Caté por «Categoría»

“¿Éste es el primer título que logra en su historia, en su vida, Caté, en su carrera?”, pregunta Fernando Solabarrieta, por ese entonces periodista de cancha, minutos después de que la UC se consagrara campeón ante Colo Colo en el Apertura 1997. “Estai loco, éste es el decimocuarto título que gano, gracias a Dios gané muchos títulos con Sao Paulo, inclusive dos Libertadores de América y un Mundial también”. La respuesta del brasileño dejó para adentro al actual rostro de ESPN, quien hasta le pidió perdón en vivo. El Negro, relajado, ni se preocupó. Le daba lo mismo, acababa de ser campeón en Chile tras un camino arduo, que lo tuvo durante meses en la suplencia.

A comienzos de 1996 Caté había llegado a Universidad Católica, mientras Emerson Pereira, su ex compañero en Sao Paulo y en la selección de Brasil campeón del mundo juvenil, lo hacía a Colo Colo. El brasileño era un delantero veloz, puntero derecho. Con apariciones esporádicas, había sido campeón de América con el Sao Paulo en las versiones 1992 y 1993, ese año ante la UC, final en la que incluso participó en cancha. Peleaba el puesto con el ese entonces adelantado Cafú. El lateral derecho de ese equipo era Vitor, quien luego partiría al Real Madrid, supuestamente ganándole la pulseada al propio Cafú y al chileno Gabriel Coca Mendoza. 

Caté había llegado a la UC junto a Daniel Garnero para reemplazar a la dupla de Gorosito y Acosta. Algo así como cuando Barrabases debió reemplazar a Sam, Pelusa y Torito. Si bien Garnero, en su mejor versión, podría tener algunas cosas similares a Gorosito, lo de Caté con Acosta era derechamente dos cosas distintas. El DT Manuel Pellegrini quería usarlo en dupla con Sebastián Rozental. Ninguno de los dos era un nueve de área, para eso trajo a Aníbal González, goleador del año anterior, desde Palestino, pero con la idea de que fuera el primer suplente, un suplente de lujo.

Su nombre era Marco Antonio Lemes Tozze. “¿Cómo se llama Caté?”, le preguntaron en Canal 13. “Marco Antonio Lemes Tozze, Categoría”, respondió el brasileño. El apodo se lo habían puesto quienes lo vieron jugar de niño, incluso antes de llegar al Sao Paulo. 

En 1996 el brasileño, co la 11 en la espalda, empezó como titular indiscutido, jugando Copa Libertadores ante la U y sus compatriotas brasileños, y también como pieza clave en un buen inicio de la UC en el Torneo Nacional. “Católica vuela con Caté”, titulaba la Don Balón. En las primeras semanas había demostrado bastante más que Daniel Garnero, a quien Jorge Vásquez, Luis Cébalos, Ian Mc Niven e incluso una versión de conductor de Sebastián Rozental, le peleaban el puesto.

Finalmente Caté decayó como toda la UC del primer semestre a manos de Pellegrini, equipo golpeado por las idas de Ceballos, Jorge Vásquez y Sergio Vázquez. El Ingeniero trató de buscar más gol y le dio la confianza a Aníbal González, Marcelo Caro, e incluso a Luka Tudor, quien debutó casi en la mitad de ese torneo y anotó un gol ante O’Higgins, en el último partido de Pellegrini en la UC.

Tras eso llegó Carvallo y en uno de sus primeros partidos, por un Torneo Mercosur, realizó uno de sus habituales inventos, lo mismo que Ignacio Prieto: poner a un puntero como lateral. Esta vez el protagonista seria el brasileño. Los refuerzos Lunari y Luis Pérez, más el Tunga y Rozental serían los cuatro hombres de ataque. Garnero recuperaría protagonismo como un buen suplente de los volantes de salida. No había espacio para Caté en labores ofensivas.

Ese año el brasileño terminaría alternando con Andrés Romero como lateral derecho. La UC clasificaría a la Copa Libertadores 1997 ganando la liguilla ante Cobreloa. Carvallo querría seguir contando con él otrora delantero para el siguiente año. 

Ahora sería lateral derecho indiscutido, y ya no tendría la camiseta 11, sino que la 17. La 11 sería para Bisconti, otro que llegaría para un puesto y terminaría jugando en otro. Tenía tanto gol que pasaría de volante a delantero. Caté, siempre como lateral, jugaría 11 partidos y anotaría un gol. Esa defensa la completarían Parraguez, Margas y Nelson Garrido. 

Fue campeón del Apertura, entrevista de Solabarrieta incluida, y subcampeón del Clausura. Con la misma fe que cuando llegó, en 1998 pediría la camiseta 10. Ya no quería ser más lateral, sino que ahora pedía jugar como volante de salida. Carvallo lo puso ahí en varios partidos, pero ese primer semestre de 1998 no estuvo entre sus mejores etapas. Aún así, por lo hecho en 1997, firmó en la Sampdoria para ser compañero de Ariel Ortega. Mamita querida.

Bueno para la fiesta y la velocidad, tras un paso poco recordado en Italia, volvió a Brasil para jugar en el Flamengo en el 2000. Otra vez poco y nada. Tras eso, su carrera ya no sería la misma y sus equipos con más renombre serían el Maracaibo y Palestino 2005. En 2008 se retiraría en el Brusque, un equipo semi amateur de Brasil. ¿Por qué ese bajón? La gustaba mucho la fiesta y la velocidad.

En diciembre del 2011 la noticia llegó a Chile y caló hondo en el corazón cruzado. El brasileño, a los 38 años, había fallecido en un accidente de tránsito en Ipé, Brasil, tras chocar su Fiat Uno contra un camión municipal. ¿El principal factor? La lluvia.

En la UC lo recuerdan siempre. Más como defensa con la 17 en 1997, algo menos como delantero con la 11 en 1996, poquito menos como volante con la 10 en 1998. Podía jugar en cualquier lado. Obvio, si era Caté por categoría.