La foto de Lionel Messi homenajeando a Maradona con la camiseta de Newell’s Old Boys se transformó rápidamente en la foto más vista del mundo. La más publicada al menos, justo rindiendo honores al hombre más fotografiado de la historia. Fueron solo siete partidos del Diego en Ñuls, cinco oficiales y dos amistosos. Un gol, al Emelec de Salvador Capitano, en el primer partido del 10 con la camiseta leprosa el 7 de octubre de 1993 en el que entonces era El Coloso del Parque, hoy Estadio Marcelo Bielsa.
Esos poquitos meses en Rosario lo convirtieron en un ídolo más del club. En su debut ante los ecuatorianos estuvo en el estadio un niño Lionel Messi, otro mito vivo de la institución, pero que nunca ha jugado oficialmente con la rojinegra. La idolatría por los sentimientos más que por los logros.
El segundo semestre de 1993, cuando Argentina caía estrepitosamente ante Colombia por 5-0 de local, y era enviado a jugar repechaje ante Australia, Newell`s Old Boys cerraba el fichaje de Maradona. ¿El gran artífice? Jorge Indio Solari, un laureado entrenador argentino de los 80 y 90, quien en el 2000 se sentó en la banca de Huachipato. Un lujazo que se dio la institución de la Usina.
El Indio había sido mundialista de 1966 y exitoso DT en varias oportunidades de Newell`s en los 80. Había dirigido a Vélez y a Independiente, y en 1992 enfrentó a Maradona en la Liga Española como DT del Tenerife, mientras Diego defendía al Sevilla de Bilardo. Ahí hizo los primeros contactos, al ver la cara de ofuscación de Maradona al ser reemplazado por el Narigón Bilardo. Esa relación terminó – en ese momento – a los combos en el vestuario del Sevilla, por lo que Maradona se devolvió sin avisar a la Argentina. Ahí iba a esperar ofertas.
Y las ofertas llegaron. Argentinos Juniors y San Lorenzo corrieron con ventaja, pero para sorpresa de muchos, el Pibe de Oro prefirió Rosario. Ahí iba a ser entrenado por el Señor Jorge Solari, el DT elegido para reemplazar a Marcelo Bielsa. El Indio se había ayudado del Gringo Ricardo Giusti, el meta Scoponi y el Tata Gerardo Martino para convencer a Maradona. El volante que en 1996 defendió a O’Higgins entregó la camiseta 10 y la temporada 1992-93 se probó la 8. Maradona iba feliz hasta Rosario.
Diego firmó en septiembre de 1993 en un entrenamiento a estadio lleno. Lo lanzaron al cielo, lo llevaron en andas. Debutó el 7 de octubre en un amistoso ante el Emelec. El equipo ecuatoriano le ganó el quien vive a gigantes del continente gracias a la relación que tenía Solari con el entrenador Salvador Capitano, otro conocido en Chile, ex DT de la U 2007. Capitano había sido ayudante de Solari en el Tenerife, por lo que le aseguraba a su exjefe que a Diego nadie le iba a pegar. Algo que Flamengo, Nacional o Peñarol no garantizaban. En ese partido Maradona hizo un golazo de derecha, el único que convertiría en siete partidos con la camiseta donde también es ídolo.
Tras ese sueño inicial vinieron los partidos oficiales y nada resultó cómo se esperaba. Maradona se sumó a la selección para jugar el repechaje ante Australia, volvió a jugar en Ñuls y se lesionó. Jorge Solari se fue para dirigir a Arabia Saudita en EEUU 1994, Maradona no quería al nuevo DT Jorge Castelli. Jugó poco. Había que ir bien abajo para encontrarlo en la plantilla. Jugó menos que Llop (exDT de Wanderers), Martino (exO’Higgins), Alfredo Berti (efímero ayudante de Bielsa en la Roja), Iván Gabrich (exUC), Fernando Calcaterra (exO’Higgins) y Carlos Morales Santos (exU). Al menos jugó más que un joven Diego Osella.
La estadía de Maradona en Newell`s se acabó el 2 febrero de 1994, para variar, con polémica, sin ir a las prácticas, aduciendo una lesión tras un amistoso millonario ante Vasco da Gama el 26 de enero. La dirigencia de Newell`s decidió rescindir su contrato. Luego se puso a entrenar para Estados Unidos 1994, empresa que terminó en el segundo partido de ese Mundial, de la mano de una enfermera. Es que Diego nunca se fue en silencio. En España 1982 se fue expulsado, en 1986 lo hizo con la Copa, en 1990 terminó llorando, y en 1994 castigado. Ñuls le devolvió el cariño argentino antes del Mundial de EEUU. Solari lo convenció, Martino lo regaloneó y Capitano lo cuidó.