Manteca González: El 10 de la Unión, el cadete más caro de Colo Colo

Cuando en 1993 José Luis Sierra se perdía un partido por Unión Española habían dos “talentosos conductores” que se peleaban por la camiseta número 10: Mario Salas y Ricardo González. 

Ricardo, Richard o Manteca actualmente no necesita presentación. Símbolo de San Felipe, donde debutó en 1984 con 19 años y se retiró con 41 en el 2006 compartiendo equipo con su hijo Ricardo González JR. De los jugadores más recordados de los 90 y 2000. Para los sanfelipeños, de los 80 también.

El Manteca había llegado en 1990 a Unión Española, pero la de 1993 fue por lejos su mejor temporada. Fue uno de los mejores defensas del torneo, ganó la Copa Chile, fue a la Copa América de Ecuador, jugó por la Roja ante España en Europa y a fin de año firmó por Colo Colo, pese a que la Unión Española de Nelson Acosta había clasificado a la Copa Libertadores tras ganarle la Liguilla a Temuco.

Richard González ya era un eficiente stopper, pero podía ser lateral derecho, al igual que Richard Valenzuela, o central o volante, como Juan Carlos González. En esos tiempos ya pegaba bastante, pero era más conocido por ser un incansable perro de presa. Lo curioso es que en juveniles era volante de salida, por lo que algo sabía de usar la camiseta 10. En San Felipe debutó por emergencia como lateral izquierdo. En la Unión, por muy 10 que fuera su camiseta, Acosta lo mandaba a defender.

En 1994 Colo Colo y Unión Española se enfrentaron en el primer partido de Copa Libertadores. Los albos ganaron con un gol con la mano de Víctor Mella y al final del partido Nelson Acosta le hizo la desconocida a su regalón. “Me pegó un ‘cachuchazo’, se dio media vuelta y se fue. Era su forma de demostrar que estaba sentido porque yo me había ido. Más encima les ganamos con un gol con la mano y él era un hombre ganador», contó después Manteca. Colo Colo se iría eliminado en octavos de final ante el Junior de Barranquilla de Valderrama por culpa de un penal desperdiciado por Manteca en la definición, mientras que su ex equipo llegaría hasta cuartos de final enfrentando a Sao Paulo.

Richard González sería uno de los defensores que más jugarían ese año en el Colo Colo de Cantatore, Eddio Inostroza y Nacho Prieto, plantel lleno de defensas de nivel, como Pedro Reyes, Miguel Ramírez, Javier Margas, Hugo González, Agustín Salvatierra, Javier Baena, que se fue a mitad de año, y Eduardo Vilches, quien actuó más como volante. Su temporada fue buena, pero había cometido un pecado. Había llegado bajo la regencia de Eduardo Menichetti, quien a fines de ese año perdió las elecciones con Peter Dragicevic.

Manteca, al problema dirigencial, le sumó además una enemistad con Rogelio Delgado que venía desde 1992, al que llamaba “Orangután” en los partidos que los enfrentaron hasta el año anterior, cuando el ahora ayudante de Gustavo Benítez defendía a la U. González, con 28 años, fue enviado a entrenar con los juveniles de Colo Colo mientras encontraba club. Ahí fue cuando declaró que era “el cadete más caro de Colo Colo y de Chile”. González contaba que en la Copa América de 1993 los jugadores de la U rompían el hielo con él contándole que Rogelio Delgado solo quería pegarle, que no lo soportaba. Dos años después iba a ser su DT. No hubo espacio para los dos en Colo Colo. 

La dupla paraguaya tenía todo el respaldo de Dragicevic para cortar a los identificados con Menichetti. Morón, Vallejos, Fracchia y Juan Castillo fueron los más perjudicados porque además estaban inactivos e impagos. Un día González fue a la sede a reclamarle al dirigente Jorge Vergara. «¿Qué hago con las letras que me deben?», le dijo. «Empapela la pieza, poh», fue la irónica respuesta del «Guatón» . 

Manteca logró la libertad de acción avanzado el 95 y Acosta lo pidió de nuevo para Unión Española. Fue presentado en los rojos junto a Marcelo Fracchia, pero al final terminó jugando ese año y el siguiente en Temuco. Luego Wanderers, Palestino y, ya como líbero, otra vez San Felipe, el equipo donde nunca fue el cadete más caro de Chile, pero donde sí jugaba como 10. Al menos eso dice él.