Después de siete años Chile volvía a jugar como local en unas Clasificatorias Mundialistas. Tras el empate 1-1 ante Brasil en el Estadio Nacional el 13 de agosto de 1989, que desembocaría en el triste Maracanazo del Cóndor Rojas, la Roja se medía ante Ecuador por la tercera fecha de las Clasificatorias a Francia 1998.
Ese sábado 6 de julio de 1996 la selección chilena enfrentaba a los ecuatorianos luego de quedar libre en la primera fecha y empatar 1-1 ante Venezuela en Barinas, lo que gatillaría la partida de Xavier Azkargorta del banco de la Roja.
La solución a la ida del Vasco era Nelson Acosta López, último con Unión Española en el Campeonato Nacional 1996, pero con un pasado cercano glorioso con los mismos hispanos. Dos Copa Chile (92 y 93) y Cuartos de Final de Copa Libertadores (94) agrandaban su historial. Además, el Pelao había quedado en buen pie con la ANFP tras aceptar dirigir un partido en 1993 ante España, cuando la selección no tenía DT tras la partida de Salah, donde llevó a Unión Española reforzada y sacó adelante un negocio de la Asociación de Fútbol. El partido de vuelta nunca se jugó.
La llegada de Acosta a la Roja fue una mini revolución. Sacó del equipo a Gabriel Mendoza, capitán de la Era Azkargorta cuando no estuvo Bam Bam, además de otros emblemáticos del proceso como Eduardo Vilches y Miguel Ramírez (volvió poco antes de Francia 1998). Además le quitó la titularidad a Fabián Estay, el 10 de la Roja en Venezuela, a quien le habían llegado todas las críticas de un mediático Eduardo Bonvallet, con rápida repercusión en la hinchada.
Ese 6 de julio de 1996 llovía, tronaba, granizaba, relampagueaba. Con Acosta se mantenía la dupla Za-Sa, pero aparecían Cristián Castañeda (quien después de muchos años le quitaba el puesto a Mendoza), Juan Carlos González, Marcelo Miranda, y el experimentado Víctor Hugo Castañeda de contención, para que la salida estuviera a cargo de Esteban Valencia y Marcelo Vega. El comodín azul Cristián Mora pasaría a estar en una primera línea de recambio, lo mismo que José Luis Sierra, pilar en la Unión Española de Acosta, pero olvidado en el proceso Azkargorta.
Con los relatos de Pedro Carcuro en TVN y Claudio Palma en La Red (sí, hace 25 años atrás), y ante 74 mil personas en el Estadio Nacional, la Roja comenzó ganando a los 25’ con golazo de Iván Zamorano. La lluvia, en época de impermeables amarillos, hacía que gran parte del público estuviera del color de la visita. Solo los paraguas negros opacaban el fluorescente. Había que taparse de la lluvia, pero también de los granizos que caían como piedra.
A los 62 minutos, cuando el partido se complicaba, Nelson Acosta dispuso el ingreso de Fabián Estay, quien debió hacer el calentamiento durante 18 minutos bajo las pifias del público. Claro, sin Mendoza, Vilches y Ramírez, el jugador del Toluca era uno de los rostros del proceso anterior, además de lidiar con una campaña por los medios, donde incluso lo llamaron “anti chileno” por su cercanía con México.. Con el partido aún más apretado, Acosta hizo ingresar al defensivo Cristián Mora por el mixto Víctor Hugo Castañeda. En la cancha las labores de creación serían para Estay y Vega.
Pero cuando quedaban solo 16 minutos (74’) el ídolo ecuatoriano Alex Aguinaga ponía el 1-1 con una tijera que vencía a Nelson Tapia. Tras el gol visitante, cada intervención de Fabián Estay era sinónimo de pifias. Afortunadamente eso duró poco, porque a los 77’ Marcelo Salas puso el 2-1 y el propio Fabián Estay pondría el 3-1 a los 84’, cuando José Luis Sierra ya había entrado por Vega. El Coto lanzó un córner y el Pelusa cabeceó adelantándose al fallecido meta Carlos Morales. La celebración nació del alma. Corte de manga bajo la lluvia, para el público en el Nacional, para otros en sus casas y para otros que relataban en vivo. A los 86’ Iván Zamorano haría su doblete y el 4-1 final.
Tras esa noche de paraguas felices vendría el desastre de Barranquilla con un 4-1 en contra. Ahí Acosta limpiaría a otros que venían del proceso del Vasco. El propio Estay, además del Murci Rojas no vendrían por un buen tiempo. En su lugar aparecerían otros que agradecían haber lesionado a Francescoli, o que sabían cómo jugar en la altura. Ahora sí era el proceso de Nelson Acosta, el que nació en un Chile-Ecuador.