Señor Gareca, los cambios son legales

Indefendible lo del Tigre. Descarta a Williams Alarcón y Marcelo Morales por pequeñas lesiones ya recuperadas, pero en cancha es incapaz de sacar a Diego Valdés, Eduardo Vargas y Arturo Vidal, pidiendo agüita desde inicios del segundo tiempo. Su discurso de solo tener jugadores al cien por ciento se lo pasó por cierta parte.

Las entradas de Cepeda, Cabral y Tapia eran tan obvias como que el Tigre Ricardo Gareca nunca se sintió comprometido por este proceso rumbo al Mundial 2026. Planificó más el Día de la Madre en Argentina que un partido absolutamente ganable en Perú, en un clima que no movía la balanza a favor del local.

Cada equipo grande de Chile tuvo a su Gareca. La UC trajo a Julio Césár Falcioni en un gran momento del Emperador. Lo de Américo Gallego en Colo Colo era indiscutible. Pellegrino llegó a la Universidad de Chile con un currículum envidiable. A todos les fue mal, a Gareca peor. Por eso no hay que sentirse mal por bancar la llegada del Tigre, pero no así el proceso.

El DT argentino simplemente no quiso ganar en Lima. Vaya a saber uno las razones. Los jugadores podrían haberle ido a pedir el cambio al banco y el exDT de Perú no los iba a considerar. Sabido es que no es tarea de los jugadores pedir cambio por cansancio, no así por lesiones. Impotencia y rabia. Era un partido absolutamente ganable con un poco de convicciones desde el banco de suplentes.

Lo de Gareca llega a ser sospechoso. Si hubiera sido un equipo avasallador, se entendía. Si Valdés hubiera ganado la linea de fondo o si Vidal se hubiera empoderado como armador, te creo. Pero no. Que el King saliera no iba a ser polémico. Mucho menos el resto de sus compañeros. Si no quería cambiar el esquema, tenía alternativas para hacer hombre por hombre. Tapia y Cepeda ya estaban probados como alternativas confiables.

No, no es normal. Ni ganando, ni empatando, ni perdiendo, que un equipo no haga cambios. Con mayor desgaste o con menor desgaste. Es una de las decisiones más extrañas de las que alguna vez hemos sido testigos en una cancha. Lo habíamos visto en el triunfo, pero jamás en la desesperación y el fracaso.

Señor Gareca, los cambios son legales. Con piernas frescas muchos “uno a uno” los hubiéramos ganado con facilidad. Más aún con los portentosos Cepeda y Tapia. Más aún con Cabral, que con un movimiento de cintura pudiera haber dejado jugadores atrás y liberar espacios. Vidal, crack y todo, no se pasó a jugadores peruanos. Lo suyo era el toque y el salir de zonas de asfixias. 

¿Qué planeó el Tigre? Cancha gigante, el escenario ideal para poner delanteros veloces. Prefirió jugar al toque y hacer cambios a los 95 minutos. Uno de ellos hizo un penal en el minuto 98 que solo lo salvó el offside. Parece que en la delegación de Chile uno se fue feliz y encontrando que jugamos excelente.