La Roja y los tontitos de Twitter

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Hace unos meses escribíamos en este mismo sitio que Chile no merecía ganar la Copa. Fue después del partido amistoso con Brasil, cuando muchos quisieron ganar con “aguante” lo que no podían lograr con fútbol ante un Brasil que estuvo muy lejos de su nivel habitual.

Lo que pasó adentro de la cancha fue un argumento, pero la mayor razón estaba fuera de ella. Lo que odiamos son los tontitos del Twitter y los del Facebook. Esos que aparecen justo después de un empate en primera ronda, ante México, que también jugaba. Con 140 caracteres por delante tienen todas las soluciones, todas. Hablan con propiedad e instalan mentiras como verdades. “El guatón Díaz no corre”, “Un weón chico como Gary no puede ser defensa”, “Jara es incapaz de pasarse a alguien”,”Valdivia nunca ha jugado 90 minutos”, “Aránguiz sólo sabe simular”. Cállense. Cállense y ganen algo. Su partido diario, en la pega. Gánenle a las ganas de escribir wevadas en Twitter.

A las 22:20, con el partido calientito, ya querían echar a Sampaoli. Su mayor pecado al parecer es ser chico, pelao y de la U. Chico y pelao es más DT que el alto de ojos claros que están postulando como candidato. Hoy se empató con una jugada preparada, de esas que no practicaba Borghi. Se mejoró cambiando el esquema en pleno partido, adecuándose a lo que hacía México. Eso nunca lo hace Pellegrini.

Queda Bolivia, vamos a ganar y Chile saldrá primero. Quizás anota Pinilla, porque Sampaoli saldrá con más delanteros. Si sólo atacan con uno. Hoy Pinilla era el “borracho hijo de puta” en las redes sociales. El viernes puede ser el “que siempre la moja con la selección”. Lo ha vivido Edú, lo ha vivido Mena. Si Jara escuchará a todos los termocéfalos ya estaría retirado.

El hincha de Twitter, el que predice derrotas, el que discrimina por ser “zorra” y “madre” es, por lejos, lo peor que le ha pasado al fútbol chileno. Y habla de fútbol cuando juega Chile. Antes escribe contra Bachelet, contra Piñera, contra MEO y Parisi. Tiene una vida ejemplar, intachable. Nunca se subió a la micro por atrás, ni se quedó con un vuelto mal dado. Y no es uno, son millones. Si todos fueran así tendríamos al menos 500 DTs disponibles para la selección. Lo que es mejor aún, seriamos un país ejemplar. Lleno de personas ejemplares, de primer mundo. Pero no, no lo somos. Tenemos un DT argentino porque no hay más, una presidenta reelegida porque no hay más, los mismos diputados y senadores por décadas, los mismos líderes de opinión por años. Para bien o para mal, esa gente usa Twitter para lo justo y necesario. Como debe ser. Déjese de tuitear y por último hágase un blog. O una página de mierda como Pelotudos, pero haga algo y aléjese de Twitter. Están quedando para la posterioridad como la generación “más de mierda de la historia”.