Además de Mario Rebollo, el otro defensor uruguayo que arribó en la gestión de Mirko Jozic fue Gustavo Badell. Jorge Vergara lo acercó a Macul tras ser seleccionado juvenil charrúa y ser una de las promesas de Huracán Buceo. Independiente de Avellaneda lo había inscrito cablegráficamente en la AFA, mientras Peñarol y Nacional se peleaban sus servicios. Finalmente fue Colo Colo quien se quedó con el préstamo con opción de compra de la promesa charrúa.
Alto y delgado, según el Guatón Vergara sería la solución perfecta para suplir la inminente partida al fútbol mexicano de Lizardo Garrido tras el final de Copa Chile. Badell llegó con la Copa jugándose, con el Chano aún en el plantel. La idea de Jozic era que aprendiera, lo mismo que Juan Umaña, quien sí alcanzó a ser presentado en Noche Alba.
El debut del uruguayo llegó el 5 de abril de 1993, en un amistoso ante Unión Española que sirvió como reinaguración de Santa Laura tras casi un año de remodelación. Ese duelo también fue el escenario para que Fernando Astengo volviera a jugar “con profesionales”, sin poder jugar aún “profesionalmente” debido al castigo que acarreaba desde 1989. La situación del León con la Fifa se resolvería pronto y podría jugar el Torneo de 1993 con los hispanos.
Lo de Badell fue catastrófico. Esa noche en Santa Laura fue el líbero de Colo Colo en lugar de Lizardo Garrido. Errático, nervioso, contagió a sus compañeros ante un motivadísimo equipo de Unión Española que volvía a su estadio. Falló en la marca de Jose Luis Sánchez en la apertura de la cuenta a los 4 minutos y luego haría un autogol a los 29 minutos. Horrible. Barticciotto y Fernando Vergara salvarían la plata para el empate 2-2.
Casi dos semanas más tarde haría su debut oficial ingresando por Alejandro Hisis en un partido de Copa Chile ante Palestino en La Cisterna (1-1), y días más tarde ingresaría en La Bombonera en un 0-3 en contra para Colo Colo, también con titulares, en unos amistosos de ida y vuelta entre albos y xeneizes. Sin saberlo, ese sería su último partido por Colo Colo. La idea inicial era que hiciera carrera en los albos, que fuera un jugador exportable a mediano plazo. Había sido revelación en Uruguay, país de defensores.
Pese a sus opacas presentaciones, el uruguayo seguía siendo considerado. Las idas de Barticciotto y Adomaitis a México antes del inicio del Torneo lo favorecían. En el plantel quedaban Morón y Eduardo Hurtado, más dos cupos por llenar. Badell sería inscrito para el Campeonato Nacional pese a la llegada de Javier Baena para ocupar su misma posición, ahora sí tras la ida de Lizardo Garrido a Santos Laguna.
La comodidad del uruguayo duraría solo hasta que a Colo Colo le ofrecieron un jugador casi inalcanzable y no pudo decir que no. El boliviano Marco Etcheverry estaba dispuesto a jugar en Colo Colo tras su paso por la Copa América, por lo que en Macul se movieron rápido. El perjudicado fue Badell, repentinamente sacado de la nómina oficial y mandado de regreso a Uruguay cuando la compra de su pase estaba palabreado. Con solo 22 minutos oficiales, y pese a ser “moldeado” por Garrido y Jozic, se iba del club.
Meses más tarde el zaguero charrúa enfrentaría a Colo Colo en la Copa Libertadores defendiendo a Nacional de Uruguay, donde estaría hasta 1996. Luego pasaría por Emelec de Ecuador, Olimpia de Paraguay y varios equipos uruguayos, retirándose en Bella Vista en 2007. Larga carrera, como la de Lizardo Garrido, a quien solo se parecía físicamente. ¿En su defensa? Con Javier Baena no les iría mucho mejor. Era difícil reemplazar al Chano.