Wilson Rojas no lo podía creer. Días después de jugar con O’Higgins por Copa Chile, por el lado de él desfilaba Marcel Desailly y Jean Pierre Papin del Milan, Bixente Lizarazu, David Ginola, Jocelyn Angloma, Youri Djorkaeff, Didier Deschamps, Bernard Lama y una constelación de franceses que había enfrentado minutos antes en el Stade de Gerland de Lyon. Tras el duelo, el rendidor defensor Celeste los tenía a solo metros a la salida de camarines. Con cámara de rollo en mano se acercó a los que pudo e inmortalizó el momento con Desailly y Lizarazu. El stopper Wilson Rojas había sido uno de los elegidos por el DT Mirko Jozic en su primera nómina oficial de la Selección Chilena. Con 27 años era parte del recambio de la Roja rumbo a Francia 1998.
Hacia atrás, la historia de Wilson Rojas Barrera (11-11-1966 en Chillán) había tenido de dulce y de agraz. Había debutado muy joven en 1984 en O’Higgins de Rancagua y había hecho dupla con Leonel Herrera padre en Segunda División en 1986, en una campaña donde el equipo rancagüino no había logrado ascender a Primera División pese a haberse reforzado con jugadores de la talla del mismo «Chuflinga», más Enrique Enoch y Horacio Simaldone.
A mitad de 1987 partió a préstamo a Cobreandino, justo en el semestre en que los Celestes sí ratificaron un buen año en la B y consiguieron el objetivo de ascender. En 1988 Wilson Rojas volvería a O’Higgins y sería uno de los mejores de las siguientes campañas en Primera División. Para 1989 la defensa de Gabriel Mendoza, Wilson Rojas, Mauro Meléndez y Joel Molina salía de memoria. Para muchos hinchas del equipo de la Sexta Región, la mejor zaga que han visto cada 15 días en El Teniente.
En 1990 Wilson Rojas comenzaba la década como un jugador siempre rendidor y confiable. Su nombre aparecía en los equipos ideales de la fecha y también en las carpetas del fallecido Jorge Vergara para Colo Colo. Era un veloz y aguerrido central derecho en O’Higgins que constantemente debía cubrir las espaldas de un ofensivo Gabriel Mendoza, siempre con la ayuda de sus compadres Fernando Cornejo y Mauro Meléndez, ambos ya fallecidos. El de 1990 tenía que ser el año de la consolidación de Rojas. Desde las inferiores de Colo Colo un tal Mirko Jozic ya sabía quién era. Tanto a él como a Mendoza los había visto siendo figuras en O’Higgins durante dos temporadas consecutivas, años en que Arturo Salah dirigía al primer equipo de los albos.
Pero todo cambió el 25 de marzo de 1990. Por la tercera fecha de la Copa Digeder, una de las tantas versiones de la Copa Chile, O´Higgins enfrentó a Wanderers en Playa Ancha. Una desafortunada jugada hizo que Rojas terminara con fractura de peroné y corte de ligamentos del tobillo. Iba a estar casi todo el año 1990 fuera de las canchas. Volvió ya en el final del Campeonato Nacional para redebutar ante Unión Española en la primera fecha de la liguilla de Copa Libertadores. La inactividad hizo que jugara uno de los peores partidos de su carrera y no estuviera en las dos siguientes fechas decisivas. Rojas debía buscar continuidad con un préstamo en un club con menores aspiraciones que O’Higgins, equipo que se estaba acostumbrando a pelearle a los grandes en la parte alta.
En 1991 el recién ascendido Antofagasta le abrió las puertas en condición de cedido. Fue el croata Andrija Percic quien lo recibió, quizá el gran amigo de Mirko Jozic en Chile, o al menos su confidente futbolístico, además de sus cercanos en Colo Colo.
Sabido es que entre Jozic y Percic planearon el préstamo hasta el Norte de un costoso Sergio Salgado en la mitad de la Copa Libertadores 1991, torneo que Wilson Rojas perfectamente pudo haber jugado y haber sido campeón si se concretaba la oferta y el traspaso en medio de la Copa Chile de 1990, y pensando en el Campeonato Nacional de ese año. La Copa Libertadores sí la pudo levantar su socio Gabriel Mendoza, quien llegó a inicios de 1991 desde Rancagua.
Rojas cumplió en 1991 como lateral derecho en Antofagasta, aunque casi siempre la orden de Percic fue que no pasara la mitad de la cancha. Claro, su velocidad hacía que pudiera ser central o lateral, características perfectas para convertirse en stopper, la debilidad de Mirko Jozic por aquellos años, quien ya tenía a los mejores: Miguel Ramírez y Javier Margas. Con los Pumas, Wilson Rojas tendría un campañón junto a Cornez, Olmos, Salgado, entre otros. Para 1992 otra vez tenía camiseta asegurada en O´Higgins, club dueño de su pase.
