Relojito, de actor secundario a principal

Cristián Romero llegó a la U como figura en 1992 y su misión era adueñarse del lateral izquierdo. Venía de ser puntal en Everton junto a Gino Cofré y ambos arribaron a la nueva U que comenzaba a armar René Orozco.

En las temporadas 92 y 93 la banda fue suya. Él jugaba de lateral y Fabián Guevara unos metros más arriba. Eso hasta 1994. Ese año Arturo Salah se dio cuenta que necesitaba de mayor equilibrio en el medio y comenzó a jugar con Musrri y Mardones en la contención, y Valencia con Aredes en la creación. Pese a que tenía un gran despliegue y también llegaba al gol, Guevara no era especialista ni en el quite ni en la elaboración. Su expertiz era como carrilero izquierdo. Sin espacio en el mediocampo, Salah lo ubicó en la defensa y el perjudicado fue Romero. Relojito se transformó en uno de los primeros cambios en defensa junto a Luis Abarca (Ronald Fuentes le había quitado el puesto que también tenía en 1992 y 1993).

Como actor secundario levantó el título de 1994 y la historia iba camino a repetirse en 1995. Guevara se había ido al Monterrey, había llegado Miguel Ponce. Romero seguía siendo un suplente de lujo, ahora para Jorge Socías. Tuvo participación en Copa Chile y Copa Libertadores, pero cuando el hincha azul recita el equipo campeón de 1995 nombra a Ponce y no al Relojito.

No lo nombran, pero se acuerdan de él. Y mucho. El 25 de noviembre de 1995 la U jugó un partido con mucha, pero mucha historia ante Palestino. Por la penúltima fecha del Torneo Nacional se enfrentaron como visita ante los tetracolores, pero jugando en el Estadio Nacional. Visitas en el papel, locales en la cancha y en las tribunas. Palestino venía con una buena campaña y con muy buenos jugadores. Rubén Vallejos y Aníbal González eran la dupla de ataque, Jorge Gallego Vásquez el creador, Óscar Lee Chong se comía la banda y tenían solidez garantizada en el arco con la presencia de Aníbal Pinto. Ahí la otra polémica. El exarquero de Melipilla pertenecía a los registros de la U y por contrato no podía enfrentar a su exclub, a menos que se pagara una cláusula o hubiera un acuerdo entre todas las partes. Antes de ponerse a conversar, fue el propio Pinto el que declinó jugar ante el equipo del que sería parte en la siguiente temporada. Era el turno del experimentado Arturo Palma, con mucha experiencia, pero con poco recorrido durante esa temporada.

La U se puso rápidamente en ventaja con un golazo de Leo Rodríguez, pero Vallejos igualó las cifras. Los árabes tuvieron varias claras, pero la expulsión de José Cabrera perjudicó el andamiaje del equipo. La U necesitaba los tres puntos con desesperación. Un empate de ellos y un triunfo cruzado dejaba todo igualado de cara a la última fecha. Eso sí, los cruzados se habían farreado antes su posibilidad de alcanzarlos al no poder vencerlos dos semanas antes en el Nacional. Ese 11 de noviembre de 1995 fue empate 0-0. 

El partido seguía en el Nacional ante 70 mil personas. El Tunga se lo perdía ante Vargas, quien luego le taparía el rebote a Vallejos, y los azules seguían intentando con Goldberg, Salas y Gino Cofré en ofensiva. En el minuto 85 Vargas lanzó un pelotazo largo, los azules ganaron el pivoteo y Salas fue en busca del balón al área grande. Arturo Palma salió seguro de su arco, no vio al Matador y chocó de frente. El juez Rafael Hormázabal, con algunos kilos de más, cobró el penal desde casi 40 metros. La jugada es polémica hasta hoy.

Ya sin Leo Rodríguez en cancha, el encargado de ejecutar el penal era su reemplazante Hugo Bravo. El zurdo nunca se pudo parar frente al balón porque Relojito Romero ya había decidido dejar de ser actor secundario. Por sobre Bravo, incluso Castañeda y Salas, el zurdo ex Everton se paró frente al balón. Con más convicción que técnica clavó un zapatazo al ángulo de Arturo Palma. Fue el descontrol en el Nacional, luego vino el 3-1 en los descuentos con Palestino entregado y la posibilidad de seguir dependiendo de ellos mismos en el último partido ante Temuco. Ese duelo volvió a definirse con dos penales, pero el más importante había sido el del partido anterior. El partido en que Relojito se metió en el corazón de los hinchas de la U.