Siempre se dijo que para llegar a Colo Colo había que tener cartel, jerarquía y algo más que una buena campaña en un equipo menor, sobre todo cuando se habla de futbolistas foráneos. Sin embargo, en estos últimos 20 años han pasado jugadores de todo tipo y en las últimas temporadas han sido más los que han fracasado que los que han dejado huella.
Extraordinarios
Marcelo Espina: Costó un millón de dólares el ’95 y llegó siendo seleccionado argentino. Respondió de inmediato y se transformó en todo un caudillo. Calidad absoluta.
Emerson: Fue presentado a los periodistas en una cena como mesero y nadie lo reconoció. Al poco andar se transformó en uno de los mejores volantes centrales de la historia alba. Elegancia total.
Marcelo Barticciotto: Si bien llegó el ’88, volvió el ’96 tras un traumático paso por la UC. Su nivel volvió a ser el de siempre y su identificación con el Cacique terminó siendo total.
Lucas Barrios: Tenía que reemplazar a Suazo y cumplió con creces. Hasta el día de hoy es recordado y los hinchas sueñan con su pronta vuelta. Fue goleador del mundo.
José Daniel Morón: Dentro de los últimos 20 años sólo jugó en 1994, una de sus temporadas más bajas con la camiseta blanca junto con la del 93. Aún así, por haber ganado la Libertadores y ser uno de los ídolos máximos del club, merece estar entre los extraordinarios.
Buenos
Sebastián Cejas: Tenía en su currículum varios años en el Calcio y demostró en cancha toda esa experiencia. Fue subcampeón de la Sudamericana siendo figura.
Ezequiel Miralles: Le quitó el pentacampeonato al Cacique jugando en Everton, pero apenas llegó a Macul se transformó en uno de los goleadores del equipo. Siempre cumplió.
Emiliano Vecchio: Llegó como uno de los mejores volantes del medio y pese a un inicio dubitativo, poco a poco a comenzado a demostrar su calidad.
Julio Barroso: Le bastaron pocos partidos con la alba para transformarse en el actual patrón de la zaga. De seguir así, podría ser otro de los extraordinarios que han jugado en Macul.
Giovanni Hernández: Tenía la misión de reemplazar al Mati Fernández y eso no le pesó. Fue bicampeón, pero se fue tras un año por diferencias económicas. Hoy juega en Independiente Medellín.
Justo Villar: Desde el primer partido se transformó en el gran líder del equipo y es uno de los puntos más altos del actual Colo Colo. Ofrece seguridad absoluta bajo los tres palos.
Claudio Arbiza: Jugaba los torneos internacionales y el Rambo lo hacía en la liga local. Llegó con cartel de seleccionado charrúa y dejó muy buenos recuerdos.
Marco Etcheverry: Fue el fichaje estrella del ’93 y se mantuvo en el equipo hasta el 95. De no ser por una grave lesión, pudo transformarse en extraordinario. Muy talentoso.
Regulares
Cristián Muñoz: Tuvo grandes actuaciones, pero los hinchas aún recuerdan que se comió dos goles ante Everton en lo que pudo ser el penta. Igual dejó un buen recuerdo.
José Manuel Rey: Afirmó la zaga del último elenco albo que ganó un título y conformó una buena dupla con Seba Toro. Sin embargo, sólo estuvo seis meses. Juega en Lara de su país.
Renny Vega: Alternó buenas y malas debido a su arriesgada manera de jugar. Terminó siendo el suplente de Francisco Prieto y no le renovaron. Juega en Deportivo La Guaira de Venezuela.
Héctor Adomaitis: Había sido figura el 92. Volvió ocho años después cuando algunos creían que ya estaba retirado y volvió a destacar. Debió a volver a los seis meses a México ya que los albos no retuvieron su carta.
José Domingo Salcedo: Su garra fue capaz de esconder sus ripios técnicos, pero se esperaba más de un jugador que costó un millón de dólares. Hoy está en el club 3 de febrero de su país.
Macnelly Torres: Colo Colo pagó la estratosférica suma de US$ 2,2 y de acuerdo a eso su desempeño debió ser mejor. Dejó algunos buenos partidos, pero en el balance general, quedó en deuda. Ahora gana petrodólares en el Al Shabab.
