Chamuca, cada 30 de marzo

Con 118 goles Rodrigo Barrera es el goleador histórico de Universidad Católica, con cinco anotaciones más que Raimundo Infante. Ese récord, que tiene a varios jugadores activos lejos en la carrera por alcanzarlo, no ha sido suficiente para que año a año las RRSS del club saluden a su delantero más anotador en el día de su cumpleaños. Por el contrario, en Universidad de Chile cada 30 de marzo recuerdan con cariño al delantero que ganó en el club azul su primer título nacional en el año en que se iba el Siglo XX.

Barrera ya se resignó. Dice que los hinchas creen que en 1997 él prefirió la U por sobre la UC, cuando en verdad fue el DT Fernando Carvallo quien no lo quiso a fines de 1996 tras su paso por Necaxa. Es más, solo lo puso en unos partidos ante Inter de Porto Alegre y San Lorenzo en un intento de Copa Mercosur, que terminó siendo un horrendo torneo amistoso por falta de clubes. Tras eso, Carvallo intentó en los entrenamientos con Barrera fuera de posición, un “interno” por la izquierda, puesto que luego ocupó Alejandro Osorio. Barrera se negó y Carvallo lo cortó, igual como lo había hecho años atrás con Luis Pérez, quien se negó a jugar de lateral en 1991, y que ese mismo 1996 fue recibido por el Pino como volante de salida.

Tras la ida del Chamuca a fines de 1996, tanto Colo Colo como la U fueron tras él. Finalmente fueron los azules quienes lo convencieron y le dieron la 11 que había dejado Marcelo Salas meses atrás. Con Richart Báez en el primer semestre, sumándose Heidi González como volante de salida en el Clausura 1997, Rodrigo Barrera volvió a la Roja y fue clave en la recta final a Francia 1998. Esos buenos partidos ante Perú y Bolivia en el Nacional lo catapultaron al Mundial, pese a que en el primer semestre de 1998 ya había perdido terreno con la llegada de Flavio Maestri y el adelantamiento del Heidi González tras el arribo de Edison Mafla. Ese inicio de año de 1998 ganó la Copa Chile con los azules, logro que repetiría en 2000.

Con toda esa competencia, sumado al regreso de Leonardo Rodríguez tras Francia 98, el Chamuca se mantuvo en el plantel azul y logró el bicampeonato 1999-2000 sin mayor protagonismo. Partió a fines de 2001 con más de 50 goles con la camiseta de Universidad de Chile, “la que me permitió ser campeón por primera vez e ir a un Mundial”, decía Chamuca.

En 2002 fue su ex compañero en la UC, Juvenal Olmos, quien lo quiso de regreso en el club como alternativa de puntero izquierdo. Su última buena etapa en los cruzados había sido como volante de salida a fines de 1995, acompañando a Gorosito, y por atrás de Acosta y Rozental. En ese puesto se había ido al Necaxa de México, en un paso para el olvido. Sus actuaciones en el puesto que más le acomodaba, como segundo delantero, solo las había tenido en los últimos años en la Selección con Salas, y en la U con Richart Báez. En la UC, en 1994 y 1995, esporádicamente había sido compañero del Beto Acosta, cuando no lo era Tudor o Rozental. Más para atrás peleó el puesto con Cardozo, Almada, Tudor, Caro, el Pindinga Muñoz y hasta el mismo Tupper. Había que ir a fines de los 80 e inicios de los 90 para encontrar una titularidad asegurada del Chamuca.

En 2002 logró ser campeón por primera vez con la UC, pero otra vez como actor secundario. Había tenido mucho más protagonismo en las Copa Chile de 1991 y 1995, años en los que engordaba su cuenta de goles en la UC, destacándose en muchas Liguillas, Copa Chile y torneos de varias ruedas. En esa etapa consiguió el vicecampeonato de la Libertadores 1993 y la Copa Interamericana de 1994, con uno de sus goles más recordados con la franja ante el Saprissa de Costa Rica.

Tras su ida a Chipre, fue otra vez Universidad de Chile la que le abrió las puertas, más por su pasado, que por su presente. Un 2004 para el olvido antes de pasar por Melipilla, Palestino y el retiro. Ahí, fuera de la actividad, fue donde sintió más el cariño de los hinchas azules que de los cruzados. Algo que entendía cuando estaba activo, pero no tras alejarse de la actividad.

Cuenta que dentro del mismo mes, fue con su hijo a San Carlos a ver a la UC y al Nacional a ver la U. El niño sintió el afecto en Ñúñoa y lo pasó mal con los insultos en la Precordillera. Años antes, en 2002, su padre no le había gritado un gol a la U marcado para Católica en el Nacional. “Es que desde que sentí lo que era la U, me hice hincha de ellos, no me nació gritarlo. Me apoyaban siempre, aún a la salida del estadio después de ese gol del 2002 y con el buzo de Catóica puesto”, relató el zurdo hace poco. “Lo de los hinchas de la UC me parece injusto, cada vez que me puse la camiseta cruzada, di la vida por ellos”, dice el exdelantero del grupo de Tudor, Tupper, Romero, Parraguez, Rodrigo Gómez y varios más. El que tuvo todo para ser ídolo cruzado, y terminó declarando su amor por la U.

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