El short en la cabeza de Pinilla ante Venezuela

“Imagínate la estupidez que se me vino a la cabeza. Totalmente poco cuerdo”. La frase es de Mauricio Pinilla en 2020, y así muchos también recuerdan sus primeros años de carrera. Ese 2004 se mandó dos bien feas, el inicio de un ocaso futbolístico que duró varios años. Hasta que resucitó en el casi desconocido Grosseto por allá por el 2009-2010, que casi lo lleva al Mundial de Sudáfrica con el estructurado Marcelo Bielsa, quien nunca lo llamó en ese proceso, pero que lo tuvo en cuenta en lo poco que dirigió después de ese Mundial.

Ese 1 de junio de 2004 Chile enfrentaba a Venezuela por la fecha 6 de las Clasificatorias rumbo a Alemania 2006. Mauricio Pinilla había alternado titularidad con suplencia, pero había sido importante en varios partidos del inicio del proceso. El DT Juvenal Olmos lo tenía muy bien considerado, aunque su 9 era Reinaldo Navia del América de México. Ante Venezuela en San Cristóbal la dupla sería Patricio Galaz con Navia, pero el ingreso de Pinilla era obvio con cualquiera de los resultados posibles. Ayudaba arriba, abajo, cabeceaba, estorbaba la salida, tenía físico. Apenas alcanzaba los 20 años.

Ese duelo con Venezuela era parte de una fecha doble, donde además se jugaba con Brasil en el Nacional antes de la Copa América de Perú 2004. El optimismo con Pinilla era grande, tanto que Olmos y el PF Marcelo Oyarzún le repitieron hasta el cansancio que si hacía un gol, no se sacara la camiseta, que estaba a una amarilla de perderse el duelo ante Brasil, y se necesitaban alternativas en ataque. Pinilla hizo como el chiste de “una buena y una mala”. Tomó el consejo de no sacarse la camiseta, pero en el acto se le ocurrió otra celebración: sacarse el pantalón.

“No sabía que ponían amarilla por sacarse el pantalón”, decía después en Aeropuerto, vestido con el buzo de Chile y unos lentes de sol de 500 dólares. Es que Pinilla efectivamente había convertido en San Cristóbal, en el minuto 84 de un trabado partido en una cancha barrosa “que parecía plantación de lechugas”, según palabras del lateral Rodrigo Pérez.

A seis minutos del final, Pinilla había recibido en la entrada del área un rebote venezolano tras un tiro de distancia de Milovan Mirosevic, y la había clavado pegado un palo del meta Gilberto Angelucci. Se acordó del pedido de no sacarse la camiseta para evitar la amarilla, pero se sacó su short y se lo puso sobre su cabeza. El festejo con sus compañero se transformó en una “tapada” para que el árbitro paraguayo Carlos Torres no viera el festejo. No había servido de nada. La tarjeta amarilla ya estaba consumada, y el delantero, que venía con serios problemas de disciplina en el Celta de Vigo, se perdía por dos tarjetas amarillas el duelo de cinco días más tarde ante Brasil en Ssntiago. “La celebración fue lamentable. Por un lado está la grandeza y la categoría de un jugador muy joven como Mauricio, y por otro lado está la torpeza que nos deja sin una alternativa ante Brasil”, dijo después Olmos, a quien Pinilla ya comenzaba a sacarlo de quicios.

Y se los terminó de sacar. Tras el 1-1 ante Brasil en Santiago, donde se cambió de esquema por la falta de delanteros, el veinteañero Mauricio Pinilla aparecía como opción para la Copa América de Perú 2004 que se jugaba ese mismo mes de junio. El delantero estaba en la prenómina y Olmos pensaba en él como referente de un equipo que le daría descanso a los más experimentados. Días antes de la nómina final, Mauricio Pinilla jugó un partido por el equipo “Amigos de Iván Zamorano” contra integrantes del programa “Caiga Quien Caiga”, mediático enfrentamiento en la Ciudad Deportiva de Bam Bam. Pinigol sufrió un desgarro y fue descartado de tres a cuatro semanas.

Pese a que el delantero podría haber jugado una eventual segunda fase del torneo, el DT decidió cortar de raíz y marginarlo del equipo. «El nominado a esta selección es Mauricio Pinilla y el responsable es Pinilla. No quisiera que mezclarán, que enlodarán a un ex jugador, que es ídolo de nuestro país, como es Iván, porque son dos cosas absolutamente separadas. El jugador es Mauricio y el responsable es Mauricio y no creo que corresponda meter a un tercero en este tipo de situaciones», dijo Olmos sobre el jugador que había pasado de héroe a villano en un Venezuela – Chile en tierras llaneras.