Andrés González: Claudio Borghi le tenía confianza y jugó bastante en el equipo del 2006. Quisieron renovar el préstamo, pero no hubo acuerdo. Hoy está cesante.
Fernando de la Fuente: Dio la impresión que pudo dar algo más. Con Labruna tuvo grandes actuaciones, pero después se quedó y terminó como suplente. Está en Wanderers.
Gustavo Biscayzacú: Hizo varios goles importantes y respondió a su cartel de artillero, pero siempre se esperó algo más. Juega en El Tanque Sisley
Podrían no haber venido
Andrés Scotti: Tenía que ser el caudillo, líder y referente y pese a que siempre dio la cara en las crisis albas, dentro de la cancha quedó al debe. Hoy es capitán de Nacional.
Juan Castillo: Comenzó muy bien, pero entre errores y la poca ayuda de su última línea, terminó yéndose por la puerta de atrás.
Miguel Ángel Romero: Tuvo buenas campañas en Cobreloa, Everton y San Felipe, pero jamás se ganó la titularidad. No le bastó con parecerse a la Bruja Verón. Juega en Magallanes.
César Carranza: Era un buen jugador, pero su trayectoria sólo incluía equipos chicos de Argentina y eso se notó. Hizo uno que otro gol, pero se fue sin pena ni gloria.
Claudio Bieler: Llegó como el artillero de la B Nacional de Argentina, pero en Macul se le mojó la pólvora. Después se hizo ídolo de Liga de Quito.
Lucas Wilchez: Tuvo un buen inicio, pero después se terminó destacando más por su buen humor en las conferencias que por su buen nivel. Juega en Tigre.
Javier Cámpora: Hizo un gol en un Superclásico, pero para alguien de cierto cartel en Argentina, eso no es suficiente. Está en All Boys
Mauro Olivi: Llegó siendo uno de los mejores jugadores del medio, pero jamás se ha podido consolidar. Su gusto por la noche (y por Vale Roth) le ha jugado en contra y aún está en deuda.
Toninho: Fueron más las biblias que le regaló a sus rivales que los goles que hizo, aunque anotó varios. El 94 fue un mal año del Cacique, por lo que terminó yéndose. Terminó su carrera en el Blooming.
Marquinhos: Hizo 11 goles, pero se esperaba mucho más de él. Quizá lo perjudicó jugar en el equipo que dirigía su compatriota Nelsinho Baptista. Sólo estuvo un año.
Juan Guillermo Domínguez: Su inicio fue prometedor, pero poco a poco su nivel comenzó a bajar. No era factor ni defensivo ni ofensivo y terminó siendo uno de los cortados por Gustavo Benítez. Juega en Junior de Barranquilla.
Jonathan Walker: Fue un fichaje sorpresa, llegó desde la UC y alternó buenas y malas. Lo mejor fue su autocrítica tras comerse un gol. “La cagué” (en tono gringo), dijo frente a los medios. Sincero.
Rogelio Delgado: Había sido ídolo en la U, pero el 95 cruzó la vereda. Sólo jugó un partido y se hizo asistente del paraguayo Gustavo Benítez,
Javier Baena: Jugó harto, no calentó banca, fue campeón el 93 y se mantuvo hasta el 94. Sin embargo, la sombra del Chano Garrido lo opacó y se fue sin cumplir todo lo que se esperaba de él.
Marcelo Fracchia: La rompió en Deportes Temuco, pero terminó siendo de esos típicos jugadores a los que le pesa la camiseta. Sólo estuvo el año 94.
Cristián Bogado: Se esperaba mucho de él, pero jamás pudo ganarse una camiseta de titular. Fue campeón el 2009, pero eso no le bastó para mantenerse en el equipo. Hoy juega en Unión Comercio de Perú.
Juan Manuel Lucero: Buenas campañas en Coquimbo hicieron que llegara a Macul,pero pese a mostrar cosas interesantes, no se consolidó jamás y se fue tras un año.
Fiascos
Rodrigo Riquelme: Nadie sabe por qué llegó a usar la camiseta alba y después de verlo jugar esas dudas se acrecentaron. Lento como él solo. Hoy es caudillo de Palestino.
Francis Ferrero: Era amo y señor en Puerto Montt, lo que le valió su arribo a Macul. Sin embargo, su gran legado fue un gol a Flamengo en la Supercopa. No mucho más.
