
La imagen lo decía todo. Damián Pizarro, quien volvió a perderse una clara ocasión de gol ante Uruguay, no daba crédito a su mala racha con la Roja. Sin goles en los Panamericanos, Preolímpico, y ahora en la Sub 20, seguía estirando su fama de “un nueve sin gol” que venía forjando desde su última etapa en Colo Colo y su paso por el Udinese. Hablando con Ariel Leporati, ayudante de Nicolás Córdova, le explicaba que el arco no se le abría. Segundos después explotaba en llanto en los hombros del “calvo estratega” de las juveniles chilenas.
Damián Pizarro en este Sudamericano Sub 20 ha tenido todas las oportunidades habidas y por haber. Incluso más que su compañero Juan Francisco Rosell. Justamente en el duelo ante Uruguay, el apodado “Haaland chileno” se quedó con la jineta de capitán en lugar de Iván Román cuando el delantero de la UC abandonó la cancha.
Lo de Pizarro tiene poca explicación lógica. Aún con 19 años, alcanzará a jugar el Mundial Sub 20 en septiembre en Chile. Al igual que en este Sudamericano, será el seleccionado chileno con mayor recorrido en el profesionalismo. Jugó en Colo Colo recién siendo mayor de edad, le hizo goles clave a Universidad Católica en Copa Chile y Torneo Nacional, y tuvo buenas actuaciones en Copa Libertadores, incluso haciendo ver mal a los defensores de Boca Juniors.
El Niño Damián hacía de hasta cinco goles por partido en las inferiores de Colo Colo. En el primer equipo albo estaba lejos de esa cuota, pero hacía uno que otro y era la mejor opción en la baraja de Gustavo Quinteros. En inferiores sacaba muchas ventajas físicas, en adultos equiparaba las fuerzas, pero para tener 18 años se hacía notar. Se le aguantó pese a opciones erradas increíbles. Siempre hubo la esperanza que se destapara como en juveniles.
Eso no pasó. Tras una polémica junto a Jordy Thompson antes de un clásico con la U, y muchos goles perdidos, Colo Colo decidió venderlo a Udinese pese a que despotenciaría su plantel a mitad de campeonato. Algo sabían de las deficiencias que ya comenzaba a insinuar Damián a nivel adulto, quien incluso pudo acercarse a Caszely, Paredes y Manuel Neira para mejorar su definición, pero que nunca tomó en cuenta.
Camino al año en el Udinese de Italia, su rendimiento ha parecido empeorar en todos los aspectos. Ahora le cuesta aguantar la pelota, darse vuelta, tocar de primera y buscar asociación. Tiene tantos problemas para ser primer como segundo delantero.
En Italia ha tenido el apoyo de Alexis Sánchez y lo han hecho trabajar con juveniles para ganar confianza. Tras ocho meses en Italia nada de eso ha servido. En Udine ya perdieron la paciencia y éste año no será opción en el primer equipo. Córdova y la Sub 20 quieren recuperarlo y le han dado todas las condiciones para que esté cómodo. De ahí la conversación con Ariel Leporati que terminó en llanto.

Damián tiene 19 años y cumplirá 20 el 28 de marzo. Ha sido el 9 de dos selecciones chilenas juveniles, de Colo Colo, e incluso, sin saber mucho de su presente, voces especialistas del periodismo deportivo nacional lo han pedido para la Roja adulta pase lo que pase. Bancarlo hasta que no dé para más. Algo parecido a lo que ha hecho Nicolás Córdova en la Sub 20 y que no concentra aprobación general.
Lo más seguro es que en septiembre sea parte del plantel de la Roja en el Mundial. Pese a que ya tendrá 20 años, tuvo 19 para el Sudamericano y eso le permitirá estar. Quedan ocho meses para ese Mundial en tierras chilenas. Meses en que en el peor de los casos seguirá entrenando en los juveniles de Udinese, o puede estar en cualquier otro equipo buscando titularidad. No le pedimos los cinco goles que anotaba por partido en la Sub 17 de Colo Colo, pero un par de tantos por la Roja que sirvan para ganar un partido sería ideal, sobre todo siendo el 9 titular.
Después del Mundial, recién con 20 años, se verá para que está Damián. Seguro no para ser el nuevo Haaland, pero no para terminar llorando de impotencia en los brazos de Ariel Leporati por no poder anotar. Que sea parte del juego y no una generalidad.
