luis Musrri, tres de sus volantes de contención titulares. Wilson Contreras, una de las primeras opciones como mixto por la banda derecha, también estaba lesionado, Juan Carlos González no había convencido como contención en las prácticas, mientras que Nelson Parraguez, Clarence Acuña y Moisés Villarroel aún no eran opciones. Miguel Ramírez, Eduardo Vilches y Fabián Estay estaban cortados por Acosta. La única buena era la vuelta de Luis Chavarría tras su expulsión ante Argentina y su ausencia ante Perú.

Acosta vio lo que tenía a mano y sin haber jugado ni un minuto en Clasificatorias le comunicó a Mario Salas que sería titular, para conformar el trío de volantes más defensivos con el Chiqui y Víctor Hugo Castañeda en la altura de La Paz por atrás de Jaime Riveros. Salas era uno de los primeros suplentes de Colo Colo, pero Acosta lo conocía de sobremanera desde Unión Española, desde donde incluso lo había llevado a jugar como titular ante España en 1993.

Don Nelson sabía que los 3.640 metros de la capital boliviana eran complicados para los cuatro volantes. Por eso echó mano a dos inexperimentados en la Roja, pero con recorrido en el fútbol chileno: Cristián Pistola Flores de Wanderers y Óscar Lee Chong de Palestino. La mayor virtud de ambos era ser corredores, unos obreros del mediocampo.

El Chino era jugador icónico de los 90 y fines de los 80. Había sido figura comiéndose la banda derecha del mediocampo en el Concepción de Almada y Adomaitis en la Libertadores 1991. Luego estuvo en el “millonario” Antofagasta de 1992 y en el liguillero Temuco de 1993, antes de pasar a Palestino en 1995. Siempre entre los más regulares de su equipo, de los que más jugaban, el que más corría. Merecía su reconocimiento desde que pasó por la U y Católica en inferiores, además de Súper Lo Miranda, Quintero, Coquimbo y Naval en el profesionalismo.

Ese reconocimiento llegó en 1997. Para muchos esos 139 segundos pueden ser una burla, pero para él fue la final del mundo. «La camiseta que usé en la Selección la tiene mi hijo. Se la regalé. Para él tiene mucho valor. Fue un paso breve, pero es lo más grande que me pudo pasar en el fútbol. Si somos 20 millones los chilenos, todos queremos ponernos la camiseta de la Selección y somos pocos los que hemos tenido la fortuna, el privilegio de haberlo logrado. Para mí fue la coronación de mi carrera. Me llamaron a los 32 años. Fue lo más hermoso que viví”, contó hace poco.

Pistola Flores hizo su debut ingresando por Víctor Hugo Castañeda a los 57’, pero luego tendría más minutos en la Roja, el 2000, como líbero. Lo de Lee Chong fue al borde del pitazo final, a los 88 minutos con 50 segundos, con el partido empatado 1-1. Entró por el capitán Iván Zamorano, quien en larga ceremonia le entregó la jineta a Nelson Tapia. Luego de eso, el Chino por fin saltó a la cancha con la camiseta número 17 y en menos de tres minutos alcanzó a dejar su huella, literalmente “su huella”. “Cristaldo se escapaba en media cancha y como no alcanzaba a pararlo, le dejé un regalito en la pierna”, recuerda. Lo suyo no era pegar, pero en un partido eliminatorio, en la altura, en los descuentos, y con Nelson Acosta, eso valía como un gol. Esa jugada terminó sentenciando el empate y el punto, que, entre otros complicados, llevó a la Roja al Mundial. El partido finalizó a los 46 minutos con 9 segundos del segundo tiempo.

El Chino lo hizo por los puntos, con una finalidad, y cumplió. Está orgulloso de sus 139 segundos. “Fue el mejor momento en mi carrera futbolística”, contó en 2012, cuando se cumplieron 15 años de su partido histórico, de esos que se recuerdan hasta hoy.