Lamine Yamal probablemente será el Golden Boy de Europa por varios años consecutivos. Tiene solo 16 años y se convirtió en la revelación de la Eurocopa 2024. Nació en Barcelona en 2007, aunque su padre era de Marruecos y su madre de Guinea Ecuatorial, país que lo cruza con el protagonista de esta historia: Vicente Engonga.
El volante defensivo que perteneció a los mejores años del Mallorca es el primer jugador de raza negra nacido en España que defendió a su Selección. Lo hizo en la Eurocopa de Holanda-Bélgica 2000, y también desde septiembre 1998 en partidos de clasificatorias y amistosos. En Chile lo teníamos visto desde la final de la Recopa Europea de 1999, donde Marcelo Salas fue protagonista en el duelo entre Mallorca y Lazio. Durante los años de Iván Zamorano en el Sevilla y Real Madrid, Engonga había defendido al Valladolid, Celta y Valencia. Su nombre venía sonando desde inicios de los 90 en voz de Juan Manuel Ramírez, Milton Millas y Héctor Vega Onésime en Megavisión.
Engonga, como Lamine Yamal, había nacido en Barcelona, y su ascendencia morena venía de su padre, nacido en Guinea Ecuatorial. Fue clave en los mejores años del Mallorca de Héctor Cúper, finalista de la Copa del Rey, campeón de la Supercopa de España y finalista de la Recopa de Europa. Compartió equipo con Carlos Roa, Iván Campo, Miguel Ángel Nadal, Mikel Soler, Ariel Ibagaza, Jovan Stankovic, Leonardo Biagini, Samuel Eto’o, y nuestro recordado Lauren Étame, autor del gol de penal con el que Camerún venció a Chile en semifinales de la JJOO de Sidney 2000.
Claro que el nexo más cercano con Chile fue la Recopa de Europa de 1998-1999, la última edición del torneo que reunía a los ganadores de Copa de sus respectivos países. Mallorca de Engonga venció en semifinales al Chelsea y la Lazio de Salas hizo lo propio con el Lokomotiv Moscú. Se encontarían el 19 de mayo de 1999 en la gran final de Birmingham.
En ese duelo Salas sería titular junto a Roberto Mancini y Christian Vieri, en un tridente que los hinchas laziales venían pidiendo a Sven Goran Eriksson desde el Calcio 98-99, pero que no se dio tantas veces desde el arranque, y que derivó en la Lazio perdiendo el torneo ante el Milan de Schevshenko. La Recopa sería 2-1 para los romanos, con goles de Vieri y Nedved y descuento de Dani García, pero con el chileno haciendo un gran partido, jugando los 90 minutos, siempre muy cerca de Engonga. Un problema sin solución para el histórico volante español.
Debido a sus muy buenos años, Engonga sería el segundo jugador de raza negra en jugar por España, pero el primero nacido en la Península. Años antes había debutado el brasileño Donato, luego Catanha y Marcos Senna, todos nacidos en Brasil, con paso por clubes de su país natal y traspasados a España, donde con el tiempo obtuvieron la nacionalidad.
Vicente Engonga, incluso contra cánticos racistas en muchos de sus partidos, terminó jugando 14 partidos en la España de José Antonio Camacho y anotándole un gol a Croacia en 1999, quedando en la historia de la Furia Roja, quizá no por ser le mejor, pero sí por ser el primero en un país donde jugadores como Freddy Rincón, Dani Alves, Vinicius, Vitor, Umtiti, Marcelo, Jefferson Lerma, Kameni, Eto’o y tantos otros han sufrido de racismo puro y duro. Desde rayados hasta bananas.
Hoy, ese caso único y atípico de Engonga a fines de los 90 a inicios del 2000 es pan de cada día en Europa. Selecciones como Polonia, Alemania, Suiza y otras donde era impensado tener jugadores de raza negra suben torneo a torneo su porcentaje. Francia sacó provecho siendo campeón del mundo en 2018, y ahora es España el que suma fuerza y talento con Lamine Yamal y Nico Williams. Más atrás vienen Ansu Fati, Robert Sánchez, Adama Traoré, Alejandro Balde, Iñaki Williams, Christian Mosquera y Samu Omorodion, todos nacidos dentro de fronteras españolas. El camino que en 1998 abrió Vicente Engonga, uno que todavía le mira la nueve a Marcelo Salas en la final de la Recopa de Europa de 1999.