Cuando entró Emilio Rentería, a jugar por San Marcos de Arica ante la U, me cagué de miedo. No porque sea hincha azul y temiera del poder goleador del venezolano, si no porque un jugador de raza negra, de un tiempo a esta parte, se ha convertido en objetivo fácil, y facilista, para las barras del país.
Por la transmisión del CDF no se escuchó nada y Rentería esta vez no se quejó, pero la gente que sí estuvo en Arica escuchó y vio reacciones racistas. Eso, en Copa América, ante Ecuador en fase de grupos, o ante Colombia, Jamaica u otros, en rondas decisivas, nos puede costar tan caro como un corte de ceja autoprovocado por un arquero.
A pocos días del Superclásico, y horas después del Día de la Mujer, ya se llenaron las redes sociales con calificaciones como «madres», «zorras», «mamis». Todos adjetivos que no tendrían problema alguno de usarse si no supiéramos que se utilizan para demostrar inferioridad y pisoteo del contrario. Mejor ni imaginarse si la Conmebol designa a una juez de línea brasileña o argentina para arbitrar en Copa América y se atreve a cobrarnos algo en contra. Mejor nos cambiamos de una a Argentina para terminar el torneo.
En el año 2015 ya no sólo se necesita tener buena infraestructura para organizar una Copa que tendrá todos los ojos encima. También es bueno saber si estamos preparados como país en una era donde se lucha más que nunca por la igualdad en todo ámbito y se ha convertido en motivo de discurso público. El hincha que le tiró el plátano a Dani Alves casi fue linchado y a las pocas horas ya tenía a los mejores deportistas del mundo, y los más mediáticos, criticándolo y apoyando al lateral brasileño.
Hay que tener cuidado, mucho cuidado. Ya sabemos que las campañas poco sirven. Los tontitos de la U siguen jugando con las bengalas y tienen a su equipo al borde de una suspensión en Copa Libertadores. Les da lo mismo. Ellos quieren ser más importantes que el espectáculo.
Argentinos, brasileños, uruguayos, todos. Tods vendrán con decenas ce cámaras, cientos quizás. Instalarán sus búnker en Chile y grabarán cada detalle. A esta Copa América ya le llaman el Mundial chico. Estarán Neymar, Messi, James, Cavani, Sánchez. Los ojos, las cámaras, estarán puestas en nuestro país. Cualquier hincha con pocas neuronas nos puede dejar mal parados ante el mundo. Les tengo más miedo a esos que a los que hacen los estadios de Concepción y Viña. Los retrasos no se televisan, los papelones sí.