32 años cumplió Junior Fernandes este 10 de abril. El mismo que un 10 de mayo de 2012 salió ovacionado por todo el Estadio Nacional con el 6-0 consumado de la U sobre Deportivo Quito y el paso a la siguiente ronda de la Copa Libertadores en el bolsillo. “¡Junioor, Junioor!” cantaban todos los hinchas azules al jugador que había anotado los dos primeros goles en la histórica goleada a los ecuatorianos. #LoDieronVuelta y Junior fue figuraza.
Antes, en esa misma Copa, el tocopillano le había anotado un triplete a Godoy Cruz y había debutado con un gol en el Torneo Nacional ante La Serena. En junio volvería a hacer tres goles, esta vez a Colo Colo, por las semifinales del Apertura 2012. El “Negro” llevaba a la U a la final que finalmente ganarían, con muuuuucha polémica, a O’Higgins.
Fernandes, a mitad del 2012, no lo podía creer. Había visto como su compadre en Cobreloa Alexis Sánchez ya era figura de primer nivel en Europa, mientras él había transitado el camino pedregoso, camino que casi deja en los primeros meses del 2010 cuando ni siquiera se pudo concretar su traspaso al Deportivo Coopsol de la ¡Segunda División de Perú!
Ahí a empezar de nuevo. En su club, Cobreloa, ya no lo querían. Los quisieron a mitad del 2007 cuando lo pidieron de vuelta de su préstamo en Deportivo Mejillones de la Tercera División, donde llevaba 12 goles en 20 partidos, pero a comienzos del 2010 ya no contaban con él. Había jugado poco, y en algunos partidos, muy mal. Como un duelo ante Colo Colo en el Monumental donde no paró de tropezarse con la pelota. ¿Pero cómo? ¿Si en los cadetes de Cobreloa no era tan bueno como Alexis?
Tras su frustrado paso al fútbol profesional de Perú, volvió a Chile para jugar en Magallanes en Tercera División. Ahí también son muy agradecidos con él. Pero muy agradecidos. El “Negro” la rompió y fue clave para subir a los carabeleros al fútbol profesional chileno. Jugó 25 partidos e hizo 10 goles. Además contabilizó 9 asistencias en la, ese entonces, tercera categoría, antes que se inventara para fines comerciales la Segunda División Profesional.
Ya a fines de 2010, con los goles de Fernandes en el amateurismo saliendo en TV abierta, Palestino se fijó en él. En La Cisterna también le agradecen. El 2011 hizo 9 goles en 35 partidos y dio 11 pases gol. Lo llamaron a la selección chilena absoluta, poniendo otra vez a Palestino en la órbita de la Roja. A fines de ese 2011, con Palestino ya eliminado del Clausura, Fernandes fichó el 2 de diciembre en la U y acompañó al equipo, con indumentaria y todo, a las finales ante Cobreloa. Fernandes, hincha acérrimo de la U, igual que su compadre Alexis, estaba cumpliendo un sueño. En 20 meses había pasado de estar sin club en la Segunda División Perú a integrarse al equipo de Sampaoli. El próximo año jugaría Copa Libertadores.
En la U, lo ya sabido. Seis meses después de llegar fue vendido por 8 millones de dólares al Bayer Leverkusen. Ahora los agradecidos eran los dirigentes de Palestino y de la U que habían hecho el negocio de su vida. Medio año antes, los azules se habían embolsado los 17,5 de Vargas al Napoli.
A Alemania llegaba con la venia de Arturo Vidal, pero no le alcanzó. Jugó 13 partidos e hizo solo un gol en la temporada 2012-2013. El fin de la aventura alemana estaba cerca. Ya para el 2013-2014 estaría en el Dinamo Zagreb de Croacia, lugar donde algunos que ya están de vuelta en Chile no pudieron sobresalir. En Croacia, en tres estadías, jugó 103 partidos y anotó 38 goles.
Tras eso, vuelta definitiva al fútbol turco el 2018, luego de haber tenido dos estadías de seis meses. En el Alanyaspor, donde es genio y figura, lleva 30 goles en 80 partidos y por largos meses ha liderado la tabla de los goleadores chilenos en extranjero.
Junior, el de la foto de Año Nuevo del 1 de enero del 2004 con Alexis en una pensión en el desierto, puede sentirse agradecido a sus recién cumplidos 32 años. Le agradecen en Mejillones, le agradecen en Magallanes, le agradecen en Palestino, en la U (aunque ya hay varios que reniegan sus condiciones), en el Zagreb y en el Alanyaspor. Bueno, también su familia, sus amigos, los clubes y dirigentes que han ido cortando la cola con sus traspasos y él mismo, obvio.
¿La gran deuda? No hay ni para qué decirlo. Ya casi no queda tiempo para que le agradezcamos los hinchas de la selección chilena, donde, siendo objetivos, nunca rindió, pero al menos se gana las nominaciones por lo que hace en su club y no por lo que podría llegar a hacer en la selección. Para muchos sigue siendo el “negro malo” o el “bicicleta Fernandes”. Volviendo a ser objetivos, no creo que a esta altura le importe mucho. No se debe ni enterar, no tiene Twitter. Tiene Instagram, donde se muestra feliz con su esposa croata en una playa, en Halloween o armando el árbol de navidad. Si hubiera existido esa red social el 2004, hubiera subido esta foto con su compadre Alexis. Esa vez la subió a fotolog. ¿Te imaginai llegamos, Dilla? “Ya oh, sírvete otro cola de mono sin copete será mejor”.