Esta clarísimo que a Gustavo Poyet le gusta mucho más Gonzalo Tapia que Clemente Montes. Y está bien, ambos son de las mejores promesas del fútbol chileno. Cada vez que tiene a Tapia disponible, el DT uruguayo lo utiliza. El problema es que su disponibilidad es cada vez más intermitente. Las lesiones le causan estragos a sus escasos 19 años.
A Tapia lo conocemos hace más tiempo que Montes. Destacó en las selecciones juveniles, llevándose todo por delante. Con su contextura marcaba diferencias en competiciones infantiles. En el profesionalismo le ha costado un poco más. Su juego es de potencia, de echar a correr, de enganchar hacia adentro y quedar en posición de gol. En la Sub 17 definía igual de fuerte con la derecha y con la izquierda. Es un puntero con gol. A Poyet en ese puesto también le gusta Valencia, uno que es un gol con puntero.
Montes no es eso. No es el grandote Valencia, esforzándose en la orilla, un lugar que no siente como su hábitat. Tampoco es Tapia, que va desde afuera hacia adentro y trata de terminar las jugadas probando a los tres palos. Tampoco es Puch. Un creador que en el fútbol moderno ha estado obligado a irse a una orilla, o al menos a empezar su juego desde ahí. Le gusta usar la 10. Siempre es el que más conduce.
Montes no es nada de eso. Lo suyo es ir e ir hacia adelante. Parecía su gran virtud, pero se ha convertido en un defecto. Los DTs, tanto Poyet en la UC, como Lasarte en la Roja, y Holan en el 2020, quieren más de él. Quieren que mejore, pero al parecer quieren que lo demuestre en los entrenamientos antes de plasmarlo en un partido oficial. Machete lo llevo a Copa Amèrica y no lo ocupó nunca. Sí usó mucho a Jean Meneses en su posición, y hasta al joven Luciano Arriagada ante los grandotes defensores uruguayos. Esa inclusión del colocolino echa por la borda algún argumento sobre que Clemente Montes sabía desde el primer momento que no iba a jugar en Brasil 2021. Cuando se necesitó un jugador como él, prefirió a otros.
Montes jugó casi por obligación con Ariel Holan en 2020-21, en una etapa llena de lesiones y suspensiones en la UC que llegó quemando aceite al final de la temporada. A Poyet le salvó un partido ante Nacional de Uruguay en San Carlos de Apoquindo, donde lo compararon exageradamente con Messi, pero un poco más aterrizado con Claudio Caniggia. Un puntero que convivía con centrodelanteros del tipo Zampedri. Cada uno en lo suyo. Los que le exigían más gol o más corpulencia al Pájaro, era porque no entendían que su plus era otro. Como el de Montes.
Tras Nacional en Santiago, Clemente no jugó ante Argentinos Juniors, y estuvo solo un puñado de minutos ante Nacional en Uruguay y Atlético Nacional en la PreCordillera para sellar la clasificación en Copa Libertadores. De titularidad, ni hablar. En el Campeonato Nacional Poyet ha optado por Valencia, Puch, Lezcano y Tapia como punteros. Hasta Felipe Gutiérrez y Marcelino Núñez han jugado abiertos arriba. Eso que el joven delantero de la Roja ha estado disponible. Ha sido alternativa de todos ellos.
Algo no le ven a Clemente Montes. A los arqueros no le piden que hagan goles, ni a los talentosos que ganen los córners ofensivos y defensivos. Clemente Montes es puntero, de ir hasta el final, de hacer paredes, de centrar atrás. No es Valencia, no es Puch, ni siquiera es Gonzalo Tapia, aunque algunos los confunden. Es Clemente Montes, y hay que hacerlo jugar mucho si quieren que mejore. Y no solo 10 minutos de visita en Brasi, como lateral volante izquierdo, para buscar dos goles ante el mejor equipo de América.