Caso Rentería: A él lo queremos en Chile, a ustedes no…

erenteria_01

«Es que por si no fuera poca la cantidad de delincuentes y malnacidos que llegan a nuestros estadios, ahora tenemos que aguantar xenófobos. No, señores. ¡Eso sí que no lo queremos! Basta de que los imbéciles hagan y deshagan en nuestro fútbol»

 

 

Fue feo lo que pasó en Rancagua el otro día, cuando los hinchas de O’Higgins le empezaron a gritar «mono» y a hacer gestos del mismo animal al moreno delantero venezolano del cuadro nortino, Emilio Rentería.

Para algunos fue algo más del «folclor» del fútbol chileno, pero la verdad de las cosas esto es sólo parte del «fólclor» del subnormal mundo al que pertenece buena parte de los «hinchas» que llegan a una cancha de fútbol en Chile.

Dimos un espectáculo triste, penoso. Otra vez una noticia del fútbol chileno dio la vuelta al mundo por lo negativo y no por lo positivo. De todos los que dicen que esto es una más de las artimañas y «puteadas» clásicas de una hinchada contra un jugador rival, ¿cuántos se pusieron en el lugar de Rentería y su familia que vive en Venezuela?

El «tronqueli» perforador, que a todo esto enfrentará a la Roja en el duelo amistoso de esta semana, confesó en un diario nacional que su familia le pidió que se devolviera a su país. Pero él está estoico y no está ni ahí con devolverse ni menos victimarse. Sólo quiere justicia.

¿Y qué sería la justicia en este caso? De partida, que O’ Higgins, lamentablemente, pierda los tres puntos que ganó en cancha. ¿Por qué? ¿Eso sería injusto? Bueno, de una vez por todas los clubes tienen que pagar por los jugos que se mandan sus «hinchas». Y lo segundo, que los tipos que le gritaron «mono» a Rentería» no entren nunca más en su vida a un estadio. Porque no se lo merecen, porque ellos no son hinchas. Son el típico imbécil que va al estadio a hacer cualquier cosa, menos a disfrutar del fútbol.

Es que por si no fuera poca la cantidad de delincuentes y malnacidos que llegan a nuestros estadios, ahora tenemos que aguantar xenófobos. No, señores. ¡Eso sí que no lo queremos! Basta de que los imbéciles hagan y deshagan en nuestro fútbol.

¡Aguante, Rentería!