En la primera mitad de la década del 90 llegó a estar entre los tres arqueros más goleadores del mundo. Marco Cornez era el amo y señor de los penales de Antofagasta entre 1991 y 1993 y de Regional Atacama en 1994. Su cuota comenzó a bajar notoriamente en Everton 1995, Iquique 1996 y Coquimbo 1997. En Palestino 1998 no alcanzó ni a debutar. Ese año se retiró con 25 anotaciones, justo en la época en que arqueros como José Luis Chilavert, Rogerio Ceni, Hans Jorg Butt, Jorge Campos y hasta René Higuita seguían sumando tantos. Poco a poco el chileno fue saliendo del Top 10. Hoy, todos los años, baja algún puesto en el escalafón mundial. Todos los goles de Marco Antonio Cornez habían sido de penal.
Es que el Emperador tenía alma de delantero. Rápido, ágil, de paso corto pero indescifrable, fue figura cada vez que algún DT lo hizo entrenar o jugar como atacante. Sus historias pasan de ser un lejano recuerdo olvidado. Cada vez que salió del arco armó algún lío, ya sea para los defensores contrarios, como para sus entrenadores, periodistas y hasta representantes. No pasaba desapercibido. “Estoy seguro que si hubiera jugado algún minuto como delantero en España 1982 lo hubiera hecho bastante bien”, dijo hace poco Patricio Yáñez. Claro, en la cita hispana fue que dejó el hito más recordado en su experiencia como delantero.
Cornez fue el tercer arquero en ese Mundial sin haber jugado nunca por la Roja, donde recién debutó en 1983. Era el suplente de Mario Osbén y Óscar Wirth en una época donde las nóminas contaban solo de 22 jugadores. Cada DT debía elegir si ese último cupo era para un jugador de campo o un guardavallas. El DT Luis Santibáñez, siempre más preocupado del arco propio, decidió llevar al joven Cornez en lugar de varias figuras de Cobreloa que merecían un lugar en la Roja.
Fue en Oviedo, en el bunker de Chile en España, donde ocurrió una inesperada historia en años donde los representantes y dirigentes cazaban jugadores in situ y no por YouTube o redes sociales. En un amistoso de preparación ante un equipo amateur de la ciudad fue que Cornez hizo su mejor presentación como delantero. La idea de Santibáñez, que sabía que había espías de Austria, era desviar un poco la atención y lo logró con la ayuda de Cornez. El arquero anotó tres goles en la goleada de la Roja, demostrando no solo efectividad frente al arco, sino que grandes habilidades como delantero por todo el centro de ataque. Dirigentes del Sporting de Gijón vieron el entrenamiento y quedaron maravillados con el delantero de la Roja. Mientras se jugaba la práctica, fue el periodista Julio Salviat quien sirvió de cómplice, escondiendo que era arquero cuando los veedores del Sporting le preguntaban por él. “Es un buen jugador y un gran muchacho”, repetía Salviat. Finalmente fue el propio Cornez quien les dijo que era arquero, rechazando la oferta para jugar la temporada 82-83 en la Liga, pero como delantero.
La primera experiencia de Marco Cornez como atacante había sido en 1977, en su préstamo en Deportes Linares. Ahí, por lesión de varios titulares, sí jugó un partido oficial por los de la Séptima Región ante Deportes La Serena, válido por la Segunda División. «Lo único malo fue que perdimos 2 a 1 pero mi actuación resultó aceptable. Si pudiera, repetiría la experiencia porque sé que estoy capacitado para hacerlo. Además en el arco uno también debe perfeccionar su técnica y aprende muchas cosas propias del delantero, aunque sea para sufrirlas”, diría Cornez en una entrevista a Deporte Total en 1981, donde junto a Ronald Yávar de Unión Española hizo una producción fotográfica jugando como delanteros.
Otra experiencia de Marco Cornez se remonta a 1985, en un entrenamiento de Universidad Católica. Peleado con el DT Ignacio Prieto, el meta que había sido campeón y figura con la UC en 1984 ahora debía estar a la sombra de Patricio Toledo. Ambos jugarían 20 partidos esa temporada, antes de una polémica partida del fallecido arquero a comienzos de 1986. Fue en un entrenamiento que un enojado Nacho Prieto puso a Cornez para hacer dupla como delanteros con Luka Tudor. “Era extraordinario, las hizo todas en ese entrenamiento. Hizo varios goles, yo hice otros tantos más. Al final el Nacho Prieto quedó más enojado que al comienzo, porque no entendía como un arquero había dejado en ridículo a los defensores titulares”, contó hace poco Tudor. Tras eso, el lugar de Cornez en los partidos y en los entrenamientos fue como segundo arquero. A los pocos meses volvería a Palestino en 1986, pero en 1987 retornaría a los Cruzados, equipo más conservador, en el que no pudo demostrar sus dotes como tirador de penales. Claro, en 1985 pateó su primero ante La Serena y se fue desviado.
Su revancha llegaría en los 90, donde fin de semana a fin de semana sus goles comenzaron a aparecer en los noticieros. En Futgol, Zoom Deportivo, Show de Goles y Más Gol. El primer tiro fue desviado, pero con los siguientes los arqueros rivales tiritaban tanto como los defensores que alguna vez debieron marcarlo cuando salía a jugar como atacante. Allá arriba debe exigir que los partidos sean con arquero – jugador.