Mathías Cardacio: Treinta y tantos minutos en el Milan eran el gran hito de su carrera, pero con la alba ni siquiera pudo igualar esa marca. Jugó un amistoso y fue expulsado.
Fabián Benítez: Llegó como el hombre de confianza de Gustavo Benítez, pero no soportó la crisis alba y dijo que entraba “asustado” a la cancha. Después de eso no jugó más.
Juan Carlos Cisneros: Seguramente ni lo recuerda y eso dice todo. Usó la camiseta 11, aunque poco, porque casi no jugó. Sólo estuvo seis meses.
Fernando Gamboa: Tenía currículum de sobra para ser un caudillo, pero no rindió. Además estuvo en la época de la quiebra y para “pagarse” se llevó un juego de pesas del gimnasio.
Vicente Principiano: Llegó de Racing al Colo Colo en quiebra, pero la única portada que logró fue cuando chocó en una noche de juerga junto a Nicolás Tagliani. Se retiró jugando en Sacahispas de la cuarta categoría argentina.
Darío Cajaravilla: Llegó el 2004 como refuerzo y se fue tras doce meses como un fracaso total. Claro que “reencausó” su carrera y se transformó en ídolo de Aldosivi de Mar del Plata.
Germán Real: Hizo algún gol, pero su nivel terminó siendo paupérrimo y eso que no era muy difícil destacarse, ya que peleaba el puesto con el Tiburón Verón y con Carucha Fernández.
Marcelo Verón: De nueve tenía sólo el número de la camiseta y de la Bruja Verón, sólo la barba. Hizo dos goles y es uno de los primeros que se viene a la mente a la hora de hablar de delanteros nefastos.
Adrián Fernández: Su carisma y su capacidad teatral (lloró cuando hizo un gol) le sirvió para ganarse la simpatía de la hinchada alba. ¿En la cancha? Se perdió dos goles increíbles en un Superclásico y no mucho más.
Miguel Caneo: Venía de Boca para ser el 10 del Cacique, pero se lo pasó la mayor parte del tiempo lesionado o en la banca. Hoy es uno de los referentes de Quilmes.
Matías Quiroga: El Cacique tuvo que recurrir a la Fifa para lograr su habilitación, pero seguramente después se arrepintieron. Puso en duda eso de que “no hay zurdo malo”.
Claudio Graf: Tenía cierto recorrido en Argentina, pero con la alba no hizo nada.
Gino Clara: Cuando jugaba en Huracán sonaba en los grandes de Argentina. Su pase pertenecía a San Felipe y llegó de sorpresa al Monumental. Hizo poco y nada y se fue a hacer banca a Rangers en la B. Estuvo en Independiente, no jugó y hoy está en Villa San Carlos (B Nacional).
Agustín Alayes: En primera instancia se frustró su fichaje, pero un año después llegó. Dicen que aún no alcanza a Guachupé Jiménez. Ese fue el legado que dejó.
Miguel González: El Mágico fue un capricho de Basay, pero el ex delantero lo sacó a los 30 minutos de la primera fecha. Después de eso, desapareció por completo y sumó minutos sólo en el cuadro filial.
Horacio Cardozo: Alguna vez tuvo un rendimiento aceptable en Estudiantes, pero despuñes su carrera iba en descenso. Jugó poco y cuando lo hizo, lo hizo mal.
Facundo Coria: Empezó siendo titular, pero después Labruna prescindió de un 10. Pese a una buena trayectoria, su zurdita se vio poco y nada.
Javier Toledo: Fue una gran movida de su representante. En Rosario aún le prenden velas al Cacique por haberlo traído. Ahora Colo Colo hace lo mismo con Peñarol. Tronco, por decir lo menos.
John Crawley: Llegó el 90 desde Australia, fue cedido y regresó el 95. No pudo quitarle el puesto de segundo arquero a Alex Whiteley y ahí se dio cuenta que era mejor volver a su país.
Leandro: Llegó el 2005, mostró uno que otro arranque por la banda zurda, pero nada más. Está en el Juventude de Brasil.
Jorge Serna: Fue el Javier Toledo del 2005. Tronco, alto, pero sin cabezazo y sin gol. En su mejor momento sólo le alcanzaba para un lugar en la banca.
Carlos Salazar: Tuvo un inicio goleador, pero eso terminaría siendo casi una casualidad. No tenía trayectoria y al poco andar eso se notó. Hoy juega en la exigente liga panameña.
