El paraguayo Rogelio Delgado iba derechito a convertirse en uno de los máximos ídolos azules. Con toda su experiencia en Olimpia, Independiente y su selección, donde había sido mundialista y capitán, llegó hasta la U en 1992 en un momento muy complicado para los universitarios.
La idea del presidente René Orozco era que comandara la vuelta del equipo al primer nivel, junto a Sergio Vargas, Víctor Hugo Castañeda, Fabián Guevara y otros refuerzos que llegaron ese año.
Delgado fue figura el 92 y el 93, pero a la U no le alcanzó para campeonar ante Cobreloa y Colo Colo, respectivamente. El gran golpe vino el 94. Los refuerzos del 92, más Ronald Fuentes, Mardones, Valencia, Aredes y Salas se juntaron para llevar al equipo de Jorge Socías hasta el título. La celebración llegó en diciembre en El Salvador ante Cobresal y Delgado fue una de las grandes figuras de la recta final del campeonato. La U volvía a la Libertadores y Delgado debería aportar otra vez con su experiencia en ese torneo internacional.
La sorpresa fue grande cuando días después de levantar la Copa anunciaba que partía del club para integrarse al staff técnico de Colo Colo. «Ya no jugaré más», dijo el barbón que sería ayudante de Gustavo Benítez y Gualberto Jara en los albos.
La promesa la cumplió durante casi todo el año. En 1995 Colo Colo tenía a Miguel Ramírez y Javier Margas como zagueros titulares y a Pedro Reyes como suplente de lujo. Después de ellos no había nadie más. Ni siquiera un juvenil.
Tras terminar el torneo, Colo Colo fue la Liguilla junto a Católica, Cobreloa y Temuco. Todo se fue a la mierda en la relación entre Delgado y la U en el debut ante los sureños. El DT Benítez no tenía centrales a los que acudir y debió mirar para el lado. Ahí estaba Rogelio Wilfredo Delgado. Listo y dispuesto para jugar y con el cupo de extranjero guardado durante todo el año por si se presentaba la ocasión.
El 10 de diciembre de 1995, en el empate 0-0 entre Colo Colo y Temuco en el Estadio Nacional (cancha neutral de la liguilla) se selló una de las traiciones más grandes que un hincha de la U tenga recuerdo. Su emblema del título tras 25 años, y que se retiró para no jugar nunca más al fútbol, se puso la camiseta del archirrival para ayudarlos a clasificar a la Libertadores. Para muchos, ese día Rogelio Delgado «murió» como ídolo de la U.