En 1996 Marcelo Salas venía de ser una de las figuras de la U, semifinalista de la Copa Libertadores. En esa fase fue eliminado por River Plate, quien luego se convertiría en su archirrival, y donde ahora no lo pueden ni ver.
Su buen desempeño lo llevó hasta Boca Juniors, para que fuera el compañero ideal de Caniggia y Maradona. “En Argentina siempre triunfan los chilenos”, había dicho el DT Carlos Bilardo, quien le abrió las puertas de La Bombonera de par en par. Salas se puso la xeneize y a los pocos días se echó a la hinchada sobre sus hombros tras anotarle a Germán Burgos, en un partido ante River como local. La historia que viene de Salas en Boca Juniors ya es sabida.
En Chile, la U debió arreglárselas solo con Goldberg, Silvani y José Luis Sánchez. Luego tuvo que echar mano a Eduardo Arancibia y a los últimos minutos de carrera de Eduardo Gino Cofré. La idea era traer al joven Sebastián Abreu, pero finalmente no llegó y partió a San Lorenzo. Es que hasta 1996 nunca un delantero uruguayo había triunfado en la U. Es como que un delantero chileno triunfara en Argentina.