Estadio lleno, hasta la Iglesia Fátima. Marco Cornez, Pedro Reyes, Leonel Sánchez, Miguel Vargas, Remigio Fernández y Ricardo Lee arriba. Óscar Lee Chong, Mario Vener, Mario Cruz, Florencio Villalba y Álvaro Vergara abajo. Esa fue uno de los tantas formaciones que Antofagasta presentó en 1992, cuando era serio animador del campeonato chileno.
Hoy, 25 años después, suena raro que un jugador de la trayectoria de Hugo Droguett aparezca diciendo que “un incentivo para enfrentar a Colo Colo”, a estadio lleno en el Monumental, “no vendría mal”. Luego dijo que no dijo lo que dijo, luego que era una broma. El que explica se complica, no aclares que oscurece.
Antofagasta llega a la penúltima fecha del torneo como juez del campeonato. Un triunfo nortino en Santiago le abriría chances a Universidad de Chile. Los Pumas, como hace mucho tiempo, no se juegan nada arriba. Esta vez, por suerte para ellos, tampoco abajo.
Antofagasta se convirtió hace rato en un equipo sin pretensiones, muy lejano a esos planteles de inicio de los 90 que le hacían la vida imposible a cualquiera. La suerte los había dejado en un sitial de honor y ellos supieron aprovecharla. ¿Cómo fue? Antofagasta estaba en Segunda División en 1990. Un torneo que se jugaba en dos zonas (Norte y Sur) decretó que Coquimbo Unido y Osorno, los primeros lugares de cada grupo, subieran a Primera y definieran el campeón. Para las estadísticas sería Osorno. Los dos segundos, Antofagasta y Rangers, irían a la Liguilla de Promoción ante Naval y Everton. Los dos cuadros de Primera División se quedarían con los cupos, mientras que Antofagasta solo ocuparía el tercer lugar. Cuando ya estaban resignados a permanecer en la segunda categoría, se decretó la desaparición de Naval y se le daría el cupo al equipo puma que ese año fue dirigido por Jorge Luis Siviero y Hugo Solís.
Ya en Primera en 1991, los nortinos se lo tomaron en serio. El croata Andrijas Percic, siguiendo los pasos de Mirko Jozic, se haría cargo del equipo y se reforzarían con jugadores de primer nivel. El seleccionado chileno Marco Cornez sería el portero, Jorge Remigio Pautasso, símbolo de Newell’s Old Boys, el patrón de la defensa, traerían a Juvenal Olmos desde Bélgica, en ofensiva tendrían a Sergio Salgado, campeón de la Libertadores con Colo Colo, además de Juan Carlos Letelier, Osvaldo Villegas, Hugo Tabilo, Wilson Rojas y un joven Pedro Reyes. El equipo de Percic llegaría hasta la Liguilla Pre Libertadores. Por poco hace la hazaña de ascender e ir a la Copa, algo que sí hizo el Coquimbo Unido de José Sulantay. Ya vendrá esa historia.
El 92 la historia fue similar y otra vez el equipo llegó hasta la Liguilla del máximo torneo continental que a la larga sería ganada por Católica. Otra vez muchos jugadores de primer orden decidieron optar por el serio club de la Segunda Región. Ese año arribaron Remigio Fernández, central titular del Olimpia de Paraguay que disputó la final de la Copa Libertadores meses antes, el chino Óscar Lee Chong, una de las vedettes de ese verano por su gran paso por el copero Concepción en 1991, el goleador Mario Vener, los delanteros Eric Lecaros y Álvaro Vergara, que buscaban revancha de su paso por la U, el paraguayo Florencio Villalba, Pancho Hoorman, Miguel Vargas, Leo Soto, entre otros. Percic le tomaba la mano al equipo. Tras dos liguillas de Libertadores esperaban que la tercera fuera la vencida, pero ahí se estancó.
Las temporadas 93, 94,95 y 96 fueron regulares, hasta que vendría el descenso de 1997. Aún así tuvieron recordadas figuras como Ómar Gómez, Pindinga Muñoz, Daniel Fascioli, Rubén Acosta, Cañita Correa, Rubén Vallejos, Fernando Vergara, Gabriel Caballero, Toti Castro, Sergio Vásquez, Osvaldo Ozzán, entre otros. En 1994 también fueron jueces del torneo y le quitaron posibilidades a la UC ganándole en el norte con gol de Lester Lacroix y pataleta de Juvenal Olmos. Esa vez faltaba mucho para que terminara el torneo y ganaron sin hombre del maletín, ese que aparece en las fechas finales, como las que comienzan a disputarse este fin de semana.
El DT de la U, Ángel Guillermo Hoyos, dijo que no habrá incentivos. Que no se necesitan jugando a estadio lleno. Así jugaba Antofagasta de 1991 y 1992, el equipo que llegó de rebote a Primera División y que se hizo un nombre en el fútbol chileno.