Cuando Ñandú, Spin y KS7 llegaron a la Selección Chilena

Luis Patricio Núñez tiene solo un partido oficial por la Roja. Fue en Talca, el 28 de marzo de 2007 ante Costa Rica. Lucho Pato entraría a los 61 minutos por Humberto Suazo en el duelo que Chile solo igualaría 1-1 con los ticos, a pocas semanas de la Copa América 2007. Cuatro días antes, en Suecia, el equipo nacional había caído 4-0 con Brasil. La fecha doble de amistosos había sido desastrosa. Pasarían también a la historia por ser dos partidos donde Chile jugó sin marca en su camiseta, una indumentaria sobria que hoy se cotiza entre los coleccionistas.

En rigor sí tenía marca, pero no visible. Ese es el trato que la ANFP acostumbra a hacer en estas transiciones. Aquella vez fue Spin, fabricante de algunas marcas como Nike, Lotto, entre otras, la que estuvo entre Brooks y Brooks. Claro, la recién asumida directiva de Harold Mayne Nicholls había refutado el contrato de amarre que Reinaldo Sánchez había hecho solo días antes de dejar el cargo, y que iba a durar hasta 2014, es decir, dos procesos mundialistas. Dinero rápido para tapar algunos vacíos, pero hecho de manera muy desventajosa y sin el visto bueno de su directiva o del Consejo de Presidentes. HMN creía que a todas luces ese contrato no se debía celebrar, por lo que se la jugó y no usó indumentaria Brooks para los amistosos ante Brasil en Suecia, Costa Rica en Talca, y un torneo Sub 20 en Corea. Mientras tanto, el caso fue a arbitraje. Los amistosos se dieron en los días en que el abogado Fernando Barros reunía los antecedentes.

Finalmente Brooks sí sería la marca camino a Sudáfrica 2010, en un proceso que tendría el inicio de la generación dorada y a Marcelo Bielsa en la banca, muy lejos de la realidad con la que Reinaldo Sánchez firmó sus contratos en 2007. La distancia entre la ANFP y Brooks estuvo presente durante todo el proceso, resolviendo amarres para el 2014 e incluso para el 2018. Puma se aprovecharía de las aguas movidas y desembarcaría rumbo a Brasil 2014. Con Puma, la ANFP también entraría en conflicto, luego con Nike. Un cuento de nunca acabar.

Los litigios con Nike comenzaron durante la Copa América 2021. Tras jugar todas las clasificatorias con logo, y debutar en Copa América con el signo de Nike en el costado derecho, de un momento a otro la ANFP decidió romper relaciones. El “visto bueno” de Nike sería tapado por una bandera chilena debido a deudas de la marca estadounidense, que alegaba que la Roja no había cumplido la cantidad de partidos prometidos. Claro, había pandemia, pero también aportó un duelo que Chile no quiso jugar ante Perú poco después del estallido social. El problema no tuvo solución y el contrato se rompió. Todo muy cerca de la fecha triple de septiembre, por lo que no se pudo cerrar un nuevo contrato.

Ahí apareció KS7, fusión entre Deportes Kato y Deportes Sanhueza, la marca que viste a los árbitros. Será esta indumentaria la que entregue equipamiento a la Roja ante Brasil, Ecuador y Colombia, y que también participará en la licitación para ser la marca oficial junto a Adidas, Under Amour y otras más. Es por eso que la ANFP aceptó a KS7, pero pidió que su marca no estuviera visible en ningún lugar de la camiseta, y que tampoco se pusiera a la venta, al menos de manera formal. En total serán 20 mil prendas, entre shorts, calcetas, camisetas, poleras y buzos. Se supone que solo jugadores y utileros tendrán derecho a ellas, aunque siempre hay margen para que algunos allegados a la Roja se queden con su souvenir. El debut de KS7, sin el logo visible, será el 2 de septiembre ante Brasil.

Ante Brasil también fue la primera vez que en “tiempos modernos” la Roja no usó marca deportiva a la vista. Fue en 1990, en los primeros duelos después del Maracanazo de 1989 y con la Federación de Chile recomenzando de la mano del recién asumido Abel Alonso. El timonel se acercó a Brasil y organizó la Copa Expedito Teixiera, en homenaje al padre de Ricardo Teixeira, yerno de Joao Havelange y presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, quien había perdido a su progenitor tras un paro cardiaco durante el empate 1-1 entre Chile y Brasil en el Nacional. El de la expulsión de Romario, la patada de Ormeño a Branco y el autogol más feo del mundo a favor del Scratch.

Aquella vez, en la transición entre Adidas y Umbro, fue la marca chilena Ñandú la que vistió a la Roja, también sin logo visible en la camiseta, solo en la etiqueta detrás del cuello. Se usó para el empate 0-0 en el estadio Nacional el 17 de octubre de 1990, y para la revancha del 8 de noviembre en Belem, también 0-0. Ñandú salvó la plata mientras tanto, igual como se la salvaría a la UC en 1991, en una transición entre Puma y Diadora, siempre sin poder mostrar su marca. En 1986, eso sí, con un gran Ñandú frontal, había vestido a la Universidad de Chile y a otros equipos del fútbol chileno, incluso al Comité Olímpico, en 1985. Poco tiempo después sería AVIA, con sus talleres en calle Cueto y con venta directa en Tenderini.

Ñandú en 1990, Spin en 2007 y KS7 en 2021, tres marcas que llegaron a salvar incendios, y que incluso aceptaron no mostrar su logo en pos de las conveniencias de la Roja. Todas a la sombra de los grandes conglomerados internacionales que esperan ansiosos cada licitación. Tres que algún día llegaron a la Roja. Ah, como Lucho Pato.

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