En 1994 ambos usaban la camiseta ocho. Uno en Universidad Católica y el otro en Universidad de Chile. El cruzado era volante ofensivo, mientras que el azul era mediocampista de contención. El de la UC peleaba la titularidad con el Gallego Jorge Vásquez, mientras que el otro era titularísimo en la U. Ambos habían llegado a sus clubes ese año. Los dos venían del O’Higgins de Manuel Pellegrini en 1993. Habían debutado en los cruzados, uno en 1981 y el otro en 1983. El primero es Juvenal Olmos, mientras que el segundo Luis Patricio Mardones. En la tabla de posiciones del Campeonato Nacional de 1994 el orden fue inverso. El primero fue el Pato junto a la U, su U.
Pinturita Olmos y Pato Mardones se conocían desde los 80. Eran amigos, muy amigos. Con cariño por la UC, habían estado juntos en Universidad Católica y en la Selección Chilena. En 1992 volvieron a juntarse en O’Higgins junto a Rubén Espinoza, otro excompañero en los cruzados, pero que había pasado a ser histórico de Colo Colo tras ganar la Copa Libertadores. Los tres estuvieron juntos por dos años. Eso sí, Espinoza tuvo un breve paso por Everton en la Copa Chile 1993.
Hasta fines de 1993 la amistad de Olmos y Mardones iba viento en popa. Habían hecho una buena campaña en Rancagua y volvían al primer plano del fútbol chileno. Los equipos grandes volvían a fijarse en ellos. A Olmos se lo llevó Pellegrini hasta la Precordillera, mientras que a Mardones lo tentó Arturo Salah para la U. Dos entrenadores amigos separaban a dos jugadores amigos. Nada hacia presagiar…
El año 94 estuvo caliente. Terminó con 25 años sin títulos de la U y también con la amistad de los dos amigos cruzados. Ese torneo estuvo lleno de detalles que agrandaron la rivalidad entre la U y la UC. Los dos clásicos del año fueron a muerte, con muchos expulsados. Si había que quebrar, se quebraba. El Beto Acosta le puso un combo a Musrri sin siquiera haber discutido durante el partido. La UC había ganado con nueve jugadores. Se sentían ganadores. En la U se iría Salah y no daban pie con bola con Socías. Algunos hinchas cruzados vaticinaban que los azules terminarían en la B otra vez. Que lo de los azules solo había sido un comienzo de caballo inglés. Eran siete puntos de ventaja en época que daban dos por ganar.
Pero la U se recuperó y la UC empezó a caer. Los cruzados comenzaron a Pero la U se recuperó y la UC empezó a caer. Los cruzados comenzaron a empatar de visita y cayeron dos veces en el Norte. Ante el Atacama de Cornez y el Antofagasta de Jorge Gómez e Ian Mc Niven, el equipo del zurdo Lester Lacorix, quien casi no había hecho goles en su carrera. El de ese 94 fue de derecha y ante la UC. Se desencajó todo, Olmos volvió a Santiago con un parche en la boca. En la U lo encontraban un tontito. En la U estaba su amigo Mardones.
Así se jugó el Clásico Universitario de la segunda rueda. Con Gorosito declarando que la U debería jugar la liguilla en Navidad, mientras que ellos, como campeones, estarían celebrando en familia. Los azules entraron con todo. Se pegó mucho, Ronald Fuentes sobre todo. No tuvo ni amarilla. Rogelio Delgado, Musrri, Salas, Cristián Castañeda y Mardones también pegaron. Muchas de las patadas de Mardones fueron a parar en las piernas de Olmos. Tuvieron un duro encontrón en mitad de cancha. Tras el gol de Salas, el Pato celebró con todo. Olmos sentía que había injusticia. Que Salas estaba offside tras el pivoteo de Marcelo Jara. Patricio Mardones, exsimpatizante de la UC, ni se inmutó. Tres fechas después haría el gol del títlulo para la U tras otro penal dudoso en El Salvador. Olmos sentía que su amigo Mardones era cómplice de una injusticia mayor, de una confabulación. No se hablaron por cuatro años. Tras eso nada volvió a ser igual.
Mardones en tres años se volvió símbolo de la U. Fue clave en el bicampeonato del 95, volvió a la Selección con Azkargorta y en 1996 era uno de los tiradores de penales en la Copa Libertadores. Se retiró a fines de ese año. Ya en este Siglo trabajó en los azules. En cancha y en la dirigencia. Es palabra autorizada cuando se buscan referentes azules para alguna nota. Atrás quedó su figura ligada a la UC de los 80, de éxitos deportivos con jugadores formados en casa, identificados con el club. La época que compartió con Olmos y que se cortó en la recta final del campeonato de 1994.