John Jairo Castillo: Similar a Caliche. Era delantero, pero no tenía gol. Lo que más se recuerda cuando se desplomó en la cancha jugando por Everton. Está en Honduras.
Miguel Ángel Acosta: Llegó de la mano del DT Gustavo Benítez, pero sólo duró seis meses. En alguna entrevista posterior dijo que su paso por Macul le había servido… “para hacer amigos”…
Daniel Sanabria: Llegó con cartel de seleccionado guaraní y mundialista en el 2002, pero poco de eso se vio en los pastos de Macul. Conoció mejor la clínica para tratarse lesiones que el camarín.
Celso Ayala: Había sido una mega estrella… pero cuando llegó a Macul ya era casi un ex jugador exitoso. Estaba cojo y pese a que el Bichi lo bancó, aguantó sólo seis meses.
Gilberto Velásquez: Su gran gracia era parecerse al Chano Garrido, pero sólo físicamente. La verdad es que no tenía ni el 0,00000001% de la calidad de Lizardo.
Edison Giménez: Lo apodaban el Matador Guaraní, por su parecido futbolístico a Marcelo Salas. ¿Se parecían? Sí, era zurdo y tenía el pelo largo…
Nelson Cabrera: Costó un millón de dólares. Un Millón! Y en el balance se puede decir que es uno de los zagueros más lentos y malos que ha pasado por Macul. Juega en Bolivar.
Osmar Molinas: Pese a un aceptable currículum, quedó marcado por el autogol en un Superclásico. Jugó poco y nada, pero hoy la rompe en Libertad de Paraguay.
Luis Barbat: Tenía que reemplazar a Morón, pero en uno de sus primeros partidos hizo un penal, le mostraron roja y el Rambo tapó el tiro. No apareció más.
Pablo Gaglianone: Era un volante de contención uruguayo que dejó poco y nada en su paso por el Monumental. Era el nuevo Emerson, pero sólo coincidía con él en que ambos usaron el número 5.
Hernán Rodrigo López: En Colo Colo mostró su versión menos goleadora el 2000 y sólo duró 12 meses. Después su carrera repuntó y llegó a ganar la Libertadores con Olimpia como figura. Está en Libertad.
Leo Ramos: Por nombre debió rendir, pero nada de eso pasó y dejó Colo Colo sin pena ni gloria. Hoy es DT de Danubio y lo sacó campeón el 2013.
Silvio Fernández: Una vez se perdió un gol abajo, pero abajo del arco y ante eso hay poco más que decir.
Damián Malrechauffe: Su apellido dio para apodos como Malrechazo, Malrefuerzo, etc… Casi no jugó y se fue por la puerta de atrás.
Nicolás Tagliani: Había hecho buenas campañas en Palestino y Cobreloa, pero fue despedido tras chocar ebrio con Vicente Principiano. Antes del accidente tampoco había hecho méritos para seguir.
Nicolás Lauría Calvo: Llegó el 97 y fue inscrito sólo en la Libertadores, pero ni siquiera en los duelos ante los venezolanos (cuando ganarles por goleada era fácil), agarró camiseta de titular.
Paulao: Había jugado en grandes de Brasil, en la selección y en el Benfica, pero las veces que jugó con la blanca lo hizo mal. En el resto estaba lesionado. Un verdadero desastre.
Rodrigo Báez: Llegó como figura de proyección en la era Levy, pero hoy sólo ve acción en la filial y en la sub 19. ¿Habrá que esperarlo?
Pius Daniels: Este nigeriano entrenó con el primer equipo, pero fue desechado por Nelsinho Baptista. Más encima, el representante que lo había traído al país lo dejó a la deriva en Santiago,sin ropa, sin comida y sin dinero.
Austin Hamlet: Otro nigeriano que se probó en el Cacique. Claro que él tuvo un poco más de fortuna que su compatriota. Jugó un amistoso y tras su pésimo nivel dijo que sus compañeros no le quisieron tocar la pelota.
Esteban Girado: Es colombiano, juega de arquero y no se sabe cómo llegó a Colo Colo. Labruna lo llevó a una pretemporada, fue a Temuco y hoy está sin club en su natal Medellín.
Javier Alonso: Fue presentado en la noche alba ’96 siendo casi un desconocido. Casi no jugó.