No se pudo afianzar como titular, pero hizo goles en Universidad de Chile y Colo Colo. Fue figura en Wanderers 1992, lo que le permitió volver a la U. Lo hizo muy bien en O’Higgins 1994, que le sirvió para llegar a los albos. La rompió en Audax 1996, que lo llevó hasta el Deportivo Las Palmas. En 1997 estaba de vuelta en los itálicos para el Clausura. Marcó diferencias y se convirtió en habitual en las nóminas de Nelson Acosta en la recta final de las Clasificatorias rumbo a Francia 1998. Es Mauricio Illesca, uno de los tantos que celebró al borde de la cancha la clasificación al Mundial tras vencer a Bolivia.
Su primera citación fue para enfrentar a Argentina en Santiago en septiembre de 1997. Compartió nómina con Iván Zamorano, Marcelo Salas, Ivo Basay, Claudio Núñez y Rodrigo Goldberg. Los soldados fueron cayendo de a uno. Ivo Basay renunció para siempre a la Roja tras continuos desaires de Nelson Acosta. Su cupo fue llenado por Rodrigo Barrera. Luego, Iván Zamorano fue descartado. El último en caer fue el propio Mauricio Bototo Illesca, quien cuatro días antes del partido debió abandonar los entrenamientos por una tendinitis en el talón de aquiles izquierdo.
Acosta no se hizo más problemas. Ante la Albiceleste puso a Marcelo Vega de delantero, incluyó a Wilson Contreras como cuarto volante y luego hizo ingresar a Rodrigo Goldberg tras el pedido de Los de Abajo. Chile perdió 2-1. Se venía Perú y Bolivia de local, y ya no se podía seguir jugando con un solo delantero.
Hoy no nos acordamos, pero antes del ya mítico duelo con Perú, la primera opción para acompañar a Marcelo Salas la tenía Mauricio Illesca, sobre todo tras la lesiones de Zamorano y de Fernando Vergara, quien volvía a las nominaciones tras su marginación antes de Colombia, junto a Reyes, Sierra y Juan Carlos González. Bototo Illesca le encantaba a Acosta. Había vuelto con todo desde España y era polenta pura. Lo tenía considerado ante Argentina, se lesionó, se recuperó y lo volvió a llamar. Lo quería ver.
Además de Illesca, había nominado a Juan Carreño, a quien conocía desde Unión Española. Lo llamó como 9 pese a estar jugando como volante en Concepción. El romance entre Acosta y Carreño terminaría mal, muy mal. Más atrás venían los periféricos Claudio Núñez y Rodrigo Barrera. Eran las cuatro cartas para acompañar a Salas ante los del Rimac.
El partido ante los peruanos se jugaría el domingo 12 de octubre de 1997. Ocho días antes, el sábado 4 de octubre, la Roja debía disputar un partido amistoso Clase A con Costa Rica en el Sausalito de Viña del Mar. Los ticos cancelaron a última hora por la imposibilidad de contar con los jugadores “extranjeros”, y la ANFP debió moverse rápido. Cuando sonaba un amistoso con público ante la UC, campeón vigente, consiguieron a Millonarios de Colombia, otro club, por lo que el amistoso perdería su condición de oficial.
Ante ocho mil personas, y de blanco, Acosta puso a lo mejor que tenia, salvo a Marcelo Salas. La delantera estuvo compuesta por Mauricio Illesca con la 19, debutante en la Roja con 25 años, y Juan Carreño con la 22. Al final del primer tiempo el partido seguía cero a cero ante el equipo colombiano que ni siquiera tenía sus seleccionados. Don Nelson movió las fichas e hizo ingresar a Rodrigo Barrera por Illesca en el entretiempo. Esos fueron los únicos 45 minutos del Bototo en la Roja. Iban a ser oficiales ante Costa Rica, pero terminaron siendo un entrenamiento con público, televisado a todo Chile, ante un club colombiano. Finalmente Chile ganaría 2-0 con goles de Rodrigo Barrera a los 75’ y Clarence Acuña a los 90’.
Para Perú, Illesca no estuvo ni en la banca. Acosta puso a Barrera de titular y luego hizo ingresar a Carreño. Venía el duelo final ante Bolivia. Nelson Bonifacio intentaría otra vez con Zamorano, pero Bam Bam debió bajarse por tercer partido consecutivo luego de estar en la primera lista de buena fe. Por Zamorano, otra vez Illesca adentro. Ni a la banca eso sí. “Cuando aparecen fotos de la tarde de la celebración, frente a Bolivia, por ahí aparece el Bototo, abrazando a los titulares (ja, ja)”, cuenta hoy Illesca, el seleccionado chileno en los tres partidos finales rumbo a Francia 1998, pero que nunca jugó oficialmente por la Roja. Si Costa Rica no cancelaba ese viaje, hoy aparecería en las estadísticas oficiales.