Lizardo Garrido (II): El retiro en Colo Colo que no pudo ser

“Amor, voy a llegar temprano, espérame a almorzar. No voy a jugar más al fútbol, me retiro”. Era verano de 1994 y Lizardo Garrido había pedido un teléfono para llamar a su casa. Respondió Myriam, su señora. Fue la primera que se enteró que el líbero campeón de América dejaba el fútbol a los 36 años, pese a que quería, y podía, jugar un año más.

El Chano había ido hasta el Monumental para hablar con el DT albo Vicente Cantatore. Le comentó que había rescindido su contrato en el Santos Laguna de México, que terminaba en junio de 1994, y que su intención era retirarse con la camiseta de Colo Colo, equipo del que hasta el día de hoy se erige como el mejor lateral derecho y como el mejor central de su historia. Como “2” lo discuten los Galindistas y los Mendocistas. Como central, los seguidores de Humberto Cruz y Leonel Herrera.

La conversación en enero de 1994 se dio entre dos caballeros. Garrido dijo que estaba dispuesto a ser suplente, pero no convenció a Cantatore, quien prefirió darle más continuidad a Javier Baena, además de recibir a Ricardo González y Hugo González como refuerzos. Ya tenía a Ramírez, Margas, Reyes, Vilches y Salvatierra. El Chano entendió la postura de Cantatore, le dio la mano, tomó la decisión, pidió un teléfono y llamó a su ya fallecida esposa. Si no era en Colo Colo, no iba a ser en ningún otro equipo. Terminó siendo en Santos Laguna, el equipo donde peor lo pasó tras sus estadías en Colchagua, Trasandino y Colo Colo.

A México había llegado en el receso de la Copa América de 1993 después de jugar la Copa Chile con Colo Colo. Se fue con sus compañeros Rubén Martínez y Héctor Adomaitis, además del azul Richard Zambrano. Desde Boca Juniors se habían llevado al Turco Antonio Apud. El DT era el chileno Pedro García. Garrido, con 35 años, se fue tranquilo. Quería cumplir su contrato y luego volver a Colo Colo en el segundo semestre de 1994.

El Chano pasó a ser uno de los defensas mejor pagados de México. Su semestre estuvo lejos de ser la mejor, pero el dato del elevado salario le jugó en contra. El periodista Roberto Gómez Junco, de la escuela de los comentaristas mexicanos amantes de la polémica, ocupaba muchos minutos de su programa en criticar a Garrido. Que jugaba con el nombre, que estaba lento, que ganaba más que todos los mexicanos juntos. Le echó el público encima al punto que ya en los últimos partidos de 1993 el relator del estadio debía omitir su nombre cuando daba las formaciones. Así se evitaban las pifias. El Chano seguía jugando igual. El tema era con la prensa y con la afición. Como central seguía siendo la mejor opción del equipo.

Garrido, a su llegada a México, vivió durante varias semanas en un hotel. A veces ocupaba las instalaciones compartidas para distraerse junto a su familia. Se habían hecho fanáticos de los jugos de naranja-plátano del lugar. Una tarde lo vio Gómez Junco y en la noche ya comentaba que Garrido se la pasaba tomando cerveza en la piscina del hotel. Garrido era abstemio. Dicen que después de eso hubo combos, y, para Garrido, la convicción de querer irse lo antes posible de México. El Flaco de Lo Franco iba a esperar hasta que se acabara la primera rueda para volver a Chile.

Así fue. Para Navidad ya estaba de vuelta en en el país. Los que sabían que había vuelto daban por hecho que retornaría a Colo Colo para jugar la Copa Libertadores. El Monumental era su casa. Con Marcelo Ramírez son los jugadores con más títulos en el club. Obtuvo 15 trofeos como jugador (6 Campeonatos Nacionales, 6 Copas Chile, 1 Copa Libertadores de América, 1 Recopa Sudamericana, 1 Copa Interamericana). Además, jugando por los albos fue elegido el mejor jugador chileno de 1981 y el mejor Deportista del Fútbol Profesional de 1984. La mayoría de los logros los conquistó jugando como lateral derecho. Ya con Arturo Salah, en 1989, pasó al centro de la zaga. Primero como central en línea de cuatro y luego como líbero con la llegada de Jozic.

Con Cantatore ni lo uno ni lo otro. El flamante entrenador de Colo Colo para 1994 no lo quiso. El DT estuvo poco. Pronto asumió Eddio Inostroza, ayudante de Jozic, y quien se desvivía por tenerlo, pero el Chano ya estaba retirado y varios meses inactivo. Meses más, meses menos, que no permitieron que Garrido se retirara en Colo Colo, su casa.