La UC de Juvenal y los 6 puntos ante el Flamengo de Julio César, Juan, Felipe Melo, Juninho y compañía

La Universidad Católica del primer semestre del 2002 es uno de los equipos cruzados que mejor ha jugado en las últimas décadas. Pese a eso, ningún cruzado de bien podría recitar de memoria la oncena ideal que fue campeón del Torneo Apertura y avanzó a octavos de final de la Copa Libertadores. El equipo de Juvenal Olmos, en su mejor momento como DT, daba cátedra de variantes. Pese a que una de las certezas que se podrían tener era que jugaba con tres en el fondo (Álvarez, Lenci, Ramírez), el triunfo más recordado se hizo con cuatro atrás y otra línea de cuatro delante de ellos. Esquema que luego el DT haría su predilecto en la selección chilena.

Ese triunfo más recordado fue ante el mítico Flamengo de Joao Carlos en el mítico Maracaná por la mítica Copa Libertadores de América. Fue un 14 de febrero de 2002 por la primera fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores. En su debut en el Grupo 8 la UC, que se había reforzado convenientemente con dos jugadores de nivel por puesto, saltó a la cancha del Maracaná con Walker, Álvarez, Lenci, Ramírez, Ponce; Ormazábal, Segovia, Acuña, Ribera; Pérez y Norambuena. El Fla, por su parte, tiró una que otra figurita. Julio César fue el arquero; Maurinho (Roma), Juan, Fernando y Athirson (Andrezinho) los defensores; Leandro Avila, Rocha, Felipe Melo, Juninho Paulista y Petkovic los volantes, y Leandro Machado (Tuta) el delantero.

El equipo de Juvenal Olmos, que había terminado de gran manera el 2001 jugando con Daniel Pérez y Jaime González bien abiertos, sorprendió con el cambio de esquema a Carlos Alberto. Pese a perder a Jaime González, quien debió volver a Bari, se había reforzado con Jorge Campos y Rodrigo Barrera para cumplir esa función. Para la banda derecha habían llegado Fernando Solís, Eduardo Arancibia y Carlos Verdugo. Ninguno de ellos fue titular.

Con Álvarez llevado desde el stopper al lateral haciendo la doble banda con el “10” Pato Ormazábal, y con Miguel Ponce como lateral izquierdo por atrás del regresado Juan José Ribera, los cruzados se pararon en Río de Janeiro. A los 27 minutos se vieron sorprendidos por un gol de cabeza de Felipe Melo, por lo que en el entretiempo Olmos echó mano a Milovan Mirosevic para que saltara a la cancha en lugar de Juan José Ribera, moviendo el esquema constantemente entre 3 y 4 defensores, con Ponce avanzando en la banda y el Milo centralizándose por atrás de Arturo Norambuena y Daniel Pérez, la figura del partido.

El cambió sirvió, y a los 48 minutos fue Miguel Ramírez quien anotaría en un gol feo, feo, feo, pero que servía para empatar. Cuatro minutos más tarde el propio “Diamante de Ébano” propició un ataque que terminó con el Ingeniero Norambuena anotando el 2-1, silenciando a los 20 mil asistentes al Maracaná, quienes además debían aguantar la intensa lluvia que cayó durante todo el segundo tiempo. A los 84 fue Milovan Mirosevic quien decretó el 3-1 final y el segundo triunfo de un equipo chileno en el Maracaná tras el de Colo Colo a Botafogo en 1973. Tres puntos de oro para la UC, que en la segunda fecha caería de local ante el campeón Olimpia de Paraguay, en un partido que generó mucha expectativa y que incluso obligó a poner tribunas mecano, como las de Metallica, en el estadio San Carlos de Apoquindo. Los cruzados caerían luego 3-0 ante Once Caldas en Colombia y todo se pondría cuesta arriba. Ahora habría que enfrentar a Flamengo en Santiago.

Ese partido de vuelta, jugado el 13 de marzo de 2002, hizo que Juvenal Olmos volviera a su esquema ideal para lograr el objetivo. El meta Walker, y la línea de tres con Álvarez, Lenci y Miguel Ramírez estarían en retaguardia; Ormazábal, Segovia y Acuña en el medio; Mirosevic en la creación, y Pérez, Norambuena y Jorge Campos en ofensiva, con el paraguayo haciendo una doble función por la banda izquierda, siendo puntero, pero también retrocediendo a la zona del lateral volante, cubierta por el Kike Acuña. Con el partido andando, Carlos Tapia, Fernando Solís y Rodrigo Barrera ingresarían como alternativas. Otra vez Felipe Melo abriría el marcador a los 4 minutos, pero Milovan Mirosevic a los 20 minutos y Miguel Ramírez a los 64 pondrían el 2-1 final y dejarían con vida a los cruzados en su grupo.

Luego, y otra vez echando mano a sus constantes cambios de esquemas y jugadores, la UC empató 1-1 ante Olimpia en Paraguay y terminó su grupo venciendo 3-1 al Once Caldas en San Carlos, logrando con eso la clasificación a octavos de final por atrás del Rey de Copas, dejando fuera a los colombianos y el Flamengo. En la siguiente llave tocaría Sao Caetano, subcampeón de ese año, y que solo podría dejar afuera a los cruzados a través de los penales en Brasil. Un equipo chileno que ese año pudo competir de igual a igual con el campeón y subcampeón de América y que luego sería campeón del Apertura con un once ideal que nadie puede recitar. Que lo diga Gabrich, Ponce, Arancibia, Ribera, Barrera, Tapia, Solís o Verdugo.