Néstor Isella fue un gran futbolista. Inspiró a muchos volantes de la UC, como Carvallo, Lepe, Parraguez y tantos más. Nunca fue un gran comentarista. Muchas veces caía en la obviedad y simplemente nos decía lo que pasaba en la cancha, sin segundas lecturas. En lo que todos estamos de acuerdo es que nunca fue un gran relator. Su competencia era Alberto Foullioux, así que nunca se notó mucho.
Sin ser un gran comentarista, ni mucho menos un gran relator, nunca tuvo el odio de nadie. Si hubieran existido las redes sociales, no lo hubieran hecho mierda, como hoy sucede desde Claudio Palma a Mauriziano. ¿La razón? Néstor Isella era un señor del fútbol. De esa clase de jugadores que pueden generar comentarios negativos cuando están dentro de la cancha: una mala cobertura, un mal pase, etc. Pero una vez fuera de ella se transforman en intocables. Ellos no lo piden, no lo dicen en las entrevistas, no presionan a nadie. Es su parada ante la vida, su forma de desenvolvarse. Da lo mismo si tuvo una niñez de rico o de pobre. El fútbol los forja. Muchos son señores en la cancha. Que lo diga Elías Figueroa o el amigo inseparable de Isella: Tito Foillioux.
Si Isella hubiera tenido Twitter, jamás le hubiera dicho «zorra» a los de Colo Colo o «madre» a los de la U. Atento Edu Vargas, Emiliano Vecchio, Johnny Herrera y Felipe Flores.
Mi papá me decía que Isella inventó una forma de patear penales. La que después usaron Mario Lepe y Toninho, el Biblíco. Isella se paraba frenta al balón, miraba al arquero, avanzaba lento, se paraba y luego disparaba. Fue su forma de ver los penales, el fútbol y la vida. Fue el primer argentino que comentó fútbol en Chile. Antes que Héctor Vega Onésime, director de la prestigiosa revista El Gráfico. Lo recuerdan en Argentina, lo respetan en River Plate, lo idolatran en la UC.
Néstor Isella, y también Alberto Fouillioux, son parte de nuestras vidas. Es cierto que se les salía lo cruzados cuando relataban, pero siempre era para criticar, nunca para adular, como los comentaritas/hinchas de la actualidad. Querían tanto a la UC, que la querian ver bien. Hoy ser comentarista o relator viene con las críticas incluidas. La mitad ama a Claudio Palma, la mitad odia a Claudio Palma. La mitad ama al Trovador, la mitad odia al Trovador. La mitad odia a Mauriziano y la otra mitad lo odia más todavía.
Néstor Isella es el mejor ejemplo para entender cómo evolucionó, o involucionó, la sociedad. Sin él en los medios deportivos se acabó la pausa. Temo ser categórico, pero no sé si el público de hoy premiaría a alguien que tuviera el ritmo de Isella. Lo insultarían, lo reventarían en Twitter y sería portada de LUN. A menos que fuera Néstor Isella.
Un buen momento para reflexionar entre talla y talla en las transmisiones, antes del pase al reportero de cancha payaso o el concurso de «de qué color es la camiseta de la U». Lo triste es que si hubiera que marcar «A» si quieren que vuelvan los «Néstor Isella» a pantalla, o «B» si sigan los payasos, ganaría «B» por goleada.
No importa Isella, la leyenda dice que con tu técnica pausada, jamás perdiste un penal. Eso lo llevó a la vida diaria.Perdón por tutearlo, Don Néstor Isella.