La “relación tóxica” entre Mauro Zárate y Chile

Chile le coquetea a Mauro Zárate desde octubre del 2012. Ese mes, en una nota para el Diario El Gráfico, Sergio Zárate, su hermano y representante, abrió una mínima ventana para que el delantero jugara por la Roja. En ese tiempo estaba Claudio Borghi como DT, pero al Bichi le quedaría poco. Con la llegada de Jorge Sampaoli para 2013, la Roja iría con todo por el atacante que podía ser nueve, segundo delantero, mediapunta o ir a las orillas. Hoy tiene 34 años.

Chile lo quiere hace mucho, pero él solo amaba a la albiceleste. Con ellos ganó el Mundial Sub 20 de Canadá 2007 y sumó algunos minutos en un amistoso adulto no oficial hasta Cataluña. Aún así, Zárate puede jugar por Chile. Su padre Sergio es calameño, así que el delantero es chileno desde antes de elegir jugar por Argentina en juveniles y luego un partido adulto no oficial. Eso la Fifa lo permite. Lo trata como un error de juventud. Se retracta de jugar por un país, y elige jugar por el otro, el que sí lo quiere. Desde 2012 a la fecha siempre ha sido seleccionable, contrario al caso de Julio Barroso, otro en boca de todos por esos años. También campeón del mundo Sub 20 con Argentina, en Holanda 2005, el Almirante no era chileno en ese momento. Luego se nacionalizaría por estadía, pero ese caso lo debía analizar la Fifa. Por esos años ya le había prohibido a Rubens Sambueza jugar por México, con los mismos antecedentes que Barroso. Desde 2020 ambos ya pueden actuar por el país que los acogió. Ya bordean los 40 años. El progreso siempre llega tarde.

En 2014, vísperas al Mundial de Brasil, y en 2015, rumbo a la Copa América de Chile, Sampaoli insistió por Mauro Zárate. El delantero había sido gran figura en Vélez Sarsfield, Birmingham y Lazio, pero ya en el Inter de Milán  su carrera decayó, alejándolo de la Albiceleste, que tenía delanteros para tener, guardar y repartir. Por esos días, entre el Inter, una segunda etapa en la Lazio, y un paso por el West Ham, le llegaron las ofertas desde Chile. La albiceleste, el amor de su vida, le hacía la desconocida, y Chile lo seguía buscando. Activó Plan B. Le dijo que lo pensaría a Sampaoli y el DT lo nominó.

Pero como toda relación tóxica, el delantero borró con el codo lo que escribió con la mano. En una entrevista en 2018 contó las razones de por qué no quiso ir con Chile a Brasil 2014. «Le dije a Sampaoli que estaba muy agradecido por su llamado y porque piense en mí para algo tan importante. Ahí sí que lo dudé un poco porque eran pocos días para jugar un Mundial», dijo el atacante. «Estuve dos días sin dormir y le dije que no me sentía contento, entonces eso quería decir que no quería ir», sentenció.

Sampaoli, que ya había conseguido el SÍ de Zárate, y luego tuvo que aceptar las disculpas, también se refirió al caso. «Creo que el medio chileno es muy nacionalista y que, a veces, se apodera de alguna noticia para tratar de ser mucho más sensacionalista que otra cosa. Incluso la noticia perjudicó la llegada Zárate, las opiniones, la discusión», sostuvo el nativo de Casilda. «Mauro no quiso exponerse a situaciones que lo pudieran perjudicar», al ver que muchos hinchas se oponían a su convocatoria. Otro de sus hermanos, Rolando, exdelantero de Vélez y el Real Madrid, había dicho por esos días que Mauro estaba muy ilusionado de jugar por la Roja.

Algunos futuros compañeros, como Eduardo Vargas, también opinaron. «Los jugadores no estamos contentos con eso, no necesitamos nacionalizar a otros para que vengan a rendir en nuestra selección», dijo fuerte. Aún así, Jorge Sampaoli volvió a confiar en Zárate para la Copa América 2015, pero el NO volvió a escucharse en el celular del DT. No había vuelta atrás. Sampaoli se conformaría con convencer a Pedro Pablo Hernández y Miiko Albornoz. Luego no podría con el suizo Francisco Rodríguez. Dos sí, dos no.

Zárate relanzaría su carrera en su regreso a Vélez Sarsfield en 2018. Su buena campaña en Liniers hizo que Boca Juniors se fijara en él, justo tras el recambio post Rusia 2018. Misión imposible, Mauro había dicho que en Argentina no jugaría en otro club que no fuera Vélez. Ahí apareció el comodín de la albiceleste, el gran amor del delantero. «Mauro me dijo que se iba a Boca porque le prometieron la selección argentina», dijo el presidente Sergio Rapisarda para explicar la partida del que era el último ídolo de Vélez Sarsfield y que hoy es uno de los más odiados. En el primer Boca–Vélez, Zárate fue abucheado. Para insultarlo le gritaban “Chileno”. La selección argentina nunca llegó.

Hoy Zárate vuelve a estar en la órbita del fútbol chileno. Claudio Borghi insiste en que está cerca de Colo Colo. Sin usar cupo de extranjero, puede ser segunda opción de Marcelo Moreno Martins, o alternativa para el puesto de delantero izquierdo que dejó Martín Rodríguez tras partir a Turquía. Zárate ya está muy lejos de la selección argentina, pero si llega a Chile, y rinde, va a sonar otra vez por la Roja. De que va a sonar, va a sonar, y los 34 años serán solo un dato de la causa a un año y tres meses del Mundial de Qatar. Chile por fin podría quedarse con ese Zárate que quiere desde la juventud. A esta altura, un galán maduro.

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