Gonzalo Sosa y la reivindicación de Mario Araya

El melipillano Gonzalo Sosa se consagró como el goleador del torneo chileno. Hizo 23 goles en 28 partidos. Los mismos tantos que anotó Fernando Zampedri, pero con un partido más. Para estadísticas a futuro, ambos serán los artilleros del 2021, pero para motivo de premiaciones instantáneas el galardón es para el delantero de los Potros. Es lo que vendría a ser la diferencia de gol para poner a un club sobre otro en la tabla de posiciones

El título de goleador para un jugador de Melipilla viene a hacer justicia a lo que sucedió 28 años atrás. Fue en 1993, en el primer año del exSoinca Bata en el profesionalismo. Tal como José Dolgetta sorprendió siendo el goleador de la Copa América de Ecuador con Venezuela, en Chile un delantero de los Potros se mezcló entre los atacantes del Colo Colo de Mirko Jozic, del Cobreloa que venía de ser campeón el 92, de la nueva U, de la Unión de Nelson Acosta y de la UC subcampeona de América. ¿Su nombre? Mario Araya Toledo.

“Mario Gol” venía de buenas campañas en el Sur. Había ascendido con Temuco en 1991 y con Deportes Concepción en 1984, siendo un joven delantero de piernas largas y buen cabezazo. En Concepción, al igual que en Melipilla, lo recuerdan con mucho cariño. Estuvo varias temporadas, fue parte de una recordada Patrulla Juvenil y se valió de las asistencias de Víctor Hugo Castañeda, Jorge Rodríguez y Luis Espinoza, entre otros.

En 1993 Mario Araya llegó a Melipilla tras su paso su estadía en Primera Divisón con Temuco en 1992. Se sumaba al equipo recién ascendido con Luis Cueto como figura, que además tenía a Pascual de Gregorio, Jaime Baeza y 11 partidos de Rubén Dundo en delantera. El 9 de ese equipo, aunque usaba la camiseta 7, era Mario Araya, en el año en que se convertiría en ídolo de los Potros.

Melipilla se iría rápidamente a la B a fines de ese año, pero Mario Gol se erigiría como como segundo goleador del torneo con 17 tantos junto a Luka Tudor, quien había anotado siete en un solo partido. Pudieron ser ocho si Rodrigo Barrera no le quitaba penal. A Araya se los quitaba el zurdo Luis Cueto, pero para él no era tema. Bonachón, buen compañero, querido hasta hoy y muy activo en redes sociales.

Con un poco más de maldad pudo haber sido goleador del torneo 1993. No solo por no quitarle los penales a Luis Cueto, sino que por no alegar con más fuerza un dudoso gol validado a Marco Antonio Figueroa, máximo artillero del torneo con 18 goles, uno más que Araya y Tudor. Justamente en un duelo entre el Melipilla de Araya y el Cobreloa del Fantasma, un tiro de Figueroa dio en el travesaño y bajó. Ahí rebotó en el meta Aníbal Pinto y se convertiría en gol loíno. ¿Autogol de Pinto? ¿Gol de Figueroa? Nunca quedó claro si el balón bajaba en línea recta o con dirección hacia la cancha antes que chocara en el golero. Hoy sería gol de Figueroa a todas luces. En esos años debía cumplir ciertos requisitos. Para los árbitros si los cumplía y se lo dieron al atacante de Cobreloa. Ese tanto fue el que lo hizo goleador del torneo pese a partir varias fechas antes de que acabara el torneo al fútbol mexicano.

El que si alegó mucho fue Luka Tudor, pero sus quejas fueron desestimadas. Araya nunca se sumó a los alegatos. Quedar como segundo goleador ya era un premio. En 1994 firmaría en Antofagasta y llegaría a ser capitán, pese a compartir con delanteros de gran nivel en años en que los Pumas eran siempre protagonistas del fútbol chileno. La vida le sonreía a los 30 años. En el Norte jugaría 22 partidos, pero anotaría solo dos goles. A pesar de eso, y por lo hecho en Melipilla, a los 31 daría el gran salto. La Universidad de Chile lo tendría como el primer refuerzo del equipo campeón de 1994. Iba a pelear el puesto con Juan Carlos Ibáñez y Rodrigo Goldberg para ser el acompañante de Marcelo Salas.

En la U de 1995 solo jugó Copa Chile y amistosos. En uno de esos le tocó compartir delantera con Marcelo Salas, aunque se arrepiente de no tener foto de ese partido. Se fue a Audax Italiano justo antes de que llegara Leonardo Rodríguez a Universidad de Chile, campeón de América en 1993, el de su gran año en Melipilla. Ese segundo semestre de 1995 lo jugaría en Audax, subiendo a Primera División en el equipo de Jorge Aravena en la banca y de Fernando Astengo como capitán.

En 1996 lograría otro ascenso, esta vez con La Serena de Rubén Martínez y Francisco Pinto. En 1997 le tocaría subir con Iquique. Un verdadero amuleto, siempre aportando dentro y fuera de la cancha. En 1998 se le cortó la racha con Arica y colgó los botines tras cinco ascensos, ser parte del plantel de la U campeona de 1995 y su título de segundo goleador del torneo 1993, aunque pudo ser el primero. También el primero para Melipilla. En 2021 fue Gonzalo Sosa, el delantero que vino a reivindicar a “Mario Gol” y a los Potros en la cima de la tabla de artilleros.

3 comentarios sobre «Gonzalo Sosa y la reivindicación de Mario Araya»

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