El Hijo del Viento (II): Juan Carlos Muñoz, el socio de Prosinecki

Era el 27 de enero de 1998 y Croatia Zagreb, hoy Dinamo Zagreb, acababa de ganarle 2-1 a La Serena en la Copa Ciudad de La Serena. La figura del partido, el puntero derecho Juan Carlos Muñoz, antes de intercambiar camiseta prefirió una foto con Robert Prosinecki, el croata que había jugado en Real Madrid, Barcelona y Sevilla, y que andaba repartiendo magia en los pastos de la Cuarta Región en un hexagonal que además tuvo a Ferencvaros de Hungría, el Legia Varsovia de Polonia, Colo Colo y el Hajduk Split de Croacia.

Muñoz ya se había destacado en 1997. Había tenido partidos memorables en el Torneo de Clausura haciendo dupla con el Potro Roberto Cerino, abastecido por Luis Ceballos, Raúl Aredes y Francisco Pinto, y dejando laterales y centrales destartalados por todos lados. A la Cuarta Región había llegado a mediados de 1997 luego de ser campeón con Rangers en el Apertura de la Primera B. En 1996 había sido uno de los refuerzos estrella del Everton de Jorge Castillo junto a Morón, Pizarro, Fracchia, De Luca, Ibáñez, Hoorman y Osvado Muñoz, su hermano, con el que compartó en Rangers 1997, Everton 1996 y antes Colchagua.

Es que en Colchagua fue donde comenzó a hacerse un nombre en el fútbol. Allá le apodaron el Hijo del Viento, una copia del original que era Franz Arancibia. En San Fernando casi sube a Primera A tras jugar la Liguilla de Promoción de 1994. No pudo ser, pero siguió despuntando en la B con su rapidez. Además tenía gol. Por eso se “coló” entre los refuerzos rimbombantes del Loco Castillo en 1996. Conocía la división como nadie.

Al final conoció la Primera A en La Serena a mitad de 1997, fecha en la que separó su carrera de la de su hermano Osvaldo. En la Cuarta Región fue figura en partidos televisados pese a jugar solo ocho encuentros de 15 y marcar tres goles. El de 1998 tenía que ser su año. Se mantenía una base importante del plantel y ya se conocía casi de memoria con Cerino.

Los planes de 1998 fueron mejor de lo esperado. Dicen que fue el propio Prosinecki el que pidió su contratación para la segunda parte del torneo croata 97-98. A punto de cumplir 29 años se comió la banda derecha frente al que sería su nuevo club justo en el semestre antes de Francia 1998. Jugaría en el equipo que seria la base para la selección que obtendría el tercer puesto en Francia 1998. 

Disputaría solo dos partidos oficiales, pero estaría durante seis meses con monstruos de talla mundial. En los entrenamientos debía enfrentar a Dario Simic, luego en el Inter y el Milan, y a Goran Juric, recio central de esa selección. El portero Ladic también era su compañero, lo mismo que los volantes Jurcic, Silvio Maric y Prosinecki, el que ensayaba con Muñoz los pases que luego le metería a Suker, Stanic y Vlaovic en el Mundial.

Tras Francia 1998 Juan Carlos Muñoz volvería a La Serena, de donde se haría casi referente, bajando en 1999 y quedándose en la B en el 2000. Le debía mucho a los papayeros, sobre todo esa Copa Ciudad de La Serena que le puso en el camino a Robert Prosinecki, el crack mundial que le dio el visto bueno a su contratación en el fútbol europeo. De Colchagua a Zagreb.