La opción de Colo Colo se desvaneció, pero se afianzó como titular en un O’Higgins protagonista, de pelear liguillas de Libertadores y Copa Chile. Siempre junto a sus compañeros Mauro Meléndez y Joel Molina, pero donde se sumaban también Jorge Gómez, Juan Alvariño, Leonel Pedreros, Víctor Fuentes, Eduardo Soto, Miguel Ardiman, Rodrigo Pérez, Daniel Fuentes o Danilo Chacón. En 1994 el fútbol le daría su premio mayor. Sería nominado por primera vez a la Selección Chilena y la representarÍa en el extranjero.
Mirko Jozic había asumido a inicios de 1994 en la Selección Chilena. Su primera gira sería ante Francia en Europa y dos duelos en Asia ante Arabia Saudita, que se preparaba para EEUU 1994. Esa nómina, cómo no, se llenó de nuevos stoppers. Ahí aparecieron Pedro Jaque, Carlos Fuentes, Daniel López y el celeste Wilson Rojas. El 22 de marzo tendrían en frente a Francia, que poco antes había derrotado 1-0 a Italia en Florencia en otro amistoso rumbo al Mundial, torneo al que los galos no clasificaron tras una dramática eliminación ante Bulgaria a fines de 1993.
Chile dio dura lucha en Lyon, pero la defensa, en especial sus tres stoppers titulares, Daniel López y los loínos Jaque y Fuentes, quienes secundaron al líbero Ronald Fuentes, tendrían un partido muy bajo. La Roja perdería 3-1 con gruesos errores defensivos y con los tres tantos antes que ingresara Wilson Rojas a arreglar en algo las cosas en lugar de Pedro González en el minuto 74. Desde la entrada del defensor de O’Higgins no hubo más tantos franceses. Luego jugaría los dos partidos ante Arabia Saudita como titular. En el resumen final de la gira fue uno de los puntos altos. Otra vez había cumplido.
Para los siguientes duelos Jozic pudo llamar a nuevos stoppers, la mayoría de equipos grandes. Aparecería Miguel Ardiman de Católica, Ricardo Rojas y Juan Carlos González de Unión Española, Miguel Rojas de Cobreloa, y sus ya conocidos Miguel Ramírez, Javier Margas y Pedro Reyes de Colo Colo. El ohigginiano Wilson Rojas se alejaría de la Roja, igual como lo haría Mirko Jozic a fines del año 1994.
Pese a quedarse sin Selección, Wilson Rojas nunca soltó la camiseta titular en el Capo de Provincia, la que a veces ornaría con la jineta de capitán. Era referente del plantel que sacaba jóvenes como Jaime Riveros, Alejandro Osorio, Clarence Acuña, Víctor Fuentes, Moisés Ávila o Rodrigo Pérez. En 1996, con un muy buen equipo, los Celestes se irían a la Primera B. Dos de ese plantel, Roberto Rojas y Acuña, partirían a la U, mientras que otros tantos seguirían en Primera División contratados por equipos con aspiraciones para 1997. Wilson Rojas, junto a su compañero Luis Casanova, serían de los primeros fichajes de Temuco, uno de los que mejor se reforzaría esa pretemporada.
Lo de Temuco duró poco y nada. Se puso la verde, jugó amistosos y fue presentado en la Noche Temuquense ante Colo Colo junto a Marcelo Fracchia, Hugo Bravo, Max Muller, Leonel Herrera, Jorge Gómez, Juan Castillo, Patricio Toledo, Jaime Lopresti, entre otros. Tras el partido de presentación ante los albos, Wilson Rojas y Jaime Lopresti protagonizarían un accidente automovilístico, sin consecuencias ni tampoco agravantes que afectaran la conducción. Ambos, sabiendo que partirían en desventaja ese año debido a un castigo, se irían de la Novena Región. Lopresti volvería a Unión Española para ser compañero del refuerzo exO’Higgins Joel Molina, mientras que Rojas se tomaría un breve receso antes de volver a su amado O’Higgins de Rancagua para dar una mano en Primera B. Al final de ese temporada le diría adiós al fútbol con solo 31 años.
Durante toda su carrera a Wilson Rojas nunca le faltó dónde jugar. Ni siendo muy joven, ni saliendo de una grave lesión, ni después de irse a la B, ni cuando se quedó sin club por algo extrafutbolístico. Rendía y lo supo O’Higgins, Andrija Percic y Mirko Jozic. Pudo haber sido el suplente de Miguel Ramírez en la Libertadores 1991, justo ahí apareció Juan Carlos Peralta. El triunfo de otro “anónimo”.
Lo de Rojas fue ser un defensor con poca prensa, pero seleccionado chileno y miembro de los históricos de un club importante como O’Higgins de Rancagua. También parte del selecto grupo de chilenos que jugó en Lyon ante Francia en el primer duelo de Jozic en la Roja con miras al Mundial de 1998. Rojas, también el de las fotos con Desailly y Lizarazu, que guarda hasta hoy.
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