“El progreso siempre llega tarde”, decían en Cinema Paradiso. Lo mismo le pasó a Claudio Borghi y Colo Colo en el 2006. Su progreso se llamaba Rodrigo Kalule Meléndez, hasta fines de 2005 una de las figuras de Estudiantes de La Plata y con ofertas de varios clubes importantes del Continente.
La idea del Bichi, tal como había sido en Audax Italiano, era juntar a varios talentosos en mediocampo y ofensiva. Valdivia, Fernández, Suazo y Mancilla aparecían como fijos. El Torito José Luis Jerez se había ganado su lugar en la banda izquierda, mientras que Sanhueza tenía su cupo en la contención. A Borghi le faltaba su lateral derecho y resolver quiénes serían sus tres centrales. Habían llegado Celso Ayala y Andrés González, y ya tenía a Mena, Riffo, Henríquez y Aceval.
En enero de 2006 Colo Colo jugaba ronda previa de Copa Libertadores. Su rival era Chivas de Guadalajara. El discurso era el mismo: “El rival es abordable, pero el viaje es muy desgastante”. Para el primer apretón en serio Borghi se la jugó por su 3-3-2-2. El lateral derecho en esa ocasión fue Moisés Villarroel, con la misión de centralizarse a ayudar a Sanhueza. Sin siquiera viajar, el resultado fue nefasto, 3-1 en contra en el estadio Monumental. Para la vuelta, el cambio fue de Luis Mena por Villarroel, con la misma función. Casi ni pasó por la banda, pero ayudó a Sanhueza más centralizado. Fue 5-3 en contra en México, con tres goles del Chupete. Se concretaba el primer traspié de Colo Colo con los mexicanos en ese 2006.
El esquema se caía. El 3-3-2-2 no había servido en el torneo internacional. A Colo Colo le faltaba equilibrio, pero el único puesto disponible en ese dibujo era el de lateral derecho. Villarroel y Mena no habían cumplido esa doble función, Meneses lo había hecho en el segundo tiempo en Santiago y Fierro en el segundo tiempo en México, ambos sin vocación defensiva. Álvaro Ormeño y Benjamín Ruiz no tuvieron minutos. En ese caldo de cabeza, a Borghi le avisaron por interno que Rodrigo Meléndez estaba dispuesto a volver desde Argentina para jugar en Colo Colo. ¿Tirar a Sanhueza o Kalule a la derecha? No, cambio total de esquema para darle espacio a uno de los mejores jugadores chilenos en el extranjero durante varios años.
Con la llegada de Meléndez se le encendió la ampolleta al Bichi. Necesitaba dos volantes de contención y solo un delantero para ser mucho más ofensivo. Lo de Suazo arriba no fue por defecto. Durante algunos partidos fue el suplente de Mancilla, a quien los problemas de disciplina lo alejaron de Macul. Su Mea Culpa lo ha hecho por estos días. Por su parte, Fierro, pensado como delantero originalmente, agarraría camiseta, ya sin tantas obligaciones defensivas. Jerez se mantenía por la izquierda, y Valdivia con el Mati serían los conductores. Del 3-3-2-2 se pasaba al 3-2-4-1.
Con ese esquema, y con Meléndez en cancha con la camiseta 28 porque el 18 lo tenía Andrés González, Colo Colo ganó equilibrio y soltó arriba a los talentosos. Las bandas fueron un festival de pasadas por las espaldas y Valdivia se sobó las manos. Kalule y Sanhueza se convirtieron en una de las parejas más recordadas de volantes de contención de la historia del fútbol chileno. Meléndez venía desde la elite de Argentina y en Chile volaba. Sanhueza también levantó su nivel y con el tiempo se convirtió en símbolo y capitán de Colo Colo. El primer Rey Arturo.
Colo Colo fue campeón del Apertura 2006 y se concretó su clasificación a la Sudamericana. Ahí ya no tendría a Jorge Valdivia, y en su reemplazo llegaría Alexis Sánchez para ser un volante/delantero entre el Mati y Chupete. Las bandas también cambiaron. Jerez ya no era fijo, y por la izquierda también jugaban los diestros Fierro y Vidal. Por la derecha, el mismo Fierro u Ormeño. Eso sí, los que no cambiaban eran los dos del medio. Sanhueza y Meléndez jugaban de memoria. Al Kalule le dieron la número 19 en la Sudamericana y en este torneo fueron subcampeones del Pachuca. El segundo traspié ante mexicanos ese año.
A fines de 2006 Colo Colo logró el bicampeonato y en junio del 2007 llegaría al Tri. Para la Copa América de Venezuela, y después de probar mucho, Nelson Acosta se decidió por llevarse a Sanhueza y Meléndez a la Roja y usar el esquema del Bichi. No nos fue bien. A Borghi le había ido bien, moviendo piezas e inventando la dupla Meléndez-Sanhueza. Si la hubiese tenido antes de jugar con Chivas, quizá hasta dónde llegaba en esa Libertadores que Inter le ganó a Sao Paulo, y en donde los mexicanos llegaron hasta semifinales. Quizá con Kalule Colo Colo se colaba entre los mejores, pero el progreso siempre llega tarde.