Maradona en Chile II: Por la UC, en la noche que ganaron varios

“A mí me sacaron de Villa Fiorito y me revolearon de una patada en el culo a París, a la Torre Eiffel”. La frase de Diego Maradona es lo mismo que sintieron varios jugadores de Universidad Católica cuando el 2 de marzo de 2006 se encontraron en el mismo camarín con Diego Armando Maradona. Algunos recién subidos al primer equipo de Jorge Pellicer, que tenía entre otros a Jorge Quinteros, Facundo Imboden, Luis Núñez, Jorge Ormeño, Miguel Ponce, Francisco Arrué, Jaime Rubilar, Alejando Osorio y José María Buljubasich.

Esos eran los más experimentados, porque hubo un amplio grupo de jugadores que apenas alcanzaban los 20 años y compartieron camarín con el ídolo de su infancia. Uno de ellos es Francisco Pantoja, un talentoso volante formado en la UC y con paso por otros clubes chilenos, quien hasta ahora tiene la foto con el Diego como tesoro máximo en sus redes sociales. Otro es Francisco Gato Silva, o el exdelantero Willy Topp, quien a los 86 minutos reemplazó a Diego Armando Maradona, que a los 45 había ingresado por el capitán Francisco Arrué.

Lo cierto es que Maradona ingresó después del entretiempo no porque el DT Pellicer así lo quiso, sino porque su llegada al país se había producido poquito antes. El 10, después de llegar al Aeropuerto por gestiones realizadas por el “productor” Nicolás Villamil, se movió “raudo” hasta San Carlos de Apoquindo, en donde la Selección Chilena de Nelson Acosta, fuera de Alemania 2006, se enfrentaba al último campeón chileno en un partido organizado y con fondos para el SIFUP.

Como lo de Maradona no era seguro, fueron menos de 10 mil personas las que llegaron a la hora del inicio del partido, un duelo para la TV abierta, pero que en el minuto 1 no cumplía con la promesa de Diego en cancha. La Roja, con una nómina hecha por el Sindicato, puso lo mejorcito en cancha, la mayoría jugadores de ligas extranjeras, reforzados por Claudio Bravo, Arturo Sanhueza, Humberto Suazo, Manuel Iturra, Francisco Prieto y algunos otros.

Por la UC, por su lado, muchos jóvenes. Paulo Garcés, Diego Rosende, Claudio Muñoz, Alejandro Gaete, Chapa Fuenzalida, Albert Acevedo, el Gato Silva en sus primeros pasos, el delantero Marco González, Willy Topp y el joven Francisco Pantoja. En ese camarín cayó en el entretiempo Diego Maradona, el más grande jugador del fútbol mundial, para ponerse la camiseta de la UC. Hoy más que nunca, uno de los grandes orgullos de Los Cruzados.

El duelo arbitrado por Pablo Pozo iba 1-0 para Chile en el entretiempo con gol de penal de Luis Jiménez a los 26 minutos. Con ese resultado entró el Pelusa, con la 10 de Darío Conca, y con la misión de asistir a los delanteros Jorge Qunteros y Luis Núñez. Fueron 40 minutos de Maradona jugando por Los Cruzados en San Carlos. Suficiente para un par de pases con lienza y una que otra muestra de caudillismo. Era un hombre que había nacido siendo capitán. “El mejor capitán de todos los capitanes”, dijo Ruggeri. “Dentro y fuera de la cancha”.

A los 64 minutos llegó el 2-0 de Pablo Contreras para aumentar la ventaja de La Roja frente a la UC, pero en las huestes cruzadas eso importaba poco. En esos minutos se inmortalizaba la imagen del Mejor del Mundo jugando con su camiseta, por sobre la de Colo Colo y la U. El 10 salió a los 86 minutos por Topp y el partido terminó con ese 2-0, no sin antes presenciar cómo Maradona se iba peleando con cuanto periodista lo abordaba solo segundos después de ser reemplazado.

Después de eso, otra gran fiesta de Maradona en un lujoso Hotel de Santiago. De las mejorcitas que tuvo en su carrera, dicen. Y eso ya es bastante decir. Los periodistas que seguían esperando en el hall por una declaración, debieron aguantar otro momento de furia del Diego, ya con algunas copas en el cuerpo. 

Al argentino lo o había traído a Chile su compatriota Nicolás Villamil, exfutbolista y tristemente protagonista de En Su Propia Trampa con el Tío Emilio. Esa noche ganaron muchos, La Roja de Acosta por 2-0, Francisco Pantoja con su foto con Diego, el Sifup con “platas frescas”, Los Cruzados con Diego con su camiseta, y en el lujoso Hotel, el Loco Villamil, el que atajaba los penales de espalda en Concepción.