El número 22. Ese fue el único dorsal que Mauricio Isla tuvo oficialmente en Universidad Católica. Fue en el primer semestre de 2006, cuando la UC de Jorge Pellicer estuvo obligada a completar la lista de buena fe de Copa Libertadores y pensó en el líbero Mauricio Isla como alternativa de Mauricio Zenteno. El Huaso llegó al primer equipo antes que Gary Medel, quien recién en el segundo semestre tomaría la 17 que había dejado disponible Ignacio Quinteros. Su reemplazante, Roberto Gutiérrez, pediría la 22 del Huaso.
La relación con la UC del jugador que viajaba desde Buin hasta San Carlos de Apoquindo era de dulce y agraz. En inferiores era visto como el futuro líbero de la Roja, incluso por sobre Hans Martínez. Juntos llegaron a la Roja Sub 20 de Canadá, torneo en el que Isla fue el jugador número 12, pero de los que más estuvo en cancha debido a las constantes suspensiones y lesiones de los nominalmente titulares para José Sulantay. Hans Martínez sería su líbero, Medel y Vidal sus volantes de quite. Las dos posiciones en las que se podía desenvolver el Huaso, el único de los jugadores de campo sin ningún minuto en el fútbol profesional.
Finalmente Isla fue una de las figuras de la Roja. Hizo goles y portó la jineta de capitán cuando no estuvo Carmona. Suficiente visibilidad para ser vendido al Udinese de Italia sin haber jugado ningún minuto oficial por Universidad Católica. Hoy Isla les agradece la formación, pero también agradece el conflicto que tuvieron antes de firmar su primer contrato como profesional. “Gracias a eso me pude ir de Chile y debutar rápidamente por la Roja. Capaz que si debutaba en la UC jugaba solamente en Chile”, dice el jugador que sueña con jugar en Universidad de Chile.
Tras su partida de la UC, Isla tuvo varias entrenamientos como volante central en Udinese, aunque él insistía con ser líbero. La misma disputa la tendría luego con Marcelo Bielsa, disputa que incluso lo alejaría durante varias nominaciones de la Roja del Loco, quien en sus insomnios creyó que el joven Mauricio Isla estaba pintado para jugar de lateral derecho, un puesto que hasta ahí el Huaso no pensaba en utilizar. “No quería ir más a la selección, no quería jugar más con Bielsa, no me dejaba tranquilo”, contaría el ahora lateral a un medio brasileño.
Bielsa se bordaría otra estrella. Tal como en Argentina le dio camiseta a Javier Mascherano antes que debutara en River Plate, en Chile lo haría con el jugador formado en Católica y que ya estaba en Udinese, pero sin disputar minutos. Mal ojo no tenía. “Mauricio, usted puede ser un gran lateral derecho”, le dijo. En esa posición lo hizo debutar en un amistoso ante Suiza y lo mató a gritos. Claro, lo tenía al lado del banco. Ambos amurrados, suspendieron momentáneamente la buena relación y el Loco empezó a probar con Manuel Iturra, Vidal, Carmona o Fierro más pegados a la línea derecha.
En 2015, después de ganar la Copa América ante Argentina, Mauricio Isla fue el primero en acordarse de Marcelo Bielsa en los festejos. Pese a sus enojos del comienzo, el Huaso entendió, y tras la nueva convocatoria se puso a disposición del DT para ser el lateral o volante derecho. En ese puesto se convirtió en uno de los mejores del mundo. Llegó a la Juventus comparado con Maicon, anduvo en Inglaterra, Turquía y Francia, y hoy es figura en Brasil, la tierra de Maicon y de cuanto lateral bueno imaginemos. Usa la 44. Es que es el doble (o más) del jugador que era cuando forzadamente le dieron la 22 en Universidad Católica para completar un plantel.